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Desciende la tasa real de crecimiento de las rentas salariales

La estimación provisional del cuadro macroeconómico del año 1975, realizada en febrero del presente, año por el Instituto Nacional de Estadística, permite considerar el pasado año como el de más fuerte depresión sufrida por la economía española desde el Plan de Estabilización.

Según el informe, «La Renta Nacional en 1975 y su, distribución», los factores que condicionan tal afirmación son los siguientes: depresión de la producción industrial (-2,1 por 100), ligero crecimiento (0,8 por 100) del PIB al coste de los factores, un alto desempleo (4,7, por 100 de la población activa en el último trimestre de 1975), fuerte déficit por cuenta corriente (3.477 millones de dólares), y al contrario de lo ocurrido en las pasadas recesiones, la actual se presenta acompañada de un fuerte crecimiento de los precios (16,8 por 100 para el deflactor del PIB), que duplica ampliamente la tasa media de los últimos diez años y supera en casi dos puntos al crecimiento del pasado año.Tras señalar que el modesto ritmo de inflación de la economía española sólo es superado por Japón, Grecia y Noruega, y que, como contrapartida, la tasa de inflación de nuestro país sólo es superada por Irlanda, Gran Bretaña, Italia, y Finlandia, el informe pone de manifiesto que tales descensos de la producción y los consiguientes niveles de paro, que han caracterizado la evolución económica de gran parte de los países occidentales desarrollados, responden de modo inmediato a la cuestión, repetidamente planteada en los últimos años, relativa a la crisis del concepto tradicional del ciclo económico. En efecto, frente a las recesiones ocurridas desde la segunda guerra mundial, la crisis de 1974-1975 ha enfrentado a las economías occidentales con el hecho de una depresión generalizada y niveles de paro desconocidos hasta ahora.

El hecho -dice el informe- cobra especial relevancia en España, con una economía incapaz, crónicamente, de proporcionar empleo a toda la población activa potencial y en donde la política imperante no ha instrumentado tales mecanismos anticíclicos. Así se ha visto que una vacilación en los puntos de apoyo exógenos (turismo y emigración) inducida por una crisis en el exterior, coincidente con una recesión interna autónoma, introduce a la economía española en un proceso depresivo en el que ni el consumo privado ni el gasto público, pese a ser los renglones más estables del gasto, juegan el necesario papel estabilizador. Ello es así, entre otras razones, por la inexistencia de un sistema fiscal insuficiente, flexible, y progresivo, y por lo limitado y exiguo del seguro de desempleo existente, que apenas se extiende a la tercera parte de los parados.

Analizando los componentes de la demanda, se observa que es el consumo quien, a pesar de una desaceleración a lo largo de 1975, ha sostenido fundamentalmente el modesto ritmo de crecimiento de la actividad económica: Con un crecimiento de los recursos corrientes de las familias del 18,8 por 100 (cuyo componente principal, la remuneración de los asalariados, ha crecido un 21,5 por 100) y con un descenso en la proporción del ahorro sobre la renta, el consumo privado creció, en términos monetarios, un 19,4 por 100, que con un deflactor de precios al consumo del 17 por 100, dio lugar a una tasa de crecimiento real del orden del 2 por 100, la más baja de los últimos quince años

Los componentes más dinámicos de la producción, en 1975, han sido las actividades agrarias y de servicios. La rama agraria y pesquera creció en un 1,5 por 100, tasa inferior a la media del período 1970-1974, mientras que la rama de servicios lo hizo en un 3 por 100. La rama industrial sufre una caída del 2,3 por 100, siendo el año pasado el peor año industrial de los que se dispone información, en términos de Contabilidad Nacional.

Sobre la situación del paro, el informe dedica un más detallado estudio que en años anteriores debido a que constituye uno de los problemas más importantes de la economía española. En el segundo trimestre de 1976 el paro presentó un 4,7 por 100, a los que hay que añadir, un 0,8 por 100 de temporeros sin trabajo. El informe señala que es previsible que las fuertes tasas de paro seguirán, a corto y medio plazo.

Tras analizar el problema de precios, sector exterior y política económica seguida por España, el informe sobre la Renta Nacional pone de relieve que las perspectivas de la economía española para 1976 en términos de contabilidad nacional son: crecimiento real del PIB a precios de mercado, a niveles del 2 por 100, como resultado de un crecimiento real, del consumo privado del mismo orden que en 1975, de la exportación de bienes y servicios alrededor del 8 por 100 y de las importaciones de un 2 a un 3 por 100.

En una segunda parte, el informe se refiere a la distribución de la renta. En este sentido se presenta la evolución de la participación de la remuneración de los asalariados en la renta nacional en el período 1970-1975, observándose que la distribución funcional de la renta ha mejorado en los años considerados, pasando la participación de la remuneración de los asalariados en la renta nacional neta al coste de los factores de ser un 57,2 por 100 en 1970, a un 63,9 por 100 en 1975, pero siendo este nivel aún inferior a los de la mayoría de los países de Europa Occidental.

La remuneración de los asalariados, en términos de contabilidad nacional, creció en 1975 un 21,5 por 100 respecto al año anterior, ligeramente inferior a la tasa obtenida en 1974 en relación a 1973, y dado que el deflactor de consumo alcanzó un 17 por 100 en 1975, la tasa real del crecimiento de las rentas salariales se ha situado en un 3,8 por 100, inferior a la de 1974.

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