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Djokovic vuelve a asustar

A dos semanas de Roland Garros, el número uno desbrava al joven Tsitsipas en una final de una sola dirección: 6-3 y 6-4, en 1h 32m. Suma su tercer título en el torneo, su 33º de un 1000, e iguala con Nadal

Alejandro Ciriza
Djokovic celebra su triunfo contra Tsitsipas en Madrid.
Djokovic celebra su triunfo contra Tsitsipas en Madrid.Enrique de la Fuente (GTRES)

Lleva Novak Djokovic –6-3 y 6-4 contra Stefanos Tsitsipas, para proclamarse campeón en Madrid– una buena temporada jugando al despiste, lo mismo dejándose caer unos días por la arena de  Marbella que tomando el sol en la República Dominicana, o paseándose con un patín eléctrico por el asfalto del Paseo de la Castellana porque, dice, su vida ya no es solo el tenis.

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Disfruta Nole fuera de la pista al calor de los suyos y cada vez es más selectivo dentro de ella, de ahí el margen para el ocio. Escoge más, y seguramente mejor. Superada esa etapa incontestable en la que sacaba la red de arrastre y se llevaba por delante todo lo que se ponía en su camino, un porrón de títulos dispersados por todo el mapa geográfico, el Nole felino del presente prefiere ahora los esfuerzos controlados y, sobre todo, las presas más considerables.

No es lo mismo una gacela que un ñu, como no es lo mismo Dubái, Doha o Pekín que, desde luego, Melbourne, Nueva York, Londres o París. Hacia el Bois de Boulogne apunta el serbio, que llevaba un tiempo al ralentí, confundiendo al personal desde que ganó en Australia hace tres meses con algunos tropiezos engañosos, porque a la que se le ha puesto a tiro una gran pieza, es decir, Roland Garros, ha asomado la cabeza sobre el arbusto y ha activado una carrera salvaje: sí, Djokovic lo tiene entre ceja y ceja, va a por todas; quiere otra foto triunfal en la Chatrier, otro grande en el listado; asestar un impacto brutal en el ánimo diezmado de Rafael Nadal, al que se le agotan las balas en la tierra y obligado a encontrar un plus para defender su fortaleza parisina.

Lo necesita, porque el león viene abriendo las fauces. Djokovic, de reposo durante el último trimestre, selecciona y ataca cuando debe hacerlo, en el instante preciso. Tumba en 1h 32m al jovencito griego, extraordinario jugador, en la agradable tarde dominical de Madrid y eleva el tercer título en la Caja Mágica, el 74º de su carrera, el 33º de un Masters 1000; los mismos que Nadal. Equilibra el de Belgrado, y a la vez lanza un mensaje alto y claro: se acabó el descanso, tengo un gran aliciente, veo París y quiero repetir el gran golpe del 2016, así que suena el despertador, me pongo las pilas y activo el paso para llegar allí a tiempo, a punto. Sí, Nole ya está listo.

Autoridad y suficiencia, una clase magistral

“Siempre, macho, siempre…”, le contestaba a Àlex Corretja a pie de pista, cuando este le preguntaba si hace poco más de una semana, cuando aterrizó en la capital española después de una buena temporada fuera del radar y entre aparentes dudas, confiaba en ganar otra vez en España. Y lo hizo con suficiencia, con esa autoridad que reverdece al Djokovic de los buenos tiempos, al competidor tiránico de los 31 años que entra en trance peloteando y no hace una sola concesión. Ni una opción de break le brindó al bueno de Tsitsipas, que venía de firmar una noche hermosa derribando a Nadal y que a sus 20 años ya juega como los ángeles, pero que este domingo recibió una clase magistral de timing y control, de cómo manejar el juego y tejer el punto.

Porque así, en ese modo autómata y desesperante, el número uno es insuperable. No hay jugador más fuerte que Djokovic a su máximo nivel, menos vulnerable que él. Tsitsipas afrontó el pulso con el mismo vigor que lo hizo ante Nadal, pero enseguida se dio cuenta de que disparaba contra un acorazado y que le pesaban demasiado las piernas, después del maratón de partidos que se ha metido en las dos últimas semanas: 13 en 11 días. Lució de nuevo todas esas buenas maneras, pero sufrió un mundo ante ese revés a dos manos que castiga al ritmo de un metrónomo. En 18 fallos se quedó Djokovic, al que le bastó una dentellada nada más empezar el partido (break para 2-0, y de ahí al 3-0 y luego al 4-1) y otra (para 5-4) en la prolongación, que se discutió un poquito más pero en la que tampoco se percibió demasiado suspense.

En ese plan está el balcánico, sobrado de físico y fresco de mente, puliendo cruzados y paralelos como el guerrero que afila la espada antes de la gran batalla. Y ahora viene Roma, el Foro Itálico; otro escaparate para intimidar y afianzar la sensación de que el gran jefe Nole está de vuelta. “Sé como hacerlo estratégicamente con mi equipo”, respondió cuando le plantearon si pretendía alcanzar el pico de forma justo antes del grande francés. “Sé cómo elevar la intensidad y llegar al máximo a los Grand Slams, pero no me gusta infravalorar este otro tipo de eventos, los Masters 1000”, resolvió mientras departía sonriente, con el rostro amable y la educación de siempre.

Quiere Nole, y si él quiere...

LAS CIFRAS DE UN ‘EXTRATERRESTRE’

Récord de Masters 1000. El serbio ya suma 33, los mismos que Nadal. Por detrás figuran Federer (28), Agassi (17) y Murray (14).

15 Grand Slams. El último lo coleccionó el pasado mes de enero, en el Open de Australia, Solo le superan Federer (20) y Nadal (17).

74 trofeos individuales. Es el sexto en la clasificación histórica. Por encima de él están Connors (109), Federer (101), Lendl (94), Nadal (80) y John McEnroe (77).

Triple corona en Madrid. Ha ganado en 2011, 2016 y 2019. Iguala a Federer y únicamente Nadal (5) ha ganado más

Más número uno. Después de Madrid, aventaja a Nadal en 4.170 puntos. Esta semana ha sumado 955 y totaliza 12.115, por 7.945 del balear.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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