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Argentina atiza a Messi

Jugadores, sociólogos y entrenadores examinan sorprendidos la ola de críticos que levanta el astro con su selección

Messi, durante el partido entre Argentina y Venezuela en el Metropolitano.
Messi, durante el partido entre Argentina y Venezuela en el Metropolitano.Anadolu Agency (Getty)

Si cada sociedad futbolera cabe en una frase, la de Argentina podría ser “esa que todavía cuestiona a Lionel Messi”. Nueve meses después de Rusia 2018, el diez volvió a jugar en la albiceleste y a comprobar que en su país siempre puede ser considerado culpable, no importa si por acción u omisión, incluso en dos amistosos de relleno. Bastó una derrota —el 1-3 ante Venezuela el viernes pasado en Madrid— y una ausencia —contra Marruecos este martes en Tánger— para que en Argentina se alzaran voces que otra vez lo sientan en el banquillo de los acusados.

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Tertulianos de televisión, programas de radio de alto encendido e hinchas en redes sociales vociferaron en las últimas horas frases como “Maradona jamás habría faltado contra Marruecos”, “un capitán no debe irse” y “por qué se volvió a Barcelona cuando sus compañeros se quedaron en Madrid después del primer partido”. Dardos que se sumaron a históricos bufidos como “no canta el himno”, “no concede entrevistas” o “los tiros libres que en Barcelona son gol en la selección terminan en nada”.

Si los economistas argentinos no saben explicar la endémica inflación del país, que en 2018 llegó al 48%, que Messi esté bajo sospecha también requiere esfuerzo. “Cuando la cosa no funciona siempre necesitamos un culpable, un villano. Que sea individualizada la derrota y también la victoria”, entiende Diego Latorre, ex futbolista de la selección y analista de televisión. “Los futboleros argentinos tienen una excitación desmesurado y no toleran la decadencia de nuestro fútbol, que sufre algo parecido al síndrome del Maracanazo”, agrega el sociólogo Pablo Alabarces. “Si los uruguayos pasaron 60 años viviendo de la herencia del Mundial del 50, nosotros ya casi llevamos 40 de la del 86”.

El entrenador de la selección de baloncesto, Sergio Hernández, cree que los cuestionamientos permiten a sus críticos ganar un espacio que de otra manera no podrían. “Usar las redes para hablar mal de Messi o de otros grandes concede protagonismo, es gente que quiere llamar la atención”, dice. “En este país hay muchas urgencias y a los jugadores de fútbol se les piden triunfos que generen las alegrías que de otra manera no son posibles”.

El ‘síndrome Maradona’

“Contra Venezuela fue uno de los mejores de Argentina, pero eso no calma ni sacia la sed del pueblo argentino”, retoma Latorre. “Muchos factores se vienen arrastrando desde hace años. Messi sufre la anarquía argentina de cambios de entrenadores, de dirigentes y de demanda social. El contraste con el Barcelona, donde hay una forma de jugar y está cómodo, es grande”.

Alabarces menciona otro dato clave para la simbología argentina: Diego Maradona, convertido en un vengador de la patria por sus goles a Inglaterra, cuatro años después de la guerra de Malvinas. “Buena parte de la cuestión es el síndrome Maradona. A Messi se le reprocha que, siendo el mejor, no gana con la selección. Y como el pobre pibe no pudo repetir la gesta del 86, la cultura futbolera le cae encima”, dice el autor de Fútbol y Patria.

“Hay un ensañamiento para convencernos de que Messi es una mentira”, sigue Hernández. “Creer que es un contrapeso para la selección es absurdo. No hay que dejarse llevar por esa locura porque, además, la mayoría silenciosa está a su favor. ¿Cómo vas a estar en contra de Messi?”.

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