Portu, un desmarque que decide la final
La banda derecha de la Real Sociedad, con un buen Gorosabel, fue la gran vía de peligro de los de Imanol
“Nunca será si hoy no somos”. Así rezaba en euskera la pancarta con los colores de la Real Sociedad que animaba de forma simbólica a los suyos desde el Gol Norte de La Cartuja, que albergaba una final histórica. Una gigantesca ikurriña con el número 12 amparaba a los futbolistas donostiarras. El conjunto blanquiazul afrontaba su séptima final de Copa, que había ganado por última vez en 1987.
Se notaba que los jugadores del Athletic tenían más experiencia en estas lides. Los muchachos de la Real rompieron líneas antes de que sonara el himno de España. Se tuvieron que recomponer para escuchar las notas, de la misma forma que el equipo intentó recomponerse en un primer tiempo marcado por el miedo de los dos vestuarios, obsesionados con no cometer errores groseros que pudieran abrir el camino de la victoria al rival. Todo fue medido, sin concesiones.
La Real lo intentó siempre, pero durante un buen tramo le costó hacerse con el mando. Solo en determinados momentos salió a relucir la calidad de sus jugadores del centro del campo, caso de David Silva. Los ataques más prometedores de la Real siempre se formaron a partir de la banda derecha. Dos jugadores pequeños y muy rápidos, Gorosabel y Portu, fueron los únicos capaces de profundizar y poner centros al área del Athletic. Resultó llamativa la velocidad del lateral. A sus 24 años y natural de Mondragón, el canterano jugó con mucha soltura el partido más importante de su carrera deportiva. Alejado de los campos de Tercera, la lluvia que cayó sobre La Cartuja le trajo aires de su tierra, de sus cabalgadas por la banda derecha, ahora en compañía de Portu. Los pequeños de la Real tomaron la iniciativa ante la falta de protagonismo de jugadores a priori más protagonistas, como Oyarzabal, Silva, Merino o Isak.
Y la final, como no podía ser de otra forma tras lo apuntado en el primer acto, se rompió por esa banda derecha. Merino le dio un gran pase a Portu, un excelente explorador de los espacios, un delantero rapidísimo que se impuso a Iñigo Martínez, que lo arrolló y cometió penalti. El central vio primero la roja y el VAR hizo rectificar a Estrada Fernández, que terminó dejando el asunto en amarilla.
Portu es un auténtico correcaminos, un futbolista que explotó en el Girona de Pablo Machín y que suspiró una y otra vez para que el Sevilla lo fichara. Lo hizo la Real y el veloz extremo es realista desde 2019. Rápido e incisivo, fue un incordio para Yuri y combinó a la perfección con su compañero Gorosabel.
En la visión de Merino y el desmarque de Portu residió gran parte del éxito de esta Real, que jugó con mucho aplomo la final. Portu disputó su partido número 38 de la temporada en todas las competiciones. Natural de Murcia y forjado en la cantera del Valencia, lleva ocho goles en esta campaña, donde la Real ha disputado hasta cuatro competiciones. A los 88 minutos, salió del campo después de un gran esfuerzo, sustituido por Barrenetexea, otra de las joyas de la cantera donostiarra. En una carrera, Portu había cambiado el destino de la final.
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