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LaLiga Santander jornada 22
Leganés
Leganés
Omeruo 49'Óscar Rodríguez 94'
2 1
Finalizado
R. Sociedad
R. Sociedad
Isak 20'

El toque mágico de Óscar Rodríguez saca al Leganés del pozo

El gol de falta del canterano del Madrid, en el último instante del partido, castiga a una Real Sociedad mermada por los cambios y las bajas

Óscar Rodríguez (derecha), tras marcar.
Óscar Rodríguez (derecha), tras marcar.Enrique de la Fuente (GTRES)
Diego Torres

Óscar Rodríguez puso cara de héroe romántico cuando midió las distancias y oteó el horizonte bajo la bruma lechosa que cubría Butarque. El canterano del Madrid había acomodado la pelota con el cuidado debido a los momentos trascendentales. El tiempo añadido se había cumplido. El cronómetro había pasado de los 93 minutos de un encuentro atroz, empatado a 1-1 después de innumerables interrupciones. Al partido solo le faltaba una última acción. Su gesto. Su golpeo. Aquello que, con solo 21 años, le ha dado prestigio. El toque de calidad. Fue exactamente lo que imprimió al balón con la fricción violenta y precisa que lo elevó con el pie derecho por encima de la barrera con efecto de caída sobre la escuadra izquierda de Remiro. Fue un golazo. El héroe lo celebró perdido en la montonera de jugadores del Leganés que celebraron el triunfo ante la Real junto a la tribuna delirante de gente desaforada. Con 18 puntos, el equipo salía por fin del pozo del descenso para igualarse al Mallorca en la frontera de la permanencia.

El gol de Óscar Rodríguez fue el desenlace festivo a un partido curioso por muchas razones, mas no por la belleza de sus trances. En Leganés se reveló que esta Real Sociedad de la que todos se congratulan también puede ser un equipo ramplón. Bastó con que Alguacil retirara de la alineación titular a Willian José, Oyarzabal y Odegaard, que se sumaron a la baja de Merino por lesión. Sin las costumbres adquiridas por los de siempre y con el añadido de jugadores como Guevara y Sangalli, sin el mismo don para calibrar los tiempos, el equipo perdió finura. Es decir: que Alguacil emparejó a la Real con el Leganés.

Ante el repentino equilibrio se impuso el más enérgico. Fue el Leganés, que en el minuto seis contabilizó la primera de las muchísimas subidas de Jonathan Silva, el primero de sus centros, y el remate punzante de Braithwaite en el primer palo. Si Remiro no lo hubiera desviado estirando el pie en un escorzo, el partido habría entrado en otros derroteros. No fue así, y la Real siguió jugando a sobrevivir frente a un Leganés que apostó por hacer una presión muy atrevida en la que sus defensas se quedaban muchas veces mano a mano con sus contrapartes.

La Real se aprovechó de una de esas jugadas audaces del Leganés. Del pase medido de Rosales en una subida que no encontró rematador por poco devino el despeje de Zubeldia. Tan largo que llegó al portero local, Juan Soriano, que se equivocó en la salida entregándole la pelota a Sangalli. El volante avanzó libre y premiado, chocó contra la defensa, y de la pelota rebotada se ocupó Alexander Isak. El delantero no hizo el gol gracias a la elegancia que se le presume sino gracias a su astucia para buscarle la espalda a Awaizem y disparar rápido.

El 0-1 no sacó a la Real de su azoramiento ni al Leganés de su empeño. Siguió percutiendo el equipo de Aguirre, dirigido por el impetuoso Kevin Rodrígues, hasta que en la segunda mitad, a la salida de un córner, encontró la red contraria. Fue el propio Kevin quien habilitó a Omeruo en el área. El central nigeriano, frío como la mañana, definió como el entomólogo que diseca la mariposa. Con delicadeza. Al palo más alejado del portero. Con la aquiesencia de Portu, distraído.

Ni la entrada de Willian José, ni la entrada de Odegaard, modificaron la doliente realidad del equipo visitante. Metido en la refriega a modo terapéutico, Odegaard no dejó huella. Ni rastro de su paso por el sur de Madrid en la media hora que, nominalmente, participó del partido.

Quien sí dejó huella fue Óscar Rodríguez, introducido por Aguirre en el minuto 80. En sustitución de Braithwaite. Sin prácticamente tiempo para reaccionar en un partido agotado después de un desgaste incesante. Cuando todos estaban cansados, en el minuto 93 de un duelo exprimido, Guevara cometió un error absurdo, considerando la susceptibilidad del árbitro Melero López para sancionar cualquier fricción de los brazos. Guevara le metió el codo a Carrillo en un salto y el juez decretó falta en el eje del campo, a unos metros de la frontal. Fue todo lo que necesitó Óscar Rodríguez, el héroe de Butarque, que lo despidió con las bufandas al viento.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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