Seis hombres armados participaron en los sucesos de Santurce

La familia de Begoña Menchaca, muerta el pasado viernes en Santurce en el transcurso de una manifestación, estudia la posibilidad de presentar una querella criminal por secuestro de cadáver, ya que el marido de la fallecida no había concedido autorización para trasladarla al cementerio.

Acerca de la aplicación de las normas de sanidad mortuoria, que obligaron a anticipar su inhumación, los familiares estiman que el asunto pudiera ser objeto de otra querella contra sanidad, debido a que el entierro podía haberse retrasado hasta después del funeral en el caso de que se hubiera aplicado a ...

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La familia de Begoña Menchaca, muerta el pasado viernes en Santurce en el transcurso de una manifestación, estudia la posibilidad de presentar una querella criminal por secuestro de cadáver, ya que el marido de la fallecida no había concedido autorización para trasladarla al cementerio.

Acerca de la aplicación de las normas de sanidad mortuoria, que obligaron a anticipar su inhumación, los familiares estiman que el asunto pudiera ser objeto de otra querella contra sanidad, debido a que el entierro podía haberse retrasado hasta después del funeral en el caso de que se hubiera aplicado a la víctima una inyección para la que su marido había concedido el correspondiente permiso.Estas son las dos acciones judiciales que pueden emprender de forma inmediata en relación con los incidentes ocurridos hace una semana en Santurce. Acerca del desarrollo de los hechos, las asociaciones de vecinos de esta localidad vizcaína han constituido una comisión investigadora que elaborará un completo informe del que podría desprenderse la presentación de nuevas querellas. De momento, esta comisión ha hecho público un informe sobre los sucesos. El relato de los testigos consultados permite completar los incidentes de la siguiente forma, siempre según la asociación de vecinos:

Cuando la manifestación pro-amnistía que tuvo lugar el viernes último, pasadas las nueve de la noche, se encontraba a la altura del restaurante Sotavento, tres jeeps de la Guardia Civil subieron por la calle Capitán Mendizábal a gran velocidad, obligando a la gente a echarse hacia las aceras.

Uno de los manifestantes entró en la heladería Sierra, para esconder una bandera vasca. Detrás de él, otro hombre vestido de pescador le pidió la bandera y, al tiempo que se la entregaba, le propinó un golpe. Un segundo desconocido, que vestía una camisa de color beige claro le encañonó con una pistola y, entre los dos, sacaron al que llevaba la bandera. A la salida del local, una tercera persona le golpeó en la cara.

De esta forma fue conducido hasta uno de los jeeps de la Guardia Civil, junto con otro joven que se encontraba en el mostrador de la heladería. Mientras el jeep salía, calle Mendizábal arriba, los que detuvieron al que llevaba la bandera fueron identificados por los manifestantes. Un grupo de éstos les insultó y se dirigió hacia ellos.

En este momento comenzaron los disparos. Uno de los recriminados que vestía camisa y pantalón marrones fue el que hirió mortalmente a Begoña Menchaca -según dice el informe de los vecinos-. Este incidente se desarrolló frente a los establecimientos Sierra y Oslo.

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Cuando cayó muerta Begoña Menchaca, la sorpresa y la indignación se confundieron. A consecuencia de ello empezaron las primeras carreras y persecuciones contra aquellas personas a las que se había visto utilizar armas. El total de individuos, vestidos de paisano, que dispararon rebasa el número que se daba en la nota de la Dirección General de Coordinación Informativa. Numerosos testigos afirman haber visto hasta seis personas que participaron en los incidentes: los tres que detuvieron a los dos jóvenes, en la heladería Sierra, uno de los cuales se asegura taxativamente que utilizó una pistola; una cuarta persona que disparó contra Begoña Menchaca; un quinto individuo que vestía pantalón marrón claro y camisa rosa, que disparó contra las personas que se resguardaban detrás de unos coches, cerca del muro del colegio de la Misericordia, y, por último, se afirma que otro que parece identificado fue visto con una pistola a la altura del comercio Cortedís, a pocos metros de donde se produjeron los hechos.

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