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El doble reto de Javier Gómez Noya

El triatleta español vuelve a competir en la distancia olímpica tras el paréntesis del Ironman y lo hace con seis años más que la camada de jóvenes que lidera su deporte

Eleonora Giovio
Javier Gómez Noya, la semana pasada en un entrenamiento en Pontevedra.
Javier Gómez Noya, la semana pasada en un entrenamiento en Pontevedra. EQUIPO DE GÓMEZ NOYA

Nadie tiene más mundiales de triatlón que Javi Gómez Noya. Ganó cinco. Para buscar nuevas motivaciones, en invierno de 2017 se pasó a la distancia más larga para preparar el campeonato del mundo de Ironman. La distancia olímpica son 1,5 kilómetros a nado, 40 de bicicleta y 10 corriendo; el Ironman, 3,8 km a nado, 180 de bici y 42,195 (un maratón) corriendo. En Kona, el pasado mes de octubre, terminó undécimo. Se cogió un mes de vacaciones, se casó en Nueva Zelanda y en enero anunció que aparcaba el Ironman para volver a la distancia olímpica. Sueña con el único título que todavía no tiene: el oro olímpico. Y Tokio, adónde llegaría con 37 años, es su último tren. En los Juegos de Londres fue plata; a los de Río no llegó porque se rompió la cabeza del radio en un entrenamiento un par de semanas antes de viajar a Brasil. Los que trabajan con él aseguran que nunca había aparcado definitivamente la distancia olímpica. La idea de volver siempre había estado ahí.

“Por los entrenos que hacemos, yo creo que estoy yendo por buen camino, y las referencias de otros años dicen que no voy más despacio. Creo que todavía tenemos un margen de mejora y también habrá que ver a los rivales. Las primeras carreras dirán como se ha readaptado mi cuerpo a la distancia olímpica”, cuenta por teléfono el español que este sábado tiene su primera serie mundial en Bermudas. Se saltó la primera del calendario, la de Abu Dabi de principios de marzo, que ganó Mario Mola. El mallorquín, tres veces campeón del mundo, lidera una nueva camada de jóvenes junto al francés Vincent Luis y al noruego Kristian Blummenfelt. Son los que brillan ahora mismo, según Carlos Prieto, el técnico del gallego, en la distancia olímpica. Tienen 29, 29 y 25 años, respectivamente, y a ellos se enfrenta Gómez Noya en su regreso.

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Lo hace con 36 años, bastantes más que sus rivales. “Es un reto importante, sí. Volver a distancias más cortas ya de por si es incluso un poco antinatural porque la gente tiende a pasarse a distancias superiores y yo lo hago al revés. Además, las generaciones más jóvenes vienen empujando fuerte, es ley de vida. Pero si hago esto es porque me veo competitivo y porque me hace ilusión. Es un reto difícil y lo que me motiva es que sea complicado”, cuenta el gallego que empezó la temporada entrenándose un par de meses en Nueva Zelanda y que a finales de marzo volvió a instalarse en Pontevedra. Desde allí salió el lunes hacia Bermudas.

“A Javi yo le veo igual que hace seis años en cuanto a ambición y actitud. Él siempre está pensando en lo que tiene que hacer el año siguiente, siempre va por delante. La edad es un hándicap, claro, porque físicamente y fisiológicamente se nota, pero creo que no ha llegado todavía a ese declive físico. Tiene la edad que tiene, lleva dos años de Ironman y no se lo va a quitar nadie, hay que saber jugar con todo eso. Sigue teniendo mentalidad ganadora. No ha perdido el hambre ni la capacidad de sacrificio que te hace perder la edad. Es de esos atletas que salen cada muchos años, en su cabeza no cabe la idea de ser segundo”, explica Carlos Prieto, su técnico desde 2013. “Conociéndole, quiere volver y demostrar que puede dar guerra a los chavales”, añade. Los datos que maneja dicen que está nadando "en sus tiempos de antes", que en bicicleta rueda "más o menos igual" y que corriendo "llegará al cien por cien" cuando deje atrás la pretemporada. 

Mientras que para prepararse al Ironman hacía 20 kilómetros a la semana de natación, 600 de bici y 120 de carrera, ahora ha subido la natación a 25 kilómetros semanales, ha bajado la bici a 400-450 y la carrera a pie a 90-100. “Los volúmenes tampoco varían mucho, sí el tipo de trabajo”, explica Prieto. Lo que se busca es subir el ritmo de carrera a pie ya que en la distancia olímpica sólo son diez kilómetros. Eso es lo que más está trabajando Gómez Noya. “Normalmente, correr a más intensidad es lo que más cuesta porque viene de trabajar ritmos más lentos y largos. Las intensidades del agua es más fácil mantenerlas porque no lesiona tanto. La bici era clave para larga distancia e hicimos un gran trabajo para el Ironman. Se encuentra bien y no hace falta ahora meterse esas kilometradas que se metía antes, no tiene sentido”, analiza Prieto. “En los trabajos más rápidos estoy a buen nivel y me estoy encontrando bien. De momento no acuso el haber hecho unos cuantos meses de larga distancia, ni la edad todavía…”, subraya Gómez Noya.

Ambos tienen claro que este año el objetivo principal no es ganar el Mundial de ITU. “Para ello tendría que haber partido de Abu Dabi con la mentalidad de acudir a todas las carreras y estando al cien por cien como estaba antes. Ahora hemos decidido que está en otra fase de su carrera deportiva en la que a lo mejor es un error volver a trabajar de esa forma. Si quiere ir a unos Juegos tiene que intentar llegar en su mejor momento”, apunta Prieto.

“Competiré en las series mundiales de Bermudas [27 abril] Yokohama [18 mayo] y Leeds [8 junio] y entremedias haré el Mundial de larga distancia de Pontevedra [4 de mayo: 3 km a nado, 120 en bici y 30 corriendo]. Mis objetivos están más hacia agosto y septiembre con el test olímpico en Tokio y la final del mundial”, cuenta el triatleta. El test olímpico es una prueba importante porque daría la plaza directa a los Juegos.

Javier Gómez Noya, la semana pasada durante un entrenamiento en Galicia.
Javier Gómez Noya, la semana pasada durante un entrenamiento en Galicia.EQUIPO GÓMEZ NOYA

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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