_
_
_
_
_

El sospechoso Sun Yang triunfa en 400 libre y la joven Titmus destrona a Ledecky

Investigado por otro escándalo de dopaje, el chino gana su cuarto oro consecutivo en la distancia. La australiana acaba con siete años de hegemonía de la estadounidense

Diego Torres
Sun Yang celebra su cuarto título mundial consecutivo en 400 libre.
Sun Yang celebra su cuarto título mundial consecutivo en 400 libre.ED JONES (AFP)

Expedientado por doparse con trimetazidina en 2014, sancionado con una multa de 650 euros y rehabilitado, el problemático Sun Yang nunca interrumpió su andadura al límite. En su vida privada como en su quehacer profesional, quemó los años y los campeonatos entre escandaleras. Se presentó en el Mundial de natación de Gwangju envuelto en su habitual parafernalia de aclamación propagandística oficial china hasta que el Daily Telegraph, en su edición australiana, reveló que le habían vuelto a investigar por negarse a someterse a un control sanguíneo en septiembre de 2018. A punto de comenzar la competición, se desató la tormenta.

Según parece, Sun no solo se resistió entre amenazas a los analistas enviados por la WADA, la asociación mundial contra el dopaje, sino que luego rompió a martillazos el frasco con la muestra de sangre que le habían extraído. Resultó asombroso que la FINA, la federación internacional, le permitiera competir sin cerrar el caso. No solo compitió. Se tiró a la final de 400 libre, celebró su triunfo lanzando puñetazos al aire y mostrando cuatro dedos a las cámaras, señal de su cuarto título consecutivo mundial en la distancia. Luego se colgó la medalla en pleno revuelo. En las gradas, una delegación de funcionarios chinos blandía una pancarta gigante aclamándole con una leyenda en inglés y un juego de palabras: Sun Rises, sale el sol. Los nadadores han comenzado a manifestarse contra lo que consideran un atropello. Mack Horton, el australiano, que fue plata, se negó a subirse al mismo podio que Sun, que solo pudo darle la mano al medallista de bronce, el italiano Gabriele Detti.

La primera jornada de finales y semifinales del Mundial resultó turbulenta. En la final masculina del 400 se impuso el tramposo Sun replicando el podio de 400 de los Mundiales de 2017, solo que con marcas más lentas: Sun 3m 42,44s, Horton 3m 43,17s y Detti 3m 43,23s. En la final femenina, afloró la nueva generación para cerrar el ciclo de la vieja. El duelo que libraron Katie Ledecky y Ariarne Titmus alumbra a una nueva estrella. Se impuso Titmus sacándole casi dos segundos en el último largo y acabó con la hegemonía más prolongada en la historia de la natación femenina.

A sus 22 años, Ledecky había dominado las pruebas de 400, 800 y 1.500 libre sin solución de continuidad desde 2013. Sin perder jamás. El reguero de récords mundiales establecidos parecía inasequible. La estadounidense, que cada día desarrolla más su musculatura, ostenta el récord mundial desde que hizo 3m 56,46s en los Juegos de Rio. Llegó a Corea del Sur con el mejor tiempo de la temporada (3m 59,28s). Solo la amenazaba Titmus, que convalidó las pruebas de selección australianas en junio con 3m 59,35s. Solo tres nadadoras a lo largo de la historia han bajado de cuatro minutos: Ledecky, Federica Pellegrini y Titmus.

Titmus salió como un torpedo. Al mismo ritmo de Ledecky en Rio. Controlando la prueba en el primer largo y cediendo el primer puesto a su rival en el segundo y el tercero. Alarmada ante la amenaza, Ledecky, que está acostumbrada a abrir una gran distancia y nadar sola, batió piernas antes de lo previsto. El aumento del ritmo de patada es un turbo que emplea solo en los últimos 100, pero el perfil de la australiana le obligó a cambiar la táctica. Titmus es famosa por la velocidad que es capaz de desarrollar, impropia de una fondista. Ledecky logró abrir brecha en el penúltimo largo: tocó la pared en 3m 28,63s, seguida de su perseguidora a 3m 29,25s. No era suficiente.

Ledecky comprendió que su final sería trágico desde el viraje. Cuando Titmus la sobrepasó al cabo de 20 metros de furor, dio la impresión de dejarse arrastrar por el reflujo. Titmus hizo el último largo en 29,51s. Ledecky se rindió en 31,34s.

Titmus, de 18 años, conquistó el oro en 3m 58,76s. Ledecky se quedó en 3m 59,97s. Juntas compusieron una obra grandiosa. Ledecky la concluyó agarrada al muro. Fundida. Escondiendo la cara, la mirada tapada con las gafas espejadas, el bañador negro de riguroso luto, dio la impresión de ser testigo del funeral de sus mejores días.

Peaty baja de 57 segundos en 100 braza

En sintonía con los precedentes de vértigo, Adam Peaty cerró la sesión de carreras individuales con el primer récord mundial de los campeonatos. El inglés de 24 años hizo la segunda semifinal de 100 braza en 56,88s, convirtiéndose en el primer hombre en nadar por denajo de 58s y 57s y batiendo por séptima vez el mejor tiempo de una distancia que gobierna en solitario. Para los libros de historia quedará el récord que caducó, el que estableció el año pasado en Glasgow: 57,10s.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_