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Premier League jornada 17
Liverpool
Liverpool
Mane 24'Shaqiri 72'Shaqiri 80'
3 1
Finalizado
M. United
M. United
Jesse Lingard 33'

El Liverpool abruma al Manchester y pone a Mourinho en el disparadero

El Manchester United, pacato en sus planteamientos, está a 19 puntos del líder de la Premier y a once de la cuarta plaza

Primer gol del Liverpool al Manchester United, en remate de Sadio Mané.
Primer gol del Liverpool al Manchester United, en remate de Sadio Mané.Robbie Jay Barratt - AMA (Getty Images)

El Liverpool no tiene freno en casa. Dubitativo en Europa, donde pasó ronda de manera agónica tras perder en sus tres desplazamientos, nadie le echa el guante en la Premier. Lidera la competición tras ganar en 14 de las 17 jornadas disputadas y ceder apenas tres empates. No importa que su mágico tridente, tan exuberante la temporada pasada, esté lejos de su mejor versión. El Liverpool viaja a todo trapo, en la clasificación y en su juego, frenético, intenso, pleno de ritmo, codicia y fe, vibrante. Hay muchas maneras de enfocar el fútbol y también de ganar, pero este deporte es grande porque existen equipos que lo juegan como estos chicos de rojo. Así que no iba a ser este pacato Manchester United el que le pusiese un palo en las ruedas. Sucumbió el equipo de José Mourinho (3-1), destacado en las apuestas británicas en el concepto que refiere al siguiente técnico que perderá su trabajo. El United está ya a 19 puntos de la cabeza y, lo que es peor, a 11 de la cuarta plaza que le daría acceso a la próxima Liga de Campeones. “Es lo más alto que podemos llegar”, dijo el técnico luso tras la derrota. Sin resultados, sin fútbol, sin plan, sin la ambición que corresponde al club más laureado del fútbol inglés.

El triunfo del Liverpool es el de Jürgen Klopp, que superó al único rival al que no había vencido desde que hace poco más de tres años llegó a Anfield. En ese tiempo ya le había ganado a 25. Se le atragantaba el Manchester United en un duelo que no es cualquier cosa, el que cruza a los dos equipos que aglutinan un tercio de los títulos ligueros en la historia del fútbol inglés. En los últimos ocho enfrentamientos no habían ganado los reds, por eso la victoria, por lo que significa y por como llegó les deja un sabor especial.

Porque el Liverpool debió picar piedra para ganar. Lo hizo como acostumbra, a la tremenda, a martillazos hasta generar el desplome rival. Incomodado también porque recibió un gol por el camino que llegó sin saber cómo, de la nada en la que habita el United. No deja de resultar fascinante como un equipo con tantos recursos económicos se ha podido vulgarizar de esta manera. A Anfield saltó con el único plan de contener, con cinco zagueros y dos mediocentros, sin capacidad ni intención de gestionar la pelota y desplegarse, encogido ante el torrente que le llegaba. Así empezó el partido, con el Liverpool desatado, tan frenético que olvidó la finura. Fueron quince minutos de exaltación del gegenpressing, líneas avanzadas, recuperación inmediata de la pelota y ataque global en un ambiente electrizante.

Anfield empuja al Liverpool. No es novedad, es historia. Pero si existe un estilo que casa con el escenario es el que se disfruta ahora allí. El matrimonio se consuma porque el equipo empuja a la grada y la gente relanza a los jugadores. La estadística es aquí el reflejo del sentimiento: el Liverpool lleva en este campeonato siete triunfos como local y solo ha cedido un empate, ante el Manchester City. El que le marcó Lingard para el Manchester United fue el segundo tanto que recibió en todos esos partidos. En Anfield ha edificado su pase a los octavos de final de la Champions, sellado tras perder sus tres desplazamientos y quedarse los nueve puntos como local. En su maravilloso feudo no pierde el Liverpool en partido de Premier League desde hace veinte meses, desde abril de 2017, cuando le derrotó el Crystal Palace.

Con ese soporte, el Liverpool se disparó para minimizar todas las emboscadas que se encontró ante el United. Marcó cuando su empuje inicial comenzaba a matizarse y ofrecer un leve respiro a su oponente. Lo hizo Sadio Mané, que apenas tuvo dos apariciones en el partido, pero resultaron definitivas. La otra, para hacerle un nudo a Darmian, generó el segundo tanto para su equipo, ya superado el ecuador de la segunda parte. Hasta ahí había llegado apurado el Liverpool porque había encajado el empate al poco de marcar el primero en un error de blocaje de Allison que aprovechó Lingard tras un centro de Lukaku. Empujó con todos los sentidos Anfield, minimizó al Manchester, que tras el descanso se acopló en torno a una zaga de cuatro y designó como faro a seguir a Fellaini. La sentencia llegó con fórceps, en dos remates de Shaqiri afortunados porque fueron hasta la red tras golpear en sendos defensores. Igual esas cosas ocurren cuando hay tanto tráfico delante de la portería.

Ni con fortuna ni sin ella se atisbó mayor respuesta de Mourinho al desastre que darle galones a Fellaini. Pogba vio el partido desde el banquillo y aguantó tapado hasta las cejas el chaparrón que, en todos los sentidos, le cayó a su equipo. Su entrenador no le consideró ni siquiera para calentar por la banda. “Es el mejor equipo”, resumió Mourinho cuando le preguntaron por el Liverpool. Por ahora lo es a la espera de la exigente seguidilla de partidos en las fechas navideñas. Líderes con un punto de ventaja sobre el Manchester City, al que visitará dentro de cuatro jornadas el 3 de enero. A seis transita el Tottenham, que ganó de manera agónica al Burnley; a ocho está el Chelsea, vencedor en Brighton y a once el Arsenal, que cayó en su visita a Southampton, y empieza a ver la opción del título como una utopía. El Manchester United, sexto al frente del pelotón de media tabla, ya ni lo sueña.

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