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Vuelve la Copa, el trofeo de las ilusiones

El torneo regresa con 56 partidos entre martes y jueves y nuevas historias de modestos que se miden a equipos de Primera o pisan ilustres escenarios

Los jugadores del Panadería Pulido, rival de la Real en Copa, celebran el ascenso a la Segunda RFEF, el 6 de junio.
Los jugadores del Panadería Pulido, rival de la Real en Copa, celebran el ascenso a la Segunda RFEF, el 6 de junio.

Serán 56 eliminatorias a partido único, distribuidas en tres días, entre martes y jueves, y que involucran a 21 equipos de Segunda División y a 16 de la máxima categoría. Apenas Real Madrid, Barcelona, Atlético y Athletic, como participantes en la próxima Supercopa, quedan exentos de la primera eliminatoria de la Copa del Rey, el gran escaparate que desde que hace dos años se alteró el formato reivindica al fútbol modesto al cruzar equipos que juegan en Regional Preferente con los de Primera División y que suscita el debate sobre si debe respetarse el derecho de los pequeños a jugar en su casa para permitirles buscar con todas sus armas la épica o forzar a que prevalezcan las exigencias federativas y televisivas.

Por ahora gana la segunda opción. “Realmente lo que nos pedían es un campo nuevo”, lamenta Saúl Pereira, presidente del Villa de Fortuna, el tercer clasificado de la Preferente murciana, que el jueves recibe al Cádiz, que juega cinco categorías por encima. Le recibirán en La Nueva Condomina, a 30 kilómetros de distancia de unos seguidores que se desplazarán en masa hasta la capital, pero se diluirá en la inmensidad de un estadio que aún yendo todo el pueblo apenas cubriría un tercio del aforo.

“Se trata de la televisión, de instalar una carpa para la prensa, las luces, el sonido, gestionar las entradas y la seguridad, aprovechar para vender rifas y lotería. No vivimos de esto y estamos aprendiendo a cada momento”, reflexiona Francisco Andray, presidente de un club polideportivo radicado en Segovia, con cuarenta años de trayectoria y una denominación singular: Unami, acrónimo de Unión de Amigos. Este martes recibe al Alavés en La Albuera, el campo segoviano que comparte con la Gimnástica y en el que ayuntamiento tuvo que gastarse de urgencia unos 10.000 euros para garantizar una iluminación que permita una decente retransmisión televisiva. La ocasión lo merecía. Segovia es esta semana la capital de la Copa del Rey porque 24 horas después de que el Unami salte al césped a jugar, la Gimnástica, que la pasada campaña se ganó plaza en Segunda RFEF, recibirá al Mallorca. Por su parte, el Panadería Pulido San Mateo grancanario, que este domingo logró su primera victoria en Segunda RFEF (al imponerse por 1-2 al Antequera en el tiempo añadido, en la 13ª jornada liguera del grupo 4), se mide a la Real Sociedad el miércoles en el Estadio de Gran Canaria.

Los montajes se suceden y a veces la tragedia se oculta tras las urgencias. En Marchamalo, una localidad alcarreña con equipo también en la cuarta categoría del fútbol español, dos operarios perdieron la vida cuando estaban instalando la iluminación que permitirá jugar el encuentro contra el Valladolid, fijado para este martes. En realidad estaban repitiendo la operación que se hizo el año pasado para poder recibir el Huesca.

La Copa del Rey es para los modestos como un maquillaje que embellece unas horas y luego se quita. En Solares, una localidad balnearia cántabra que según un mítico eslogan sólo sabe a agua, se afanan en prepararse para recibir este miércoles al Espanyol. El entorno es único. El campo se llama La Estación porque está al lado de un apeadero de la línea que conecta Santander y Liérganes. Y tras una de las porterías preside el escenario un monumental viaducto de la autopista del Cantábrico, la A-8. “El ayuntamiento y el pueblo querían jugar en casa y así será”, explica el alcalde, Juan José Perojo. También en Utrillas, un pueblo minero de Teruel, club, ayuntamiento, municipios vecinos y Diputación lo dan todo para hacer de anfitriones del Valencia el próximo jueves. Según el último censo, el pueblo tiene 3.006 habitantes y aguardan a 2.500 aficionados. Y también a 40 periodistas que dispondrán, según informó el club, de “una bancada de madera” para poder trabajar.

Otros han tenido que plegar. El CFI Alicante quería jugar contra el Betis este miércoles en su casa del Antonio Solana, la misma en la que juega sus partidos el Intercity, líder de su grupo en Segunda RFEF, pero no recibieron el visto bueno federativo y se irán a Alcoy. También migrará el CD Laguna, de la Preferente tinerfeña. El martes reciben al Granada en el Heliodoro Rodríguez porque su campo está en obras y no pasaba el corte. “Deportivamente no nos conviene, pero la ilusión es máxima y nuestra intención es competir”, apunta el entrenador Sergio Alonso.

Medirse a un equipo profesional es un aliciente, pero hacerlo en un escenario de postín puede en algunos casos redondearlo, por más que las esperanzas competitivas se diluyan. “Jugar en Riazor puede que nos favorezca”, asume Unai Emery. El Villarreal visita este martes A Coruña para jugar contra el Victoria, un referente del fútbol base de la ciudad con más de 500 futbolistas en sus filas que, sin embargo, nunca se había planteado ascender cotas más allá de juveniles. Allí se formó Amancio Amaro, nominado como Balón de Bronce en 1964, y ya en época reciente Lucas Pérez (Elche), Rober Pier (Levante), Juan Carlos Real (Huesca) o Raúl García Carnero (Valladolid), que además es nieto de uno de los fundadores del club, que siempre soñó con llegar a recibir a un Primera, pero hacerlo además en Riazor. En la Copa de las ilusiones a veces importa tanto la escena como los protagonistas.

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