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El fichaje se llama Ansu Fati

Dos goles del delantero a pase de Messi alivian al Barça ante un Levante sin puntería

Ramon Besa
Ansu Fati celebra el primer gol del Barcelona ante el Levante.
Ansu Fati celebra el primer gol del Barcelona ante el Levante. Joan Monfort (AP)

A la espera de Dembélé, invocado por el entrenador como si fuera el Espíritu Santo, la mejor manera de combatir el número de anónimos, secundarios y promesas que ha manejado la secretaria técnica durante el mercado de enero, el Barça se encomienda a jugadores que encienden a la hinchada y abren los ojos a Messi como Ansu Fati. El delantero de 17 años liquidó en un santiamén el partido con el Levante. La facilidad que tiene para rematar contrasta con la dificultad de Griezmann para encontrar su sitio, más solidario que artista, mientras no para de correr sin trascender De Jong.

Ansu Fati coronó un buen rato de fútbol del Barça. Hay matices interesantes en la propuesta de Setién como el esmero por defender sin la pelota y también su dinamismo en ataque a partir de la omnipresencia de Messi. El capitán advirtió que Ansu Fati era el jugador del partido y le habilitó para que anotara. Arrancó el punta desde la izquierda, indefendible en el desmarque, valiente para aguantar la carga de Marimón y resolutivo frente al portero: 1-0. Excelente cuando atacó el espacio, acto seguido Ansu Fati se mostró decidido en un terreno más reducido para cargar la zurda y batir a Aitor Fernández: 2-0.

El meta estuvo tan torpe como hábil fue el delantero del Barcelona. La determinación de Ansu Fati y la pujanza de Semedo ayudaron a no reparar más tiempo en la hoja del partido para constatar la precariedad azulgrana después de no sustituir al lesionado Luis Suárez. La plantilla es más corta en invierno que en verano y las dudas en la alineación no afectan a la envejecida columna vertebral sino que competen a la defensa: Semedo o Sergi Roberto y Lenglet o Umtiti. La lista de futbolistas relacionados con el club no responde a la grandeza del Barça. No queda más remedido para levantar la moral que confiar en los supervivientes de La Masia y en el discurso de Setién.

Ibiza, Granada, Leganés y Levante no son precisamente rivales mayores mientras que la derrota en Mestalla augura partidos más difíciles en San Mamés y el Villamarín. La afición, mientras, parece más pendiente de los jugadores que del equipo y de adversarios como el Levante, negado en el Camp Nou: no se para de observar a De Jong, crece la impaciencia sobre Griezmann y hay ganas de que las cosas le vayan bien a Ansu Fati. A nivel colectivo, de todas maneras, crece muy poco a poco el Barça. Aumentó la intensidad y movilidad y ataca mejor desde que se despliega a partir del 4-3-3. Los detalles reivindicaron la obra de Setién. Al técnico le interesa más reparar en las posibilidades de su equipo que en la presión del líder Madrid.

Vulnerabilidad atrás

La verticalidad barcelonista rompió el orden defensivo del Levante. La zaga dispuesta por Paco López no supo cómo contener a la sociedad Messi-Ansu Fati. Ya decantado el partido, el delantero se aplicó en sus combinaciones con el capitán, como si estuviera interesado en devolver las asistencias, muy a gusto en el apocado Camp Nou. El partido decayó desde el punto de vista barcelonista después del descanso y el Levante alcanzó fácilmente posiciones de remate en el área de Ter Stegen. Arriesgó siempre el Barça con la salida del cuero y no acertó a cerrar los espacios cuando presionaban y enfilaban el campo contrario los de Paco López.

La falta de control, y sobre todo los desajustes provocados por el menguado juego posicional así como las pérdidas de balón, ponen en evidencia a los centrales, especialmente a Piqué. El central cargó con una tarjeta y cumplirá un partido de sanción en campo del Betis. Una ausencia que denota los males del equipo en la cancha y la mala política deportiva del club en las altas y bajas, expresada en la nómina de centrales después de la partida de Todibo.

El segundo tiempo emborronó el primero y dejó en ascuas al expectante Camp Nou. No marcó Messi, reducido repetidamente por Aitor Fernández, y el Levante solo anotó en el penúltimo minuto después de contar hasta cuatro remates de gol, prueba de la fragilidad del Barça, camino no se sabe aún de hacia dónde, discontinuo y destemplado, poco riguroso, solvente de todas maneras —ayer y hoy— en el Camp Nou.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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