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Agria reunión por el convenio del fútbol femenino

Todas las partes muestran sus discrepancias y reproches en un encuentro retransmitido en directo en la previa de la final de la Supercopa de España, el primer título del año

Lorenzo Calonge
Pereira controla un balón en el Barça-Rayo.
Pereira controla un balón en el Barça-Rayo.FCB

La víspera de la final de la Supercopa de España, el primer título de la temporada, reunió en cónclave en Salamanca a todas las partes del fútbol femenino con un punto central en el orden del día: el bloqueo del convenio colectivo. El texto fue cerrado por los sindicatos y la patronal el pasado 20 de diciembre, pero todavía no se ha podido ejecutar porque está pendiente de un acuerdo sobre los derechos televisivos entre la Federación España (RFEF), los clubes y Mediapro, que debe aportar el dinero para que las entidades, especialmente las más humildes, puedan hacer frente a las cláusulas económicas.

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La cita, de casi dos horas y retransmitida en streaming por el canal de Youtube de la Federación, evidenció la distancia entre las partes y dejó claro que aún quedan varios puntos que impiden la puesta en marcha del nuevo marco laboral, que sería el primero en una Liga europea de fútbol femenino. Las acusaciones, los reproches y malentendidos fueron múltiples y se produjeron en muchas direcciones.

La principal fue la del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, organizador del encuentro y el que llevó la voz cantante, que aseguró que había aceptado todas las condiciones y que, aun así, no se había firmado. “O no interesa o no sabemos qué ocurre". Su lista de agravios fue amplia. Primero lamentó haberse quedado fuera de las negociaciones del convenio. El presidente de la Asociación de Clubes, Rubén Alcaine, en clara minoría en la reunión, le respondió, en uno de los varios roces que mantuvieron, que fue el Consejo Superior de Deportes el que le excluyó. Rubiales replicó que este sábado por la tarde había mandado una carta al CSD para informar de su posición en el conflicto.

A la patronal y al sindicato mayoritario, AFE, del que fue su máximo ejecutivo durante siete años, les acusó de no haberles informado de los términos del convenio cuando ahora depende de su organismo firmar un acuerdo televisivo para hacer frente a las cláusulas. "Nosotros solo estamos aquí para poner el dinero de lo que pactan otros", dijo en plena refriega. Fue significativo ver a la Asociación de Clubes y los sindicatos, enfrentados durante los 14 meses que duraron las negociaciones, en sintonía ante los reproches de la Federación. En representación de AFE no estaba su presidente, David Aganzo, sino su delegada Tania Tabanera. Los dardos contra el sindicato fueron continuos, también de varias federaciones territoriales, por no haber incluido en el acuerdo laboral a las jugadoras de Segunda y por haber aceptado para las de Primera un salario mínimo de 12.000 euros al 75% de parcialidad cuando la Federación aseguró que daba 18.000 a jornada completa.

Y respecto a la productora Mediapro, que tiene los derechos de retransmisión de 12 clubes y con la que debe llegar a algún tiempo de pacto para que esas entidades queden liberadas y se puedan unir al programa de la Federación y cobrar los 500.000 euros anuales (imprescindibles para sufragar el convenio), señaló que había aceptado todas sus condiciones. "Primero nos pidieron dos partidos por jornada, luego tres y después cuatro”, puntualizó.

Hasta ahora, la única vía que se ha explorado en serio para lograr el dinero necesario son los derechos televisivos. Sin embargo, en medio del cruce de acusaciones, la representante del Athletic, María Tato, señaló que la semana pasada cuatro entidades (la suya, Barcelona, Atlético y Tacón) se comprometieron a crear un fondo solidario para que las más modestas puedan sufragar lo acordado en el texto laboral. Tal vez, una posible salida al conflicto o una propuesta que muera nada más plantearse. La única coincidencia en la sala fue que todos dieron por hecho que, antes o después, se alcanzaría la paz. La duda es cuándo, cómo y con cuántas heridas.

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