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River Plate gana un partido de Libertadores con 20 bajas por covid y con un centrocampista lesionado como portero

Los millonarios vencen 2-1 a Independiente de Santa Fe pese a los problemas para definir la alineación

Enric González
Enzo Pérez, mediocampista y este miércoles arquero de River Plate, celebra la victoria de su equipo ante Santa Fe de Colombia por la Copa Libertadores.
Enzo Pérez, mediocampista y este miércoles arquero de River Plate, celebra la victoria de su equipo ante Santa Fe de Colombia por la Copa Libertadores.Juan Ignacio Roncoroni POOL (EFE POOL)

River Plate consumó la heroicidad. Con 20 futbolistas enfermos de covid (entre ellos los cuatro porteros de la plantilla), con un centrocampista lesionado bajo los palos y sin suplentes en el banquillo, ganó 2-1 a Independiente de Santa Fe e hizo historia en una noche que podía haber sido catastrófica. Los colombianos de Santa Fe pusieron mucho de su parte: quizá por la obligación de ganar ante un equipo que jugaba casi de rodillas, se bloquearon y apenas tiraron a puerta.

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River tuvo que pechar con un error de hace meses. En su momento se negó a inscribir a los juveniles en la Copa Libertadores y un contagio masivo de coronavirus dejó la semana pasada en cuadro su plantilla profesional. La Conmebol, organizadora de la gran competición continental, se negó a inscribir a última hora un guardameta juvenil porque según el reglamento eso sólo era posible en caso de lesión grave de los demás porteros, y, curiosamente, el covid, una enfermedad que puede matar, no es considerado una lesión grave por la organización futbolística sudamericana.

Al equipo bonaerense, cuatro veces campeón de la Libertadores, le quedaba lo que le quedaba. Diez jugadores de campo, muchos de ellos suplentes durante la temporada. Nada más. El técnico Marcelo Gallardo se vio obligado a colocar en la portería a un centrocampista de 35 años con una lesión de isquiotibiales, Enzo Pérez, y ordenar una defensa numantina. Gallardo, un estratega muy fino, tuvo la idea de lanzar un ataque en tromba en los primeros minutos con el que logró excelentes resultados. Marcaron Angileri en el minuto 4 y Álvarez en el minuto 6, lo que proporcionó a los millonarios una ventaja relativamente cómoda tras la que guarecerse.

Enzo Pérez ataja un balón, este miércoles.
Enzo Pérez ataja un balón, este miércoles.JUAN IGNACIO RONCORONI (AFP)

A Enzo Pérez se le notó, por supuesto, que ni era portero ni sabía lo que hacía. Pero el hecho de ofrecerse voluntario, asumiendo el riesgo de hacer el ridículo cargando con una goleada, y contribuyendo encima a la victoria final, le proporcionó un puesto eterno en la memoria de River. Ayudado por su defensa, que despejó balones hasta el agotamiento, y por los delanteros contrarios, cuya penosa actuación preferirá olvidar la afición colombiana, Pérez mantuvo su portería a cero hasta mediados de la segunda parte, cuando un barullo en el área propició el único remate con peligro de Independiente y, lógicamente, el gol. En cualquier caso, aunque no supiera salir ni bloquear el balón y cada córner lanzado sobre su área supusiera una angustia, Enzo Pérez mantuvo la serenidad y la contagió (hablar de contagios en River suena a sarcasmo) a sus compañeros.

Después del gol de Independiente de Santa Fe no ocurrió mucho más. River Plate no podía arriesgarse a sufrir expulsiones y tenía que dosificar todo lo posible sus esfuerzos, porque en el banquillo no había nadie para hacer sustituciones. Contemporizó, luchó, asistió al espectáculo de impotencia ofrecido por el equipo colombiano (que queda último del grupo y eliminado, con el técnico Harold Rivera al borde de la destitución) y, casi en el último minuto, cuando sus jugadores boqueaban ya de cansancio, se permitió fallar una clarísima ocasión de gol.

El club de Buenos Aires alcanzó el primer puesto de su grupo con la victoria imposible. “Hemos hecho historia”, afirmó Marcelo Gallardo. En el lado colombiano se sintió “vergüenza”, según Harold Rivera, y hubo petición de disculpas a la afición. Independiente de Santa Fe es uno de los tres grandes clubes de Colombia y llevaba mucho tiempo sin vivir una jornada tan negra.

River Plate se ganó el apodo de “gallina” por una cierta propensión histórica a venirse abajo en los momentos críticos. Eso no ocurre desde que Gallardo dirige a la plantilla. River tiene ahora un equipo capaz de sobreponerse a las dificultades más ásperas. En su partido imposible contra Independiente de Santa Fe, con una alineación de remiendos y un centrocampista cojo defendiendo la meta, lo fue todo menos gallináceo.

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