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Carmichael y el reencuentro con Charles Thomas, el pívot del Barça dado por muerto desde 1980

“Ha sido muy emocionante, un abrazo que esperaba desde hace 47 años”, cuenta el exjugador azulgrana

Norman Carmichael y Charles Thomas, a la izquierda en el vestuario del Barça en los años setenta, y a la derecha durante su reciente reencuentro. / FCB
Norman Carmichael y Charles Thomas, a la izquierda en el vestuario del Barça en los años setenta, y a la derecha durante su reciente reencuentro. / FCB

Dos jugadores estadounidenses del Barcelona, dos amigos, se han reencontrado 47 años después cuando uno de ellos, Norman Carmichael, como todo el mundo, pensaba hace solo unos días que el otro, Charles Thomas, había fallecido hace décadas. El día del pasado mes de marzo que la enfermera que cuida de Thomas en la residencia geriátrica de Amarillo (Texas) se puso en contacto telefónico con Carmichael, el rubio expívot azulgrana que ahora tiene 73 años pensó que le estaban gastando una broma macabra o, aún peor, que alguien trataba de sacar provecho económico mediante un engaño. Pero cuando Charles Thomas, el exala-pívot de 74 años, se puso al aparato, Carmichael, se quedó de piedra. No había duda. Era él. Nadie más que Charles podía hablarle con tanto detalle de sus vivencias, las de dos amigos, dos compañeros de fatigas en aquel Barça de baloncesto de los años setenta. Norman lo confirmó, Charles, al que todo el mundo, desde su familia hasta sus amigos, había dado por muerto desde 1980, estaba vivo. EL PAÍS, tras hablar con Carmichael, localizó, entrevistó y fotografió a Charles Thomas en la residencia de Amarillo donde vive. Carmichael, que acaba de mudarse desde Columbus (Ohio) a Forth Worth (Texas), espero unos días y finalmente ha viajado hasta Amarillo. Allí se ha producido el reencuentro.

Charles Thomas, en marzo, durante su entrevista con EL PAÍS. / MONICA GONZALEZ
Charles Thomas, en marzo, durante su entrevista con EL PAÍS. / MONICA GONZALEZMonica Gonzalez (EL PAÍS)

“Lo primero que hicimos es abrazarnos. Fue un abrazo muy largo, porque ni él ni yo queríamos que terminara. Ha sido muy emocionante, y nos hemos emocionado mucho. Un abrazo que hacía 47 años que esperaba”, explica Carmichael en la Revista Barça, que ha obtenido la fotografía de ese reencuentro.

Carmichael, de 2,08 metros, fue jugador del Barça desde 1969 hasta 1978 y coincidió con Thomas, de 2,01 metros, entre 1971 y 1974, cuando este se incorporó al club azulgrana después de haber sido dos temporadas el máximo anotador de la Liga con el Sant Josep. Después de su etapa en el Barça, concluida con una temporada sin jugar después de sufrir una grave lesión en un partido ante el Real Madrid, estuvo una temporada en el Manresa. Su mujer se separó de él y se llevó a su hijo de vuelta a su país. Thomas, fuera ya del baloncesto, vivió un tiempo en México y regresó a Estados Unidos. Cayó en las adicciones, malvivió, a veces en la calle. Trabajó como camarero, reponedor o carpintero. Dejó de tener contacto con su familia, con sus amigos. Se corrió la voz de que había fallecido y así lo pensaban todos. Fue por entonces cuando perdió las dos piernas.Estaba poniendo techos cuando cayeron los antiguos materiales, que tenían clavos oxidados, pisó uno y se le infectó la piel. La infección se le fue extendiendo y al final le tuvieron que cortar las piernas doce centímetros por debajo de la rodilla”, le ha explicado a su amigo y compañero de equipo en el Barça.

“¡47 años es mucho tiempo!”, exclama Carmichael. “Tenía una pena muy grande por haberle perdido de esta manera, y tan joven. ¡Reencontrarlo ha sido el regalo de mil Navidades!”. El expívot del Barça, tenía ciertas reservas sobre cómo iba a resultar el reencuentro. “A veces cuando deseas mucho algo tienes un poco de miedo de que no salga tan bien como imaginas, pero nuestro reencuentro ha superado en mucho mis expectativas. Ha ido extraordinariamente bien. Estoy contentísimo y emocionado. Tiene algunos problemas de salud, pero con toda la vida que ha llevado, está bastante bien, y lo he visto muy animado, con buen humor, hablando bien y claro, y muy cariñoso en la conversación que hemos tenido los dos”.

Carmichael ha estado dos días en Amarillo junto a su amigo.En total hemos estado juntos unas seis horas, y hemos hablado mucho los dos solos. También había cámaras, porque una cadena se ha interesado por hacer un documental sobre la vida de Charles. La gente que lo cuida en la residencia es extraordinaria”, cuenta Carmichael en la Revista Barça. “Lo cuidan y le quieren mucho. No es un lugar triste, en absoluto, y le han preparado una sala para él donde han colgado las fotos de cuando era jugador que yo le he ido enviando en grande, y han empapelado las paredes”.

Carmichael explica que Matson, Mat, es el hijo pequeño de Charles, hermano de Carlos, el mayor; que es camionero y ha podido ir a ver a su padre. “Charles aún no conoce a sus nietos, pero imagino que lo hará. Ellos están hablando de lo que harán de ahora en adelante. Matson vive en Houston y quisiera estar más cerca de su padre”.

Carmichael explica que Charles Thomas mantiene un espíritu optimista y que es muy creyente. “Se ha refugiado mucho en la religión. Me ha contado que el mundo es así gracias a Dios”. Y concluye que sigue viendo en Charles, “a una persona inteligente, cariñosa y un buen hombre”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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