Sin madurar

Desde la perspectiva de un pequeño pueblo de Cuenca sin relaciones con la política ni con políticos de uno u otro signo, sino simplemente como mero espectador de la actualidad política de nuestro país y quizá de la sociedad española, no tengo más remedio que decir, que después de cuarenta años de «caudillaje», o quizá por eso mismo, no hemos conseguido madurar.Como usted sabe, señor director, el carácter, la personalidad y, en definitiva, la madurez, se adquieren o se forjan en la cotidiana recuperación de los mil y un problemas que diariamente la vida nos presenta. El saber superar esas dificultades y el luchar por superarlas, sin desquiciarlas, es la base para una buena madurez y una excelente convivencia.

Todos los días el periódico nos trae alguna reacción visceral, infantil, de falta de madurez de ningún preboste ante la crítica y no ligamos nada a nivel de español medio.

Yo creo, y es una opinión muy personal, que la «oposición», o lo que actualmente llamamos oposición, porque ahora mismo, sin Gobierno representativo, «oposición» somos todos; como digo, la «oposición» está muchísimo más preparada, más madura para dialogar, dirigir y gobernar el país. Son personas forjadas día a día en la adversidad, con un carácter y una personalidad propios, y una madurez, que es muy difícil de conseguir en los que siempre han sido los niños mimados del régimen, los números 1 de sus profesiones.

Esas personas que han sido encarceladas, vejadas, exiliadas y que sin embargo vuelven a su país con fe, con pasión, con enorme patriotismo, nos dan un ejemplo digno de todo encomio.

¿Y qué decir, por el contrario, de aquellos otros que ante la simple insinuación de un recorte en una pensión, no tienen más argumento que el insulto?

España, señor director, caminará hacia la democracia más o menos deprisa o se estancará, según el grado de madurez de sus dirigentes y en definitiva de toda la población.