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LeBron James, un Everest perpetuo

La estrella de la NBA, a sus 34 años, desafía los límites con una cuidadosa gestión de su carrera y de su privilegiada condición atlética

Robert Álvarez
LeBron James, en un Lakers-Spurs.
LeBron James, en un Lakers-Spurs. Darren Abate (AP)

El enigma de LeBron James y su permanencia en la cumbre de la NBA no se esconde tras una de sus dietas prototípicas: tortilla de huevo con salmón ahumado, pasta integral, salmón y verduras, pollo a la parmesana con ensalada de rúcula, un buen vaso de Cabernet y a dormir, si es posible, durante 12 horas. “Estaríamos sentados aquí todo el día si les diera una lista completa de los vinos que tengo en la bodega de mi casa”, alardea al referirse a uno de sus contados y controladísimos caprichos. Su régimen de vida le ayuda, desde luego, a afrontar sus gestas cotidianas en las canchas de juego. La estrella de los Lakers cumplió 34 años el 30 de diciembre y, ya en su 16ª temporada en la NBA, siguen sin aparecer síntomas de declive en su asombroso rendimiento, aunque se ha perdido los tres últimos partidos a causa de una distensión en la ingle. Sin ir más lejos, en el partido contra Nueva Orleans, el 22 de diciembre, se convirtió en el primer jugador con tantas campañas acumuladas que suma más de dos triples dobles seguidos: 22 puntos, 14 asistencias y 12 rebotes.

No repara en gastos. En su día reveló que invierte un millón y medio de dólares anuales en el cuidado de su cuerpo —ejercicio, entrenamiento, recuperación y dieta—, y para estar siempre a punto frente a la máxima exigencia que se le demanda y se espera de él. Naturalmente, no se trata solo de dinero. Sin su pasión por el juego, su talento y su autoexigencia, nada de lo que consigue sería posible.

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LeBron y su entrenador personal Mike Mancias revelaron en un podcast de Tim Ferris algunos de los hábitos de vida de la estrella de los Lakers. LeBron reveló que evita los alimentos poco saludables como las bebidas azucaradas, los alimentos fritos, los productos lácteos y los procesados. Hace dos años la página oficial de Cleveland informó de que LeBron había renunciado también a la carne de cerdo.

En contadísimas ocasiones baja el listón de la excelencia. Resulta mareante la sola enumeración de sus credenciales. Promedia 27,3 puntos, 8,3 rebotes, 7,1 asistencias, 1,3 robos de balón y 34,6 minutos, más o menos los mismos números que a lo largo de toda su carrera. Su regularidad es prodigiosa, paralela a su pasión por el juego, a su carácter ganador y a su capacidad para contagiar y exigir a todos los equipos en los que ha competido, Cleveland, Miami, la selección de Estados Unidos y, ahora, los Lakers.

Suma 1.177 partidos y más de 45.000 minutos en la temporada regular, 239 partidos y más de 10.000 minutos en los playoff, o lo que es igual, acumula ya 165 partidos y más de 7.000 minutos más que Michael Jordan durante toda su carrera. Suma tres anillos y nueve presencias, ocho consecutivas, en las finales de la NBA. A ello se añade su actividad con la selección, con la que ha conseguidos dos oros y un bronce olímpicos (2008, 2012 y 2004) y otro bronce mundialista (2006).

“Es el mejor jugador, el mejor líder y, en este momento, el jugador más inteligente”, dijo de él el seleccionador Mike Krzyzewski después de que sumara el primer triple doble en la historia de la selección de Estados Unidos en Londres-2012 e igualara la gesta de Michael Jordan como los únicos jugadores que han ganado el anillo y el MVP de la temporada y de la final de la NBA y el título olímpico en el mismo año.

“Lo que LeBron lleva haciendo durante tantas temporadas es simplemente extraordinario”, afirma Tiger Woods, la estrella mundial del golf y uno de sus fervientes admiradores. “Esa longevidad y poder rendir a ese nivel durante un período de tiempo tan largo es admirable, porque revela cómo ha tenido que adaptarse, ya que todos sabemos que a medida que envejecemos, no vamos a ser tan atléticos como solíamos ser. Dominar es una cosa. Cada jugador puede tener una buena semana y volar en el campo. Vale, genial. Ahora, ¿puedes hacerlo durante un mes? ¿Durante un año? Hazlo durante una década o más. Eso es realmente la grandeza”.

Alentado por los buenos resultados que le dio a Ray Allen la dieta paleo, sin carbohidratos y sin azúcar, en 2013, LeBron imitó al alero californiano y redujo las calorías fuera de temporada para adelgazar y perder peso. De esa forma, trató de disminuir la carga y el estrés que sufre su cuerpo. Tras seguir esa dieta durante 67 días en 2014, se estabilizó en 113 kilos, nueve menos de los que había llegado a pesar.

LeBron también se ha sometido a sesiones de Pilates para mejorar su fuerza funcional y su movilidad. El fortalecimiento del tronco es una prioridad desde que sufrió problemas de espalda durante 10 meses en 2015. Contrató a Donnie Raimon, un antiguo miembro del Ejército especialista en biomecánica, para ayudarle a prevenir esos dolores.

Durante la temporada, LeBron se centra sobre todo en el mantenimiento y recuperación de su capacidad física. La nutrición es básica, los baños de hielo para reducir la inflamación y expulsar los productos tóxicos de los músculos, el uso de medias primero y botas de compresión después tras los partidos para ayudar a reducir las inflamaciones y para eliminar los subproductos tóxicos a través de la estimulación del flujo sanguíneo a los músculos, además de los masajes terapéuticos tanto en el vestuario como durante los traslados.

En su domicilio, la estrella de los Lakers cuenta con un gran gimnasio. Utiliza una cámara hiperbárica de una sola unidad para aumentar la cantidad de oxígeno que llega a sus músculos y tejidos, y otra cámara de crioterapia para imitar los efectos terapéuticos de un baño de hielo en mucho menos tiempo. LeBron fue uno de los primeros deportistas en tener su propia criocámara. Poco después Cristiano Ronaldo instaló una en su casa, según explica el doctor de Terapia Física Rajpal Brar, fundado de 3CB Performance. La criocámara utiliza nitrógeno líquido para enfriar el aire a una temperatura inferior a 120 grados bajo cero y así reduce el tiempo de recuperación, disminuye la inflamación de tejidos, músculos y articulaciones, mejora la circulación y cicatrización y ralentiza el metabolismo celular.

David Griffin, general manager de Cleveland Cavaliers hasta junio de 2017 y ahora analista de NBA TV afirma: “Nadie dedica más tiempo a su deporte que LeBron, dentro y fuera de la cancha. Mantiene fanáticamente su cuerpo y su explosividad. Cada verano agrega algo a su repertorio para combatir cualquier pérdida que perciba en su condición física. A medida que ha evolucionado para convertirse en un mejor tirador y ser menos dependiente de sus condiciones físicas, se ha vuelto aún más cerebral”. Frente al vaticinio de un ejecutivo de la NBA que calculó en un par de años más el tiempo de reinado de LeBron, Griffin es contundente: “Será LBJ por el tiempo que quiera. Es un fenómeno. Confío en que puede dominar la NBA durante cinco o seis años más”.

El propio LeBron, en una entrevista con la ESPN el 25 de diciembre, explicó: “Siempre he trabajado 24/7 sin parar, y también fuera de la temporada. Nunca me he fijado un límite, ni he dicho cuántos años quiero jugar. Es algo que supongo que ya he superado y, realmente, la esperanza de vida de un jugador en la NBA no es de 16 años”. No descarta la posibilidad de competir dentro de cuatro o cinco temporadas en la NBA con su hijo LeBron James Jr, que empieza a despuntar y en 2019 cumplirá 15 años. “Sería fenomenal”, afirma. “Si continúa en la línea que está ahora, tiene muy buenas posibilidades. Y si continúo como ahora, también tengo una buena oportunidad, y podríamos encontrarnos”. El contrato por un total de 154 millones de dólares que LeBron firmó en julio con los Lakers se extiende hasta la temporada 2020-2021.

No le preocupa mayormente un posible declive. “Mi estilo es multidimensional y puedo camuflar algunos aspectos en los que no soy tan efectivo como cuando era más joven compensándolo con otras facetas de mi juego”. “Es increíble la consistencia, la longevidad y la grandeza que ha demostrado”, le elogia Stephen Curry. “He trabajado y he aprendido de él, de cómo trabaja y cómo cuida su cuerpo, casi religiosamente”, remacha Kevin Durant.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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