Tribuna:

La Universidad de las Fuerzas Armadas Alemanas, experiencia única en Occidente

Uno de los problemas clásicos de los cuerpos militares profesionales es la lucha entre dos conceptos: escala abierta o escala cerrada. En este conflicto se implican cosas como el mejoramiento profesional y la justicia. La escala abierta es la apertura a los ascensos por méritos; la escala cerrada es el ascenso con el escalafón en la mano. La primera alienta la competitividad y rejuvenece los cuadros, pero puede dar lugar (y en España dio) a abusos y favoritismos; la segunda da seguridad, pero puede conducir al adocenamiento.Las Fuerzas Armadas españolas practican la escala cerrada. Ahora bien,...

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Uno de los problemas clásicos de los cuerpos militares profesionales es la lucha entre dos conceptos: escala abierta o escala cerrada. En este conflicto se implican cosas como el mejoramiento profesional y la justicia. La escala abierta es la apertura a los ascensos por méritos; la escala cerrada es el ascenso con el escalafón en la mano. La primera alienta la competitividad y rejuvenece los cuadros, pero puede dar lugar (y en España dio) a abusos y favoritismos; la segunda da seguridad, pero puede conducir al adocenamiento.Las Fuerzas Armadas españolas practican la escala cerrada. Ahora bien, se empieza a criticar la escala cerrada entre la propia oficialidad; pero se tiene miedo a la escala abierta, porque podría dar lugar a cacicadas políticas y profesionales.

Satisfacción profesional

De momento, bajo el foco se halla la escala cerrada aunque se adapta bien a las necesidades de la Hacienda, y es la más apta para permitir la satisfacción profesional de gran parte de la oficialidad: llegar a coronel, sin embargo,«conduce a un envejecimiento y permanencia anormales, para el eficaz ejercicio de las funciones correspondientes, a causa de una pobre dinámica», como escribe un estudioso del tema (capitán de Infantería Antonio Torrecillas). Se puede ser doctor ingeniero y diplomado de Estado Mayor, y continuar de comandante a los 45 años.

En los ejércitos europeos, el grado de comandante se alcanza hacia los 34-35 años. La importancia de este tema para una defensa moderna es evidente.

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El oficial mencionado aboga por un sistema de «valoración continuada». Esta es la misma idea que la Bundeswehr dice aplicar para la selección y promoción de sus oficiales: «un examen prolongado», para usar la expresión utilizada en una visita a la Universidad de las Fuerzas Armadas Alemanas en Hamburgo, por el director del personal militar de la misma, capitán de fragata F. K. Ploetz.

Las universidades de la Bundeswehr son instituciones únicas en el mundo occidental. Existe una en Hamburgo y otra en Munich. La experiencia tiene tres años. Es parte del plan de reformas militares estudiadas en su día por Helmut Schmidt, primero cuando estaba en la oposición y después cuando fue ministro de Defensa. Las universidades sustituyen a las academias militares clásicas, que no existen en Alemania. El aspirante que quiera tener una carrera militar de más de doce años debe pasar por la universidad. El que se contente con menos de doce años debe seguir cursos y entrenamientos menos rigurosos.

Las dos universidades de las Fuerzas Armadas imparten enseñanzas cuyo plan de estudio está aprobado y controlado por el Senado de Hamburgo y el de Baviera. Los profesores son seleccionados por los Senados. Allí se puede estudiar ingeniería mecánica y eléctrica, ciencias políticas y económicas, y ciencias de la educación. La carrera dura tres años.

Mil setecientos estudiantes viven y estudian en cada universidad. La de Hamburgo es un espléndido conjunto ultramoderno de edificios y zonas residenciales. Tres cuartos de los estudiantes son soldados, que a los veintiuno o veintidós años han terminado sus quince meses de servicio militar. Llegan como suboficiales y salen de alféreces, con su título académico bajo el brazo.

Una de las ideas detrás de este esquema es ofrecer al joven oficial una salida civil si, a causa del «examen prolongado» y las necesidades reales, debe dejar las Fuerzas Armadas. El sistema es tan popular que por cada plaza se presentan cuatro aspirantes.Convivencia

Otra idea inspiradora de este sistema es poner juntos, desde el principio, a los futuros oficiales de los tres servicios. Antes, este primer encuentro se efectuaba hacia los treinta años, en el grado de capitán. Ahora, marinos, aviadores y soldados conviven y estudian. «La interrelación de los armamentos, y de los problemas político-militares, hace necesario que unos y otros se conozcan. Hoy no es posible hacer diferentes tipos de guerra», me dice el capitán Ploetz.

Siete años de servicio en unidades siguen a estos estudios. Después, toda promoción ulterior está controlada por la academia de mandos de la Bundeswehr, situada también en Hamburgo, e igualmente integrada por los tres ejércitos. ¿Un sistema mejor o peor que otros? No es éste el lugar para responder. Pero es, en todo caso, un modelo que está ahí.

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