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Dembélé vuelve a las andadas

El jugador del Barcelona se lesiona por sexta vez después de reincidir en sus malos hábitos en una temporada que se adivina definitiva

Dembélé, en San Mamés el pasado viernes.
Dembélé, en San Mamés el pasado viernes.VINCENT WEST (REUTERS)

Ousmane Dembélé no se corrige en la calle ni en el campo para desesperación del Barça. A sus 22 años, corre el riesgo de convertirse en un caso perdido para el club azulgrana. La última lesión del extremo, la sexta desde que llegó en 2017 —la quinta de carácter muscular— delata su peculiar manera de ser y explica su mal partido en Bilbao. Dembélé fue requerido tres veces por los servicios médicos desde que se puso la mano en el muslo izquierdo durante la primera parte del estreno liguero ante el Athletic. El doctor le preguntó qué le pasaba cuando observó su mueca de dolor en la cancha, volvió a requerir su opinión al final del partido y fue citado para una ecografía el sábado en la Ciudad Deportiva. Los doctores no tuvieron respuesta de Dembélé.

El PSG recela de la oferta por Neymar

El PSG aguarda la oferta del Barça por Neymar. "Estamos abiertos, pero la cuestión no es el montaje, sino que se satisfagan las condiciones financieras pedidas", afirmó una fuente del club francés citada por L'Equipe. El presidente, Nasser Al-Khelaifi, insiste en que no venderá al brasileño si no recibe una importante suma de dinero, necesaria para reforzar su plantilla. El Barça aspira a recuperar a Neymar mediante una cesión con opción de compra y una compensación económica, propuesta que difícilmente prosperará, según Le Parisien, por la falta de confianza entre clubes y por el precio del préstamo. Neymar respondió en la red con un mensaje inspirado en Bob Marley: "El problema es que a las personas se les odia cuando son sinceras y se les ama cuando son falsas".

El extremo argumentó que sentía calambres que no le impedían jugar ni tampoco entrenarse el lunes sin pasar antes por el centro médico. Dembélé no se presentó a la convocatoria de los doctores, sino que aprovechó los dos días de descanso concedidos por el técnico para viajar —su agente le situó en Rennes con su madre— e incorporarse al ensayo como si nada hubiera ocurrido en Bilbao. Al poco del entrenamiento del lunes, Dembélé se retiró por una lesión que los médicos diagnosticaron como rotura fibrilar en el bíceps femoral que le tendrá cinco semanas de baja —no jugará contra Betis, Osasuna, Valencia, Granada y difícilmente frente al Villarreal y el primer partido de la Champions. La tercera temporada amenaza con ser igual de difícil que la segunda y la primera: suma 218 días en la enfermería, 65 partidos —18 goles— sobre 119.

La frustración es mayúscula porque el curso pintaba muy bien desde que Dembélé se incorporó a la pretemporada una semana antes de lo previsto y su comportamiento fue elogiado por Valverde —“tiene una gran actitud”, afirmó, “esperemos que se traduzca en el campo”— y por Lenglet: “Tiene rabia por el año pasado y quiere demostrar que es un gran jugador”, argumentó el central. Hasta que comenzó LaLiga. No jugó bien, e incluso Piqué reprendió al francés por no tapar el centro de Capa que supuso el gol de Aduriz. La queja del central se interpreta hoy como un aviso definitivo de la plantilla al francés después de constatar que había vuelto a las andadas, a recaer en sus malos hábitos alimenticios y de puntualidad, a su devoción por la consola que le quita horas de sueño.

Abidal, el tutor

No ha funcionado el marcaje encargado a su tutor, el secretario técnico Eric Abidal, ni las advertencias de su madre, sino que Dembélé se muestra a menudo como un futbolista poco profesional, despistado, entregado al amigo y al tío con los que convive, incorregible para el grupo francés del vestuario que lidera Griezmann.

Dembélé apenas tuvo lesiones mientras jugó en el Rennes y el Borussia Dortmund. Nada más llegar a Barcelona, en septiembre de 2017, en cambio, fue operado por el doctor Sakari Orava de una rotura del tendón del bíceps femoral de la pierna izquierda, lesión que se produjo en Getafe. Y desde entonces se cuentan cinco lesiones más; la penúltima le impidió jugar en Anfield y la final de Copa.

La última jugada que se le recuerda fue el gol fallado ante el Liverpool —habría sido el 4-0— y el último alegato en su defensa lo hizo el presidente Bartomeu: “Ousmane es mejor que Neymar”. Hoy Bartomeu negocia por recupera al brasileño mientras Dembélé, el tercer fichaje más caro del Barça —105 millones más 40 de variables— se niega a ir al PSG después que Coutinho recalara en Múnich. La toma de decisiones no es el punto fuerte de Dembélé, un talento puro que no conoce la cultura del esfuerzo desde su llegada al Barça. No sabe ni quiere saber por qué se lesiona; el club estudia, de momento, si le multará.

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