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Solari ya no es un becario

El Madrid supera las lesiones de Casemiro, Reguilón y Nacho, vence en Vigo con un gran Benzema y el técnico, que ya debe ser renovado o relevado, suma su cuarta victoria

Benzema dispara a portería en Balaídos. En vídeo, declaraciones de Solari tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: OCTAVIO PASSOS (GETTY) / ATLAS
José Sámano

Hay victorias de mucho mérito. La del Madrid en Balaídos fue una de ellas y de nuevo con Benzema en vuelo. El equipo de Santiago Solari debió remar de forma accidentada frente a un Celta más cachas que fluido. Como prueba de los avatares madridistas, el Real cerró los últimos veinte minutos de partido con esta defensa: Odriozola, Javi Sánchez, Ramos y Lucas. Antes del descanso ya habían desfilado hacia la enfermería Casemiro y Reguilón, mientras Bale se fue a la tregua cojo tras una cuchillada de Hugo Mallo. Entre cate y cate, del fútbol se encargó Benzema, izado desde la llegada de Solari. El francés está lozano. De clase va sobrado, así que cuando no le vence el ánimo emerge un futbolista extraordinario. Como apoteósico fue su control a un servicio de Modric. Benzema, como si fuera del Bolshoi, giró sobre sí mismo al tiempo que meció la pelota con la puntera. Más que un control fue un mimo. De frente a Sergio le batió con precisión. Una maniobra admirable con un borrón de por medio de Cabral, que quiso tirar el fuera de juego sin sintonía con Roncaglia. No acabó el repertorio de Benzema. Ni mucho menos.

Entre nota y nota de Benzema, Solari, que de entrada sentó a Isco y Asensio, tuvo que remendar al equipo. Con la baja de Casemiro, el entrenador argentino echó el lazo a Ceballos. Nada sorprendente. Sí la posición del andaluz, ubicado él en el eje, no Kroos, más asiduo al puesto. Nada aprovechó el Celta, muy quebrado toda la noche. Lesionado Lobotka se quedó sin ancla. Nada que ver con el frágil andamiaje de Okay, solo productivo en un cabezazo a un poste. No hubo local que procurara incordiar al postizo Ceballos. Tampoco hubo celeste que en el primer tiempo diera puntadas con Iago Aspas, mástil indiscutible del Celta.

Solvente el Madrid y atribulado el cuadro local, Benzema citó a Kroos con el gol más sencillo de su carrera. Tan abierta tenía la puerta que pateó el balón por encima del larguero. Minutos después, Mallo pateó a Bale. El galés resistió, tan renqueante como ausente, a su aire.

No hubo descanso para Benzema, tan pujante en el primer acto como en el segundo. De vuelta del intermedio reapareció con un remate al larguero tras un amago y un regate dentro del área, donde abundan los cocodrilos. Sin pausa, esta vez por el otro pico del área, sacó la cadena a un par de defensores y su remate fue de billar. Tres carambolas: la pelota pegó en Sergio, en su poste izquierdo y en Cabral. Con Benzema iluminado todo puede ocurrir. Y máxime cuando el Madrid de Solari certifica hasta los goles que no mete, sean de Vinicius al Valladolid o de Benzema al Celta.

Mohamed, técnico local, agitó el cesto. Dio entrada a Mor y centró la posición de Brais. El trastoque surtió el mejor efecto posible para el Celta. Iago Aspas por fin tuvo quien le enchufara. Crecido el delantero gallego, su socio Hugo Mallo cazó un golazo, un remate fantástico sin dejar caer la pelota al pasto. De nuevo la incertidumbre en un partido sin más gobernante que Benzema.

Con las incidencias de Casemiro y Reguilón no terminaron los infortunios visitantes. En la fase de mayor acoso del Celta, a Nacho se le lastimó una rodilla en el mismo instante en que se vio a Odriozola con calambres. Solari recurrió a Asensio y Lucas —no Bale, como en sus tiempos mozos— se aventuró como lateral izquierdo. No se rebajó el Madrid, que encontró el alivio definitivo cuando Juncá, de forma patosa, arrolló a Odriozola. Ramos, dale que dale con Panenka, embocó el penalti. Como a este Madrid le llueven los goles desde que llegó Solari, Ceballos, con un disparo formidable, selló el cuarto, justo antes del 2-4 final de Brais. Un resultado contundente tras un partido extraño y con muchos enredos que amplifica el momento Solari. Hoy, reglamentariamente, le vence su provisionalidad. El club deberá mover ficha. Los números son de Solari: cuatro partidos, cuatro victorias, 15 goles favorables y solo dos en contra. De paso, tres puntos más cerca del Barça. Y por el camino dos semanas de parón. Ideales para un equipo que tiene cola en el centro médico: Carvajal, Marcelo, Vallejo, Varane, Nacho y Reguilón —un pelotón defensivo— están maltrechos.

Si por Benzema fuera Solari ya estaría renovado. Desde luego, ya no es un becario.

Un equipo diezmado por las lesiones

JUAN L. CUDEIRO / Vigo

Todo se escruta en torno a Santiago Solari, que se mueve bajo la lupa inherente al cargo que ostenta y aumentada por la sensación de que se trata de un meritorio. Todo se examina como si fuese un mensaje en clave de futuro. Quizás el técnico novato solo considere el presente. En él no entran Isco y Asensio, dos de los favoritos de Lopetegui, ayer en el banquillo porque Solari piensa en Bale como extremo izquierda y puestos a guardar la simetría recurre a un especialista como Lucas Vázquez, que quizás tenga menos talento que sus dos suplentes en Balaídos, pero seguramente es mejor extremo derecho. Isco y Asensio no contaron ni tras la tempranera lesión de Casemiro, que se fue antes del ecuador de la primera parte tras un trompazo con Maxi Gómez. Solari llamó para el eje a Ceballos, que no es precisamente un especialista en esa posición y firmó un gol. Cuando al final de la primera parte también cayó Reguilón, el recurso fue el obvio, darle cancha al novel central Javi Sánchez y llevar a Nacho al lateral izquierdo hasta que este se lesionó. Entró entonces Asensio y Lucas Vázquez ejerció por primera vez en su vida de lateral izquierdo.

Como les ocurre a Atlético y Barcelona, las lesiones asolan al Real Madrid, que con las de Casemiro, Reguilón y Nacho ya suma 17 en lo que va de temporada. Si los tres tocados en Vigo confirman los peores presagios serán 12 los jugadores blancos que han abierto la puerta de la enfermería, donde aún reciben trato Carvajal, Vallejo, Varane, Marcelo y Mariano.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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