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Aíto: “Algunas estrellas de nombre no son estrellas de verdad”

El entrenador del Alba Berlín, el más veterano de la Euroliga con 74 años, considera que muchos jugadores jóvenes van a la NBA a mover la toalla

Robert Álvarez
Aito Baloncesto
Aíto García Reneses, entrenador del Alba Berlín, en Barcelona.JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

La figura de Aíto García Reneses (Madrid, 74 años) es omnipresente y capital en el baloncesto español y europeo. Se catapultó desde el Cotonificio de Badalona, dirigió a una de las mejores generaciones del Barça, donde concluyó su etapa en 2001 tras ganar una Recopa, dos Copas Korac, cinco copas y nueve Ligas, las últimas al frente de un equipo en el que explotó Pau Gasol y también jugaba Saras Jasikevicius. Triunfó en dos etapas con el Joventut, donde hizo debutar a Ricky Rubio y tuteló los primeros pasos de Rudy Fernández, ganó la medalla de plata como seleccionador en los Juegos de Pekín, dejó huella en el Unicaja, en el Sevilla de Porzingis, Satoransky y Willy Hernangómez, en el Gran Canaria, y cumple su cuarta temporada en el Alba Berlín, con el que ganó la Liga y la Copa y al que la Euroliga acaba de invitar para competir en ella durante las dos próximas temporadas.

Pregunta. Empezó a entrenar en el Esparreguera en 1972 mientras todavía jugaba de base en el Barça. Está a punto de cumplir 50 años en los banquillos...

Respuesta. Podemos contar desde cuando quiera pero mucho antes, siendo jugador del Estudiantes, ya entrenaba al equipo de mini basket del club. Estoy entrenando desde los 17 o 18 años.

P. ¿No le gusta mucho hablar de récords?

R. Lo que está, está. Ya están los demás para contar. En la Euroliga me suena que he superado a Ivkovic [era el más longevo de la competición al dirigir en su último partido al Anadolu Efes con 72 años y cinco meses].

P. ¿Y los títulos?

R. Hay un poco de obsesión. Está muy bien ganar, pero también está muy bien entrenar a un equipo que no tiene la posibilidad de ganar, conseguir buenos resultados y ver que los jugadores van mejorando. Eso me seduce más que ganar. Si además ganas, mejor, claro.

P. ¿Eso se puede confundir con una falta de ambición por no haber ganado una Euroliga?

R. En aquella época [en el Barça, 1985-2001] estaba de moda decir lo que no hacías. La gente puede hacer los resúmenes que quiera, pero ganas la Copa Korac, la Recopa y un mogollón de Ligas cuando en 34 años solo se habían ganado dos. Pero eso no importa. Lo que importa es que no ganamos la Euroliga. Pues es verdad, no ganábamos la Euroliga.

P. Jugaron seis Final Four y tres finales. ¿No le dejó un regusto amargo no ganarla?

R. No. Lo que más me satisface es que, en función del equipo que teníamos, fuese capaz de obtener el máximo rendimiento.

P. ¿Lo obtuvieron?

R. Yo creo que sí. Y no solamente el máximo rendimiento si no más cosas. Se pueden coger las críticas que están por ahí escritas sobre mis primeros años en el Barça. Pasamos de tercero a segundo, de segundo a primero, primero y primero. Hubo una crítica constante de por qué hacía tantos cambios. Así durante 10 años. Ahora, ¿quién no hace cambios? Entiendo las críticas porque no había una cultura sobre cómo iba a evolucionar el juego y nosotros nos anticipamos un poquito.

P. ¿Qué le llevó a Alemania con 70 años?

R. Un proyecto de equipo que quiere crecer, con jóvenes a los que se quiere ir incorporando. No somos capaces de mantenerlo porque el presupuesto no es suficientemente alto. Hemos perdido a Grigonis [Zalgiris], Giedraitis [Baskonia] y Hermansson [Valencia]. El presupuesto tiene que ir creciendo para que no te vayan quitando jugadores que dan un salto de calidad. Y también me decidió el cariño que ahora es más fácil que me tengan. Antes era más fácil criticarme y ahora, después de todo mi historial, yo diría que hay un exceso de respeto. Prácticamente cualquier cosa que haga está bien.

P. ¿Qué se puede aprender del baloncesto alemán?

R. La Liga es cada vez mejor. Pandemia al margen, se llenan todos los pabellones, aunque algunos son para 5.000 espectadores. Se retransmiten todos los partidos por televisión. Lo que podríamos aprender es la educación en los campos. Es muy raro, prácticamente imposible, que la afición increpe o insulte. Y es imposible que no estén contentos con su equipo, excepto si no luchan. Su educación deportiva es fenomenal.

P. Pau Gasol acaba de regresar al Barça. Cuando se fue quedó la sensación de que usted no confiaba mucho en que fuera a triunfar en la NBA...

R. Vamos a ver, ‘Aíto no confiaba en Pau’ quiere decir que, cuando Pau era débil físicamente llevaba el contraataque, que defendía a los treses y en su último año jugaba de cuatro y la gente decía tonterías como que si Rony Seikaly [jugador libanés que había triunfado en la NBA y fichó el Barça] hubiera estado bien, Pau no hubiera jugado. Ya nos estábamos jugando el bacalao y en Londres [en partido de la Copa de Europa] Seikaly no jugó porque Pau salió a jugar allí. Y Seikaly se fue. Pero se fuera o no, Pau estaba allí. Otra cosa es que yo creyese que no fuese el mejor momento para marcharse a la NBA. Tuvo la suerte o el acierto de ir a un equipo como Memphis en el que pudo seguir desarrollándose gracias a su inteligencia no solo en el campo sino personal, porque no había estado en Estados Unidos y empezó a jugar como si hubiera estado allí toda la vida. Se adaptó a todas las circunstancias y evolucionó. Lo acabó de demostrar en los Lakers. La gente puede decir lo que le dé la gana, pero la historia real es esa. Para mí, si no hubiese sido por eso, hubiese sido mejor lo que hizo Ginóbili, un jugador que triunfa en Argentina, gana la Liga y la Euroliga en Italia, gana los Juegos, y entonces va a uno de los mejores equipos de la NBA. Eso es para mí el ideal. Porque ahora, desgraciadamente, algunos jóvenes se van a la NBA de cabeza a chupar banco y a mover la toalla.

P. ¿Qué le parece Saras Jasikevicius como entrenador?

R. Su estilo ya me parecía muy bien en el Zalgiris. Era probablemente el equipo que más luchaba en la Euroliga.

P. Cuanto más nivel tiene el equipo, ¿más difícil es convencer a las estrellas?

R. Se decía que a Aíto no le gustaban las estrellas y cada año el mejor jugador de la Liga era uno del Barça. Algunas estrellas de nombre no son estrellas de verdad. Por ejemplo, Mirotic cuando estaba en el Madrid defendía la mitad de lo que defiende ahora. ¿Qué pasa? Que era un proyecto de estrella. Ahora ha mejorado en todo. Esa es la cuestión.

P. ¿Hay cambio de ciclo Madrid-Barça?

R. Me parece que eso está muy bien para estar entretenido. Porque claro, ahora en el Madrid no está Campazzo y tiene lesionados. Pero puede renacer perfectamente. El cambio de ciclo que sí se produjo fue cuando coincidiendo con mi entrada en el Barça, el Madrid había ganado 30 ligas y el Barça una o dos y de repente el Barça ganó nueve o 10.

P. ¿Su futuro?

R. No quiero pensarlo. Eso lo hacía cuando tenía 30 años. Tengo contrato hasta este curso. Como dice el entrenador del Atlético de Madrid, partido a partido.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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