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Otro paseo de Mercedes y otro fiasco de Ferrari

Hamilton sobrevuela un curso en el que Leclerc maquilla la desorientación de la ‘Scuderia’ y del que Sainz sale reforzado

Oriol Puigdemont
Hamilton celebra la victoria.
Hamilton celebra la victoria.Luca Bruno (AP)

Por más que haya habido carreras entretenidas, el grueso de los aficionados a la Fórmula 1 seguramente pagaría por verse ya a finales de la temporada que viene. De este modo quedaría mucho menos, solo unos tres meses, para el arranque del Mundial que se anticipa como uno de los más competidos de la historia, o al menos, el que igualará más el potencial entre unos equipos y otros. El zarandeo que se le aplicará al reglamento técnico de 2021 debería abrir la puerta a esas sorpresas tan inéditas en la última década: las últimas 139 victorias se las han repartido solo tres escuderías (Mercedes, Ferrari y Red Bull), y la última de un piloto no perteneciente a ninguna de ellas data de 2013 (Kimi Raikkonen, en Australia, con Lotus).

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Desde que en 2014 se introdujo la tecnología híbrida, Mercedes, que se llevaba preparando más tiempo que nadie, sacó el rodillo y en esas seguimos, con seis dobletes consecutivos, cinco títulos de Lewis Hamilton y uno de Nico Rosberg, en la muestra de superioridad más exuberante de la historia; incluso por delante de la que protagonizaron Ferrari y Michael Schumacher a principios de la década de los 2000.

Las 15 victorias de 21 posibles –11 de ellas de Hamilton– que la marca de la estrella ha acumulado este curso dan una idea del margen que todavía tiene a su favor. La última parada del calendario, en Abu Dabi, fue la radiografía perfecta del estado de las cosas: Hamilton dominó de cabo a rabo una carrera en la que el actual campeón dobló a todos aquellos que cruzaron la meta más atrás de la sexta plaza. Valtteri Bottas, su compañero, arrancó el último en la parrilla y terminó el cuarto a un suspiro de Charles Leclerc (tercero), mientras que Max Verstappen lo hizo el segundo.

Terminado el ejercicio, llega el momento de hacer balance y, al margen de la incontestable autoridad de Mercedes, hay tres binomios que merecen mención aparte aunque por razones bien distintas.

Ferrari no está a la altura de Leclerc. La Scuderia se la jugó este año al sacarse de encima a Kimi Raikkonen para darle su volante a un chaval de 21 años que en unas pocas carreras ya ejerce de líder –concluyó por delante de Vettel, con una victoria y 24 puntos más que el alemán– de un equipo que parece desnortado, atenazado por la presión y terriblemente errático en la toma de decisiones. Han sido muchos los fallos de bulto de los estrategas del fabricante de los bólidos rojos, el último este sábado en Abu Dabi, día en que Leclerc se quedó sin opción de pelear por la pole por un error de cálculo parvulario.

El choque entre compañeros de hace dos semanas en Brasil es la fotografía más ilustrativa de una temporada inolvidable, aunque no en el sentido deseado por la tropa de Maranello. Un mal año para el constructor de Il Cavallino que termina con la peor noticia para el campeonato, y es que Ferrari mantendrá el derecho de veto que posee en el marco del nuevo Pacto de la Concordia que se firmará en 2021. "¿Lo usaremos en algún momento? Lo dudo. Hay equipos que creen que es algo anacrónico, pero otros consideran que es bueno que haya un adulto en la partida", afirmaba este sábado Louis Camillero, presidente de la compañía, en una entrevista concedida al Financial Times.

Sainz y McLaren suben como la espuma. Si en el peor momento es cuando el talento debe marcar la diferencia, Carlos Sainz ha dado la razón a todos aquellos que ven en él a mucho más que el hijo del piloto que cambió la historia del automovilismo español. El madrileño lo ha hecho todo bien hasta el punto de sumar su primer podio (Brasil) y terminar el sexto en la clasificación general, un puesto muy por encima de las expectativas generadas por un monoplaza que ha crecido tan rápido como él. Al margen de los inalcanzables Mercedes, de los todopoderosos Ferrari y de los geniales Red Bull, nadie ha sumado más puntos que Sainz, que incluso ha sido capaz de superar al segundo piloto de la estructura del búfalo rojo. McLaren terminó 2018 en la sexta posición y un año más tarde lo hace en la cuarta, demostrando que no hay mejor escaparate que este para mostrarse como una opción interesante (y fiable). "Terminar sextos en el Mundial con el panorama que tenemos, es algo que no me esperaba antes de este fin de semana", convino el español.

Verstappen no se sacia. Junto a Leclerc, la esperanza y el mejor espejo para las generaciones que llegan y ven en el holandés a un talento desbordante. Si bien al chico de Hasselt le costó encontrar el equilibrio entre agresividad y certeza, ahora lo tiene controlado y se ha convertido en un auténtico killer –termina el tercero, por delante de los dos Ferrari–. Por el bien de todos, ahora solo falta esperar que Red Bull consiga dar con la tecla que revitalice su coche lo suficiente como para convertirse en candidato al triunfo más a menudo. Ganar tres veces (Austria, Alemania y Brasil) no es fácil, pero con eso no alcanza para aspirar a las cotas que se han marcado en Milton Keynes. Haber logrado imponerse con el motor Honda (Austria) fue un alivio que solo puede hacer que impulsar esta alianza para lo que viene. "Sabía que si no llegaba en 2019 iba a pasar en 2020, pero no estaba preocupado para nada. Pero está claro que las victorias y los podios ayudan a ganar confianza con vistas al futuro", resume Mad Max.

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