_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El desarollo de López Rodó

DURANTE SU estancia en Argentina, el ex ministro López Rodó ha hecho unas declaraciones interesantes:«El Gobierno que se constituyó después del asesinato del almirante Carrero, en diciembre de 1973, abandonó los planes de desarrollo y la política económica dejó de obedecer a criterios de previsión y racionalidad. » Y añade: «No basta con una política coyuntural: hay que acometer las indispensables reformas estructurales. »Otros medios informativos han recogido unas declaraciones de nuestro antiguo planificador, que habrá que dar por ciertas mientras no sean rectificadas. Según éstas, la crisis economica española es tan grave que difícilmente podrá el país hacer frente a sus compromisos de pagos exteriores en breve plazo.

No es verosímil pensar que un político, que ha tenido responsabilidades de Estado durante años, pueda cometer ligerezas verbales de este porte, cuando se habla en un país cliente de España y ante un auditorio extranjero. Por eso esperamos la rectificación del ex ministro y nos limitamos hoy a comentar sus primeras afirmaciones: éstas si tienen visos de autenticidad.

El señor López Rodó cree que hay que transformar unas estructuras que él no se atrevió a rozar cuando fue comisario y ministro del Plan durante once años (1962-1973). Su afán transformador resulta ahora con tradictorio y puede dar lugar a que alguien le recuerde que ya tuvo su oportunidad para acometer los cambios hoy añorados. El ex ministro aboga por la previsión y la racionalidad. Y, sin embargo, el hecho es que ninguno de los tres Planes se cumplieron. Faltó, no ya la racionalidad, sino la planificación propiamente dicha. El sector privado ignoró en su mayor parte las consignas. Pero el sector público -y esto es más grave- tampoco siguió las instrucciones, aunque fueran vinculantes. Por eso, muchos teóricos y empresarios coinciden en señalar que los Planes de Desarrollo de Laureano López Rodó eran simples operaciones de arbitrismo realizadas al amparo de la expansión europea. La economía de Occidente vivió en los sesenta una década tan pujante que España registró un gran progreso, aun a pesar de los Planes de Desarrollo. El señor López Rodó entendió la planificación como una ósmosis entre los intereses públicos y privados; ello produjo la burocratización de la economía nacional y una peligrosa falta de flexibilidad. En rigor, no se abordó una sola de las reformas estructurales que el país necesitaba. Y así, los tres Planes de Desarrollo se saldaron con un formidable déficit de Educación y de Sanidad, con el hundimiento del sector agrario y un gran vacío de equipamiento social que todavía padecen, diariamente, los españoles. Una parte importante de nuestros males económicos actuales tiene precisamente su origen en la imprevisión y la irracionalidad de los equipos que dirigió silenciosamente desde Castellana, 3.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En estas circunstancias, resulta problemático dar lec ciones o jugar al catastrofismo. Por que hay quien piensa que si el señor López Rodó se hubiera dedicado en las dos últimas décadas a su profesión, que es la enseñanza del Derecho Administrativo, sus alumnos hubieran podido beneficiarse de ello y, quizá, la economía española también. Hoy por hoy, sería mejor que el ex ministro se abstuviera de dar lecciones a los Gobiernos -ora argentino, ora español-, explicara su conducta de gobernante y defendiera las causas de la economía española cuando viaja al exterior.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_