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Jeison Murillo, un jornalero del fútbol

El central colombiano, jugador de equipo reclutado por Valverde, tiene un examen de seis meses para convencer al Barça

Jordi Quixano
Murillo, en su presentación con el Barcelona.
Murillo, en su presentación con el Barcelona.JOSEP LAGO (AFP)

Desde hacía tiempo que el área deportiva del Barcelona se había propuesto fichar a un central en este mercado de invierno porque se recelaba de la recuperación de la rodilla de Umtiti, inmerso en un tratamiento conservador que todavía no tiene fecha de caducidad. La idea era traer a un futbolista joven, con proyección como De Ligt (Ajax), Todibo (Toulouse) o Christiansen (Chelsea), que se fogueara en estos meses para pelear por el puesto al inicio del próximo curso. “Pero la nueva lesión de Vermaelen aceleró el proceso y las urgencias”, explican desde el Barça; “porque presentarse con solo dos centrales profesionales (Piqué y Lenglet) en el primer día de entrenamiento tras las vacaciones sería una temeridad”. Por lo que se viró de plan y tras consultar con el técnico Ernesto Valverde quedó clara la prioridad. “Quería un jugador con experiencia en LaLiga y que diera rendimiento inmediato”, desvelan desde el Camp Nou. Un templario del fútbol al servicio de quien le convenciera y contratara. El escogido fue Jeison Murillo (Cali, Colombia; 26 años), cedido por seis meses por el Valencia con una opción de compra de 25 millones.

Con dificultades económicas pero con los valores bien claros, la familia Murillo siempre apoyó en su sueño balompédico a sus tres hijos, que perseguían a la pelota a todas las horas del día, casi siempre descalzos. “Dígale a su papá que le eche un ojo a Jeison”, le pidió Jamer, su progenitor, al hijo de Prudencio Viveros, coordinador de la escuela del Deportivo de Cali. La súplica surtió efecto porque le fue a ver a un partido de su escuela y pronto dictó sentencia: “Ese pelao me interesa”. Dicho y hecho porque primero le hizo sitio en el club Andrés Sanín junto con sus dos hermanos, John y Júnior, que trazaban los 20 minutos de recorrido de casa al campo de fútbol sobre una bicicleta. John en los pedales, Jeison sentado en la barra y Júnior de pie sobre los tornillos salientes de la rueda trasera. Esfuerzo que valió la pena porque poco después, Jeison firmó por el Deportivo Cali. Y, aunque quemó las etapas a la velocidad de la luz, no llegó a debutar con el primer equipo porque el Udinese se lo llevó a Europa. Fue un trampolín que lo cedió al filial del Granada —fútbol regional—, que decidió ficharlo en el curso 2011-12. Pero no tenían prisa con él y decidieron foguearlo en otras categorías. Primero al Cádiz (Segunda B) y después a Las Palmas (Segunda). “Pero en 2013”, interviene el técnico Lucas Alcaraz; “cuando lo tuve conmigo, no dudé en hacerlo debutar en Primera porque tenía muy buenas condiciones, pocas carencias, gran salida del balón…”. Aunque le faltaban conocimientos tácticos, por lo que Alcaraz le machacó a vídeos, siempre con él como protagonista. “Analizábamos las acciones del último partido, cuál era la mejor opción, cómo automatizar los movimientos, discurrir comportamientos tácticos…”, revela; “y mejoró muchísimo porque siempre quería aprender y porque el rendimiento del equipo mejoraba cuando él estaba sobre el césped”.

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El salto al Inter

No lo pudo disfrutar tanto Abel Resino, que cuando llegó al club se encontró con Jeison lesionado y con el contrato con el Inter de Milan bajo el brazo. Pero tan importante era en la entidad que le pidieron a Resino que trabajara en su recuperación para que volviera al once. “Me pidieron que lo cuidáramos y recuperáramos porque era un fenómeno y porque podía ayudar en el tramo final de la competición”, explica Resino. Y lo define: “Es un jugador con jerarquía, bastante rápido, técnicamente dotado y con buena salida de balón”. Pero el Inter era un gran salto y, condicionado también porque su ídolo Iván Córdoba había llevado el brazalete neroazzurro [con el tiempo también lo llevó él], no dudó. Allí se ganó un nombre, además del galardón al mejor gol de la Serie A con una chilena al Bolognia en la Coppa.

Con las referencias de ser titular, además de formar en el equipo de Colombia, el Valencia decidió ficharlo en el curso anterior por 12 millones. Pero en Mestalla se encalló con Marcelino, que consideró que tenía mejores alternativas y que con los números en la mano no le falta razón porque en esta temporada es el tercer equipo que menos encaja (14 goles), solo por detrás del Getafe (13) y Atlético (12). Por lo que el jugador pidió una salida.

“La secretaría técnica se enteró de que Jeison quería irse del Valencia y fue una operación de sentido común aplastante”, cuentan desde los despachos del Camp Nou; “porque si estuviera jugando, no vendría. Si costara 100 millones, tampoco podríamos. Era una operación en la que no podíamos especular”. Y añaden: “Es muy rápido, lo que es importantísimo para jugar en el Barça, tiene personalidad y es comunitario”. Así, 24 horas después de contactar con el Valencia y con su agente, Rocco Dozini, se cerró el pase.

Internacional en todas las categorías con Colombia aunque perdió la confianza de José Pékerman tras perder una pelota en la salida frente a Messi que costó un gol —hasta el punto de que no lo convocó para el Mundial cuando fue titular en los ocho encuentros de clasificación—, Murillo confía en regresar a la selección. Sabe que en el Barça puede hacerlo. “Soy rápido, inteligente, con buen pie y muchísimo garra”, se definió a su llegada a Barcelona. Confianza no le falta. Queda por ver si también se la da Valverde, que aprobó su fichaje. Tiene un examen de seis meses.

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