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Reportaje:

La búsqueda de "Nessie" ha comenzado

Con la tarde llegó la calma al valle, la niebla matinal desapareció detrás de las verdes colinas el viento y el lago se calmaron. Las oscuras aguas estaban inmóviles, reflejando las altas colinas, las nubes grises y -quién sabe- la imaginación de los que habían venido en busca del monstruo de Loch Ness.La hora era perfecta -el miércoles por la tarde- para que la expedición de la Academia de Ciencias Aplicadas y del New York Times empezara con las primeras investigaciones.

Los expedicionarios habían pasado la mañana desempaquetando e inspeccionado cerca de una tonelada de equipo -cámaras, aparatos sonar, transformadores y pilas, cables y diversos equipos electrónicos- Todo esto había sido enviado por avión desde Boston a Prestwick y desde allí en camión; afortunadamente todo había llegado intacto.

Esta es la investigación tecnológicamente más sofisticada emprendida hasta la fecha en busca de los supuestos seres que habitan el lago escocés. El plan es buscar con sonar, restos de esqueletos y sacar fotografías submarinas de alta sensibilidad, del monstruo, no para capturarlo o dañarlo en modo alguno, sino para poder identificarlo.

La investigación se emprendió sin ninguna ceremonia ni solemnidad; el doctor Harold E. Edgerton con tres personas del grupo, en un bote de remos de unos tres metros de largo, provisto de un fuera-borda, hicieron una pequeña exploración con el sonar en la bahía Hrquhart, no sólo para probar el equipo, sino también, para familiarizarse con la topografía del fondo del lago.

Edgerton, a los 73 años, tiene la energía de un hombre de treinta. Es profesor en el InstitutoTecnológico de Massachusetts, miembro de la Academia de Ciencias y ha ganado numerosos premios por su trabajo en el campo de fotografía técnica. Su invención del «stroboscope» en 1931 ha sido la base de la actual fotografía con stroboflash; ha hecho posible la fotografía submarina a velocidad ultrarrápida.

Sus compañeros le llaman Docy. Es una persona alegre y amena, siempre dispuesta a contar anécdotas sobre sus experiencias alrededor del mundo con el suave acento de Nebraska. Cuando vio a unos niños cerca del muelle, Doc Edgertón se acercó y les dio una postal en color de una manzana atravesada por una bala. La fotografía fue tomada por él para demostrar las posibilidades de su técnica fotográfica con velocidad ultrarrápida: «Así es cómo hacemos, compota, de manzana, en América», les dijo. a los niños sonriendo.

Una vez en el bote, Edgerton estuvo vigilando el «reconocedor oceanográfico». Este instrumento es del tamaño de una maleta grande y recoge las señales reflejadas por el sonar en un rollo de papel especial. Las señales tomadas mostraron la profundidad bajo el bote.

En espera de los monstruos

Cuando llegaron a la boya naranja que marca el lugar a investigar por los expedicionarios, el instrumento marcaba una profundidad de veinte metros aproximadamente. Las cámaras, en su momento y lugar apropiado, se bajarán a una profundidad de doce metros; el lugar exacto está a unos cien metros de la costa de la bahía de Urquhart, donde se supone que los enormes monstruos. se alimentan de salmones.

El doctor Christopher Mcgowan, zoólogo de el «Royal Ontario Museum» de Toronto, vigila sobre el hombro de Edgerton las señales del sonar. El es quien buscará restos de esqueletos usando tambien un sonar. Al alejarse el bote de la costa aproximándose al centro del lago, la profundidad se incrementó bruscamente, pasando de 20 metros a 33 y posteriormente a 230. El lago Ness es el más grande de las islas británicas; tiene 23 millas de largo, más de una milla de ancho y en algunos sitios tiene más de 300 metros del profundidad.

El fondo del lago es muy accidentado, se cree que como consecuencia de una grieta formada en la superficie de la tierra, la cual también originó el valle adyacente. Este tiene unos 150 kilómetros de longitud y bordea tierras altas y montañas escocesas.

Al llegar las señales del sonar con poca claridad, el doctor Edgerton lo atribuyó a la vibración del motor. Jeffrey Thomason -graduado en Zoología por la Universidad de Cambridge- paró el motor.

Mi tarea era menos técnica que la de Edgerton y más descansada que la de Thomason; sentado y a veces arrodillado en la proa del bote, me encargaba de mantener tirantes los cables del sonar, el cual se hallaba suspendido un metro bajo el agua. El instrumento estaba dentro de dos contenedores en forma de campana cubiertos de goma dentro de un marco de madera, mandando y recibiendo señales que eran recogidas por Edgerton. «Cada vez que salgo con ésto -dijo Edgerton- me siento un Colón o un Magallanes; estos datos son importantes, nuevos, me dicen cómo es el fondo del lago Ness exactamente.»

Más adelante, se harán reconocimientos más a fondo con eI sonar, usando botes más grandes en los cuales el ruido del motor no será problema. Martín Klein, procedente de Salem (New Hampshire), experto en sonar, llegará la próxima semana.

El jefe de la expedición, Robert H. Rines, y Charles W. Wyckoff, instalaron cables desde el muelle a la boya para proveer de electricidad a las cámaras submarinas y a los focos y para poder establecer una conexión entre las cámaras de televisión submarinas y la estación monitora en la costa. De esta manera los expedicionarios esperan poder reconocer, durante veinticuatro horas seguidas, el fondo de la bahía de Urquhart.

Investigación de día y de noche

En esta época del año no oscurece hasta media noche, y a las tres de la mañana ya comienza a haber luz, por lo tanto a las nueve de la noche, todavía con el sol brillando, se emprendió de nuevo el trabajo después de un breve descanso. Rines y Wyckoff señalaron el sitio exacto donde se iba a investigar, llevando una cámara lenta de 16 milímetros con una potente luz de 100 watios, metida en unos cilindros de plástico de unos 60 centímetros de largo, adaptados a un marco de acero; la luz se colocó encima de la cámara.

Este sistema, creado por Edgerton, servirá para explorar el fondo de la bahía durante toda la noche. Esta cámara, es la misma que en 1972 y 1975 tomó fotografía de un ser vivo y en movimiento en la misma parte del lago Ness. El estudio de estas fotos motivó la organización de esta expedición.

Cuando Wyckoff volvió el jueves por la mañana, la cámara había tomado 2.000 fotografías en color, una cada quince segundos, con la ayuda de potentes focos.

La opacidad del lago es tal, que a 12 metros de profundidad es necesario utilizar luz artificial para poder obtener fotografías. Los negativos no serán revelados hasta que transcurran varios días; solamente entonces se sabrá si se ha podido captar al ser que habita en el lago.

Rines manifestó que las detecciones finales se llevarán a cabo a partir de la próxima semana.

La búsqueda de una leyenda

La leyenda del profundo y bello lago Ness ha conseguido que se formara esta expedición para averiguar la verdad, acerca del ente o quizá llegue a ser una anécdota más de la tierras altas. Se espera obtener fotografías claras del fenómeno, sea éste animal, vegetal o de cualquier otra clase, para ser identificado definitiva y científicamente,

La construcción de la carretera facilitó a los curiosos el acceso al lago; más personas pudieron observar más de cerca y durante más tiempo la aparición del monstruo. En 1933 George Spicer, acompañado de su mujer, conducía por la nueva carretera, cuando Vieron «una cosa espantosa, un ser con un cuello más grueso que la trompa de un elefante, con una cabeza disminuida, un cuerpo enorme con cuatro pies o aletas», y que medía unos tres metros». Observaron horrorizados que el monstruo llevaba en la boca un animal más pequeño.

Diversas personas han declarado haber visto «un animal de gran tamaño con una cabeza muy pequeña» alrededor del lago. El editor del Inverness courier decidió que «no podemos seguir llamándole a esto, un ser extraño; si en realidad tiene el tamaño descrito es un monstruo».

En 1934 fue visto varias veces; causaron sensación las fotografías tomadas por Kenneth Wilson, médico londinense, cuando viajando por las cercanías del lago vio «la cabeza de un animal extraño saliendo del agua». Una de las fotografías obtenidas con teleobjetivo mostraban un cuello largo. y arqueado surgiendo del lago.

Después de una etapa en la que el monstruo fue olvidado -durante la segunda guerra mundial-, el interés por la búsqueda del ser en el lago revivió. En 1955 se obtuvo una fotografía que mostraba dos bultos de «algo» sumergido en el agua. Por el tamaño se calculó que podía medir unos 16 metros.

Este es el séptimo intento que hace el doctor Hines, jefe de la expedición, el cual está «fascinado» por el misterio desde 1970.

La actitud hacia el misterio del lago Ness, cambió cautelosamente al conocerse algunas fotografías tomadas por grupos dirigidos por el doctor Hines. Estas fotos muestran lo que podría ser una aleta en forma de rombo, una cabeza y cuerpo. Algunos científicos, hasta entonces escépticos, aceptaron que podría haber algo más que leyenda en el lago Ness.

El doctor Rines, junto con Sir Peter Scott, director del instituto Mundial de Vida Salvaje y rector de la Universidad de Birmingham, decidieron darle al monstruo un nombre más científico y más digno: Nessiteras Rhomboptervx, (nessiters es una combinación del nombre del lago y del vocablo griego teras que significa maravilla; rhobopteryx, combina la forma rombóide con ptery que significa aleta o ala).

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