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Columna
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Fernando Gago, un hombre roto

El centrocampista más frágil del mundo se rompió por enésima vez los ligamentos de la rodilla. Ya le han operado. Y quiere seguir en el fútbol

Enric González
Fernando Gago durante un partido de Velez Sarsfield disputado una semana antes de volver a lesionarse.
Fernando Gago durante un partido de Velez Sarsfield disputado una semana antes de volver a lesionarse.Marcelo Endelli (Getty Images)

Betamax ofrecía el mejor sistema de vídeo. Motorola dominaba la telefonía móvil. AOL estaba destinado a monopolizar internet. Y ya ven. La historia está llena de futuros espléndidos que desembocan en un desastre. Si se trata de fútbol, uno de los casos más asombrosos es el de Fernando Gago.

A los 19 años se le auguraba una carrera sensacional: iba a ser mejor que Guardiola y mejor que Pirlo, iba a convertirse en el nuevo prototipo del mediocentro, iba a ganarlo todo. ¿De verdad era tan bueno? No llegó a demostrarlo. Cabe dudar de que poseyera todo ese talento que se le atribuía, pero tampoco es posible descartarlo. Quince años después de su irrupción en una fama efímera, solo puede afirmarse que Fernando Gago tiene muy mala suerte y muy mal cuerpo. ¿Se les ocurre algún otro futbolista que haya estado 1.303 días de baja por lesión?

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Según cuentas realizadas por 365 Scores, a lo largo de su carrera Gago ha sufrido tres roturas del tendón de Aquiles, dos del ligamento cruzado, dos distensiones del ligamento de la rodilla, dos distensiones de muslo, siete desgarros musculares, una torcedura de tobillo y otras seis lesiones varias. En total, casi tres años y medio apartado de la cancha.

Su primera temporada, la 2005-2006 con Boca Juniors, fue deslumbrante. En diciembre de 2006 le contrató el Real Madrid. Aunque empezó siendo titular, no llegó a convencer del todo al técnico Fabio Capello ni a sus sucesores, Manuel Pellegrini y José Mourinho. Para ser un jugador tan joven, se lesionaba con mucha frecuencia. En 2011 fue cedido a la Roma. En 2012 firmó por el Valencia. En 2013 fue cedido a Vélez Sarsfield, donde apenas disputó ocho encuentros. Regresó a Valencia y fue inmediatamente despachado de vuelta a Boca Juniors.

Llegó a Boca lesionado. Era su estado natural. Pasó casi dos años de la enfermería al banquillo, con molestias aquí y allá. El 13 de septiembre de 2015, Gago parecía ya en plena forma y Boca Juniors acudía al Monumental de River Plate. Habían transcurrido 28 segundos del gran clásico del fútbol argentino cuando Gago se rompió el tendón de Aquiles. Cinco meses de baja. Estaba ya en condiciones en abril de 2016, cuando Boca recibía a River en la Bombonera. En ese clásico volvió a rompérsele el tendón de Aquiles.

Al año siguiente había recuperado su mejor nivel y era titular en la selección argentina. Pero el 5 de octubre de 2017, ante Perú, le reventaron los ligamentos de la rodilla derecha. La curación fue lentísima porque una y otra vez aparecían nuevas complicaciones. De hecho, no estuvo a punto hasta el clásico más clásico de todos los tiempos: la final de la Copa Libertadores, Boca-River, 9 de diciembre de 2018, en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid. Gago salió del banquillo a los 88 minutos para sustituir a Pablo Pérez y aportar inteligencia a Boca durante la prórroga. A los 11 minutos, se cayó solo. Tenía el tendón roto de nuevo.

Boca se desprendió de Gago, condenado a otra curación lenta. El futbolista tenía ya 33 años y se dio por supuesto que le había llegado el momento de retirarse. Pero no: en junio pasado, Vélez Sarsfield le ofreció un contrato a prueba. Increíblemente, Gago volvió a ganarse la titularidad. Hasta esta semana. El 30 de enero de 2020, hace unos días, el centrocampista más frágil del mundo intentó derribar a un jugador de Aldosivi y se rompió por enésima vez los ligamentos de la rodilla.

Ya le han operado. Y quiere seguir en el fútbol.

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