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Astou Ndour: “No quiero que sufran como sufrí yo”

La jugadora hispano-senegalesa, ‘mvp’ del último Eurobasket, transforma su fundación para niños en Dakar en un banco de alimentos para ayudar a su comunidad durante la pandemia

Astou Ndour, durante un reparto de alimentos en su fundación en Dakar.
Astou Ndour, durante un reparto de alimentos en su fundación en Dakar.
Faustino Sáez

Hay lugares en los que no se habla de desescalada porque la escalada es perpetua. África contabiliza 110.000 contagios y 3.000 muertes por Covid-19. Unas cifras oficiales que están muy lejos de la letalidad que el virus ha alcanzado en Europa y EE UU. Sin embargo, la pandemia ha sacudido igualmente la difícil realidad del continente. En Senegal, Astou Ndour ha dado un paso al frente para ayudar a su comunidad. En tiempos de confinamiento, la jugadora de la selección española de baloncesto, de 25 años, ha transformado las instalaciones de su fundación en un banco de alimentos para los vecinos. “Es una responsabilidad y una forma de devolver toda la gratitud que yo he recibido de ellos”, cuenta la mvp del Eurobasket de 2019 en conversación con EL PAÍS desde Dakar. Allí, en su ciudad natal, ha organizado toda la intendencia para repartir centenares de sacos de arroz, garrafas de aceite y cajas de azúcar con los que paliar la necesidad de las familias.

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Ndour —que como muchas jugadoras aprovecha los años más vigorosos de su carrera para enlazar temporadas en Europa y Estados Unidos—, se encontraba en Rusia cuando se desató la pandemia. La pívot, de 1,98m, no iba a poder terminar el curso con el Dynamo Kursk, porque estaba ultimando la recuperación de la rodilla izquierda tras ser operada del menisco, pero tenía la perspectiva de debutar en este mes con los Dallas Wings, su tercer equipo en la WNBA. “Me encuentro con muchas limitaciones para entrenarme, pero he podido trabajar con un recuperador y, a distancia, también he contado con la ayuda de un fisio de Gran Canaria”, explica Astou. Confinada en la casa familiar, sin viajes, concentraciones ni partidos, este año ha podido cumplir rigurosamente con el Ramadán como musulmana.

Las aulas de la fundación 'Astou Ndour Sports-Études' transformadas en improvisado almacén de alimentos
Las aulas de la fundación 'Astou Ndour Sports-Études' transformadas en improvisado almacén de alimentos

El pasado diciembre la jugadora hispano-senegalesa culminó el proyecto que perseguía desde que llegó a la élite: inaugurar la fundación Astou Ndour Sports-Études. “La idea es unir el deporte y la educación, que son las armas más poderosas para cambiar el mundo. Y el objetivo, cuando retomemos la normalidad, es acoger a unos cien niños (de cuatro a 14 años) de la zona. Ofrecerles instalaciones y material. Pero no nos podíamos apartar de la realidad de estos tiempos. Así que nos organizamos para entregar a la gente los alimentos básicos y paliar la falta de recursos. El virus nos ha frenado, pero no podemos parar”, prosigue Astou. Una voluntad solidaria con esencia biográfica. “No quiero que las próximas generaciones sufran los problemas que yo sufrí”, dice. “De pequeña nunca tuve unas zapatillas, por ejemplo. Me entrenaba con unas sandalias de plástico. Nunca me quejé porque quería seguir intentándolo”, recuerda.

Ndour llegó a Las Palmas en busca de una oportunidad en 2008, con 14 años y 58 kilos, 20 menos de los que pesa ahora. Sus condiciones innatas estaban lastradas por la anemia y un físico enclenque. El exseleccionador, Domingo Díaz, y su mujer y también entrenadora, Begoña Santana, la acogieron en su casa y la sacaron adelante.

“El baloncesto era mi pasión desde pequeña. En Senegal, cuando eres una niña es muy difícil que te dejen soñar. A mí siempre me decían: ‘este deporte es para los chicos’. Se burlaban de mi altura, me llamaban ‘flaquita’. Como no seas fuerte y tengas un objetivo claro te hacen abandonar”, relata Astou. En 2011 obtuvo la nacionalidad española; en 2014, con 19 años, debutó en la WNBA; y, en 2015, se estrenó con la selección absoluta, con la que ha ganado cuatro medallas en cuatro torneos. “Yo me olvidé de esos límites que me ponían y de los mensajes negativos. Es lo que quiero transmitir a las próximas generaciones de niñas de mi país. Peleo por ofrecerles recursos para que tengan oportunidades, para que jueguen y estudien. Peleo porque tengan lápices y mochilas, para que tengan sueños”.

El “verso libre” de España, como la llama el seleccionador, Lucas Mondelo, ha jugado en las ligas de España, Turquía, Italia y Rusia. Ahora busca equipo en Europa y mira al verano de 2021, con el doble reto del Eurobasket y los Juegos, para seguir haciendo carrera. “Es tan importante ganar una medalla como servir de inspiración para las niñas. Muchas me dicen: ‘quiero ser jugadora gracias ti’. Les cuento mi historia para que crean. También desde África podemos tener impacto en el mundo entero”, proclama. Hasta que la pandemia permita jugar al baloncesto, Astou reparte arroz para alimentar sueños de futuro.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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