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La encrucijada del fútbol que no es S.A.

Las directivas de Madrid, Barça, Athletic y Osasuna confían en que, a causa de la pandemia, no compute el ejercicio económico y así no tener que avalar

El presidente del Athletic Club, Aitor Elizegi.
El presidente del Athletic Club, Aitor Elizegi.Luis Tejido (EFE)
Jordi Quixano

La idea surgió del Athletic, preocupado por los números rojos no previstos por la afectación de la pandemia del coronavirus sobre las arcas del club. Una situación inquietante para la entidad, que remitió una carta al inicio del mes de junio al Consejo Superior de Deportes para solicitar un escudo ante esas mermas y que en el cierre de cuentas fueran consideradas como pérdidas de causa mayor y no computaran en el cierre del ejercicio. Más que nada, porque Ley del Deporte establece para los clubes que no son Sociedad Anónima Deportiva (SAD) que, en caso de déficit acumulado durante el mandato de la directiva, los miembros de la junta deben avalar solidariamente el 15% del déficit acumulado durante los cuatro años de ejercicio con su patrimonio. En idéntica situación se encuentran el Barcelona, el Real Madrid —aunque en este caso las pérdidas deben ser cubiertas por el presidente, Florentino Pérez— y Osasuna, que no tardaron en sumarse a la iniciativa para hacerla finalmente de forma conjunta. Pero no a todos les afectará por igual.

En el Barça, repasando los ejercicios anteriores y comparándolos, han cifrado “de forma empírica” que la pérdida económica de los efectos de la pandemia es de 150 millones de euros. Por lo que de los 1.047 millones presupuestados al inicio del curso, se quedarán en algo más de 800. “Esto se produce por la clausura de los recintos como del museo, las tiendas, el estadio…”, expresan desde la entidad azulgrana, conscientes de que en el curso anterior más de la mitad de los ingresos se produjeron por estas vías.

Así, sin liquidez y con las fuentes de ingresos congeladas, la directiva necesitaba recortar y se centró en los salarios de los jugadores de la plantilla más cara de Europa (390 millones anuales). “Al margen de la rebaja de un 70% de nuestro sueldo durante el estado de alarma, vamos a hacer unas aportaciones para que los empleados del club cobren el 100% de su sueldo durante esta situación”, respondió Messi.

El balance de pérdidas, en cualquier caso, se hace una vez finalizado el mandato, por lo que la junta de Bartomeu suma más de 200 millones de euros de superávit en lo que lleva de mandato y las pérdidas de este curso no supondrían peligro de avalar en cuanto a patrimonio de los directivos.

El Athletic prevé acumular un déficit que puede superar los 30 millones y llegar incluso a 40 en el escenario más pesimista, según los cálculos de la junta directiva presidida por Aitor Elizegi. Lejos de los 220.000 euros que se esperaban de superávit antes de la pandemia. El club debe compensar los alquileres de los palcos VIP, no ha contado con ingresos por la cesión de espacios para eventos, y sabe que los ingresos por televisión serán menores pese al retorno de la competición. La reducción de un 6% de los sueldos de los futbolistas no llega para tapar los números rojos. Pero el club no tiene problemas económicos; disfruta en la actualidad una deuda neta del -92% de sus ingresos y dispone en caja de 188 millones de euros. El presupuesto que se aprobó en la Asamblea por los compromisarios para la campaña 2018/19, que comenzó con Josu Urrutia en la presidencia y concluyó con Aitor Elizegi, fue de 128,9 millones. Eso significó que el equipo del nuevo equipo avaló 19,3 millones a su llegada a Ibaigane. El ejercicio anterior se saldó con un superávit de 63,8 millones. Lo que permitió a los directivos actuales retirar el aval y contar con un saldo positivo de gestión, que se puede oscurecer con la cantidad que perderá el club a causa de la pandemia de la covid-19.

Menos le preocupa al Real Madrid, que han cerrado el ejercicio económico a cero, pues las pérdidas calculadas de un 10% las corrigieron con la rebaja salarial del 10% a la que sometieron a los jugadores. Así, la institución blanca sostiene que la deuda neta es inexistente porque disponía de 156 millones en caja (tesorería) más saldos a cobrar por la venta de jugadores.

El club que preside Florentino Pérez se sumó a la iniciativa del Athletic porque le parece una medida responsable, por más que no les compute esta situación. Además, esta junta ha ganado 500 millones de patrimonio desde su entrada en 2009. Aunque todavía parece incordiarle menos a Osasuna, reacio a hablar de este asunto. “El tema no preocupa, ni se ha tratado recientemente y ahora existen otras prioridades”, replican sin mayores argumentos desde la entidad navarra.

Los cuatro clubes aguardan ahora a la respuesta del CSD, que decidió en un inicio aguardar a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. “Ocurre que no es tan sencillo de resolver porque habría que hacer una modificación legal de la Ley del Deporte...”, esgrimen desde el Consejo Superior de Deportes, aunque mantienen la voluntad de arreglarlo, evitar conflictos y solucionar el problema. “Y como el balance de los clubes se cerró el 30 de junio, la subdirección de control financiero ya ha empezado a estudiar los números”. Falta la respuesta.

Con información de Alejandro Ciriza, David Álvarez, Jon Rivas y Carlos Arribas.


Un ‘Fair Play’ financiero elástico

El Barcelona también se ha dirigido a la UEFA para solicitar formalmente que, debido a las consecuencias económicas del coronavirus, le permita fichar en este mercado de verano sin cumplir rigurosamente con el Fair Play financiero. Una medida que se adoptó ante las irregularidades y desfases económicos que llevaron a clubes a la ruina –y que no permitió fichar durante ventanas de mercado a clubes como el Manchester City o el PSG-, pero que ahora, conscientes de la situación actual, entienden que se debe flexibilizar. Así, la UEFA no quiere que se paralice el mercado de transferencias y que pudiera aumentar el paro entre los jugadores profesionales, por lo que en vez de establecer un período de un año con un tope de 30 millones por encima del saldo gastos-ingresos, será un tramo de dos temporadas con un tope de 60 (siempre que se acredite una garantía de que pueden cubrir esa falta de beneficios en la primera temporada y un balance equilibrado en la segunda). Las entidades tendrán libertad para gestionar ese límite a dos años como mejor les convenga.

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