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" La primera experiencia", de Manuel Summers, lleva diez meses en censura

Ángel S. Harguindey

La historia de la censura cinematográfica puede resumirse en una sola frase: son más papistas que el Papa. La primera experiencia, última película de Manuel Summers, está prohibida desde el mes de mayo de 1976 -hace más de diez meses- por razones de índole religiosa. Lo curioso del asunto es que la Iglesia no se ha manifestado al respecto, ni tiene por qué hacerlo, y dos personalidades de su ámbito, un sacerdote y un profesor de ética del Instituto Universitario de Teología, consideran que la película es positiva.

«La película se presentó a censura en el mes de mayo del 76 -declaró a EL PAIS su director- Llevan diez meses sin prohibirla y sin aprobarla, es decir, en una situación absurda. Tuvimos de todo, hasta un careo con una comisión especial que está por encima de la junta de censura. En este tipo de reuniones, y en las entrevistas con el subdirector general de cinematografía, Marciano de la Fuente, me decían: «Si quitas estas escenas, la sacamos adelante». Lo hacía, pero tampoco la aprobaban. En septiembre me volvieron a pedir que quitara otras escenas; lo hice, pero como si nada. «Ahora no te preocupes, porque como todo avanza tan deprisa, vamos a sacar la cálificación de X para las películas de mayores de dieciocho años, y eso te favorece», me comentaron. Esperábamos la X como el maná.«Es que al ministro ya no le gusta la X», me volvieron a decir. Lo más curioso del asunto es que tampoco accedían a mi petición de que me la prohibieran. Ellos dicen que en unas determinadas secuencias se utiliza el sacramento de la confesión para incitar a la masturbación colectiva, pero a mí me parece, y no sólo a mí, sino también a Miret Magdalena y al padre Aradillas, que no, que no se trata de ninguna escena irreverente. La película habla de una historia de amor de un adolescente y comienza en su ambiente picaresco, como es el mundo de los niños en el que, no nos olvidemos, esos niños parten ya con una seria represión sexual, condicionada por la educación religiosa.» «La película la tenemos vendida ya, prácticamente, a todo el mundo. Quiero decir que estos retrasos nos perjudican mucho y que además ya no estoy dispuesto a cortar ni un plano más. »Enrique Miret Magdalena, vocal directivo del Instituto de Técnicas Sociales y profesor de Etica del Instituto Universitario de Teología, declaró, por escrito, sobre La primera experiencia, que: «He visto la película en sesión privada y analizado las escenas que se refieren a la posible relación entre el Sacramento de la Penitencia y la masturbación colectiva que realizan los adolesentes que intervienen en el filme.»

«Teniendo en cuenta que la calificación de la película es "exclusivamente para mayores de dieciocho años", entiendo que esa escena, en su aspecto religioso, no es probable que produzca una reacción negativa en un espectador prácticamente adulto, ya que en el ambiente de nuestra sociedad, en cambio, que está en contacto con publicaciones muy abiertas y con planteamientos religiosos de otros países, con problemáticas muy avanzadas, no chocará precisamente por su contexto religioso.»

«Hay que tener en cuenta -Concluye el señor Miret- que la sociedad española ha experimentado un proceso importante de cambio, y lo que hace pocos años, con el ambiente tan tradicional que nos envolvía, podía ser chocante, hoy ya no lo es, y todo motivo fundamental de escándalo o de calificación irrespetuosa ha sido prácticamente superado en este nuevo contexto social por la mayoría de los espectadores de edad adulta.» La censura cinematográfica española se descubre, paulatinamente pero con constancia, como uno de los reductos más conservadores del aparato administrativo franquista.

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