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Los 20.000 euros del Huesca-Nàstic que hicieron caer a Bravo y Aranda

La concentración en Málaga de las ganancias en las apuestas por el partido sospechoso llevaron a la policía hasta unas escuchas que destaparon la red de amaños

Carlos Aranda sale de la prisión de Zuera el pasado 31 de mayo.
Carlos Aranda sale de la prisión de Zuera el pasado 31 de mayo.Javier Cebollada (EFE)

Menos de cuatro horas antes de que comenzara el Valladolid-Valencia del 18 de mayo, el exfutbolista Carlos Aranda, presunto cabecilla de la red de amaños desarticulada en la Operación Oikos, llamó a su prima Maca, que trabaja en uno de los locales de los que es propietario, para indicarle que apostara 10.000 euros. Le dijo que jugara una combinada a que el Valencia ganaba ese partido y el Getafe, el que le enfrentaba en el Coliseum Alfonso Pérez al Villarreal. Y le insistió en una advertencia: “No lo digas en voz alta, Maca, que no te puede escuchar nadie”. Y también: “No te puede ver nadie, Maca, nadie”. Un año antes, en un Huesca-Nàstic ahora célebre, el secreto se extendió y los 20.000 euros que ganaron apostando los amigos malagueños de Aranda terminaron con el exfutbolista de El Palo y Raúl Bravo detenidos.

Ahí fija el sumario del caso, al que ha tenido acceso EL PAÍS, el principio de la caída de la sociedad de los exfutbolistas que se conocieron en la cantera del Real Madrid a finales de los noventa. La Operación Oikos nació sin nombres: dos informes de la UEFA alertaron a LaLiga y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) de graves anomalías en los mercados de apuestas, según decían pruebas “claras y apabullantes” de que el encuentro estaba amañado. El asunto acabó sobre la mesa de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la policía, que identificó a los ganadores de las apuestas. Los que más se habían llevado eran todos de Málaga.

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Allí se fueron con los nombres y allí les dijeron que les sonaban. La policía de Málaga llevaba otras pesquisas por tráfico de drogas y blanqueo de capitales y cuenta a la UDEV que los apostantes de la lista que les llevan “tendrían una relación directa o indirecta con el principal investigado en las diligencias previas 122/2017”, es decir, Carlos Aranda.

Además de identificar al presunto proveedor de los chivatazos, los agentes de Málaga les cuentan que tienen “intervenciones que contienen conversaciones en las que los amaños de los partidos son una realidad”. Llevan tiempo escuchando a Aranda, y han determinado ya el importante papel de Raúl Bravo en la trama: “Yo, por ejemplo, con Raúl Bravo soy socio, y lo que es mío… lo mío es la mitad de él, y lo suyo la mitad es mía… Si está claro, si invertimos, invertimos los dos; él pone el trabajo y yo pongo el dinero”, dice Aranda en una de las grabaciones.

El más afortunado de España

Entre los nombres que llevaron a la UDEV a Málaga se encontraba el de la persona que más dinero ganó en toda España con el Huesca-Nàstic. Originario de la barriada de El Palo, como el cabecilla de la trama, y englobado por la policía dentro de la estructura de “la familia Aranda”, Pintidura se embolsó 9.144,13 euros con 19 apuestas que realizó repartidas a lo largo de los tres días anteriores al encuentro, la mayor de ellas de 2.890 euros. “Lo notorio de esta persona son las modalidades de las apuestas realizadas, infiriéndose de las mismas que esta persona era conocedora del resultado con anterioridad al encuentro, puesto que sus apuestas son: empate en la primera parte y victoria del Gimnàstic de Tarragona”, dicen el informe de los agentes.

Lo mismo dicen de las apuestas de los otros once ganadores que identifican en Málaga, relacionados directamente con Aranda o conectados entre sí: “Absolutamente todas ellas son el empate en la primera parte y la victoria visitante”. Algunos incluso afinaron más y predijeron un 0-0 al descanso y un 0-1 al final, que fue lo que sucedió.

Entre los ganadores identificados también se encuentra Ignacio Ojeda, mucho más cauto, que se jugó 200 euros a la misma combinación y recogió 760. Ojeda es socio de Aranda en uno de sus locales de apuestas en Málaga, el Luckia situado en El Palo. El pasado 21 de mayo, un año después del festín de ganancias del Huesca-Nàstic, Ojeda está con Aranda en el coche del exfutbolista, la noche después del batacazo con las apuestas combinadas al Valladolid-Valencia y al Getafe-Villarreal.

El micrófono instalado por la policía en el automóvil del cabecilla de la Oikos recoge una conversación entre ellos en la que hacen balance de daños. “El Manolo y esta gente. Fueron Manolo, Antonio [Pintidura] y el Fumeti, con 10.000 euros cada uno”, resume Ojeda. Pintidura, el mayor ganador de España con el Huesca-Nàstic, con casi 10.000 euros, perdió lo mismo en la combinada de hace un mes, igual que Aranda, que lamentó haberse visto empujado por la avaricia de Bravo. Una pulsión similar a la que diseminó por Málaga más de lo previsto la información del partido de El Alcoraz, que regó con 20.000 euros a los amigos de Aranda y llevó a la UDEV hasta las escuchas que lo mandaron preso.

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