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La pasión del ajedrez hecha arte

La cantautora chilena Juga di Prima plasma en un videoclip las alegrías y frustraciones de los jugadores

Leontxo García
Juga di Prima, en 2016, durante su participación en el Abierto de Gribraltar
Juga di Prima, en 2016, durante su participación en el Abierto de GribraltarSophie Triay/Gibraltar Tradewise

Los ajedrecistas sufren y gozan intensamente en absoluto silencio durante horas. Es una materia prima muy atractiva para convertirla en novelas y películas. Plasmarla en música es más difícil, pero una conocida cantautora y ajedrecista chilena, Juga di Prima, lo ha conseguido: el videoclip se titula ¡Oh, Capablanca!, en homenaje al genial campeón cubano (1888-1942), y refleja los sentimientos de la autora durante una partida.

El arte de Juga se ha alimentado en diversas fuentes, como su especial relación con la Isla de Pascua (territorio chileno en Polinesia, a 3.500 kilómetros de la metrópoli) y la cultura rapanui, reflejada en su obra. También ha interpretado a la célebre Edith Piaf (Juga di Piaf, 2013). Pero el ajedrez está en sus genes por transmisión familiar (su padre es muy aficionado), y solo era cuestión de tiempo que lo transformara en arte: “El ajedrez canaliza la energía bélica de los humanos de manera muy pacífica, bella y armoniosa, a través de la inteligencia. Por muy violenta que sea una partida, y con independencia de su resultado, al final los dos guerreros se dan la mano y todo queda en paz. Incluso es probable que la analicen juntos. Creo que es la manera más evolucionada y liberadora de sublimar la violencia”, me contó durante una entrevista en Gibraltar, en 2016.

Millones de ajedrecistas de todo el mundo se verán retratados en la letra de ¡Oh, Capablanca!, que Juga interpretará próximamente durante la Olimpiada de Ajedrez de Batumi (Georgia), donde tendrá espectadores de unos 180 países. Es poco menos que imposible encontrar un jugador a quien no le haya pasado lo que se relata en la canción: logro montar un ataque muy fuerte frente a un rival superior y más experimentado; estoy convencido de que puedo ganar; de pronto, algo empieza a torcerse, y acabo perdiendo; estoy desolado, soy un desgraciado, me maldigo en la habitación del hotel; y, para colmo, mi amigo inhumano (los programas informáticos que calculan millones de jugadas por segundo) me dice que, en realidad, mi ataque no era tan fuerte.

Vídeo de la canción homenaje al ajedrecista cubano Capablanca.

Todo ello adornado con un estribillo dedicado al inmortal José Raúl Capablanca, considerado por unanimidad como uno de los mayores genios naturales (la disciplina en el entrenamiento no era su fuerte) de la historia del ajedrez. Y con un mantra —“Aprender de las derrotas”— repetido hasta la saciedad cada día en el mundo entero por todos los maestros y entrenadores de niños ajedrecistas. Ciertamente, es en el ajedrez más que en ningún otro deporte donde el derrotado es quien más aprende, porque la suerte casi no existe. Pero a ver quién logra explicárselo a ese pobre desgraciado que quiere morirse porque cometió un grave error cuando tenía la partida totalmente ganada tras jugar muy bien durante horas. Ese sufrimiento atroz está muy bien reflejado en la canción, que termina con un sarcasmo: “Si aprendemos más de las derrotas, ¡para qué quiero ganar!”.

La artista chilena, formada musicalmente en Europa y residente en Buenos Aires, vivió todo ese proceso tan doloroso el pasado diciembre, durante un torneo en Roma: “Afortunadamente, tenía mi guitarra conmigo. Bajo la influencia de las emociones tan fuertes que aún sentía, y el recuerdo de la sabiduría de Capablanca, tanto la letra como la melodía me salieron fácilmente, y componer esta canción me dio el confort que estaba buscando tras una derrota tan dura”.

Juga di Prima, en la Playa de La Caleta (Gibraltar) en 2016.
Juga di Prima, en la Playa de La Caleta (Gibraltar) en 2016.Sophie Triay (Tradewise Gibraltar)

Convencida de que “viajar es la mejor escuela de vida”, Juga canta, compone, escribe guiones, toca el ukelele y el piano, baila, produce vídeos de coreografía muy cuidada y da conciertos en varios países (en este portal de Internet puede apreciarse su obra). Obviamente, para ella el ajedrez es también arte, entendido como “manifestación del espíritu con sentido estético”. Pero incluso lo supera en algunos aspectos: “El ajedrez es un lenguaje universal, que por sí mismo permite una comunión con otra persona de inmediato, haciendo la primera jugada en un tablero, sin necesidad de un idioma común ni preámbulo alguno. Es verdad que la música y otras artes tienen también algo de eso, pero con importantes matices; por ejemplo, los estilos o gustos musicales de cada persona, que pueden dificultar esa comunicación”.

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Cuando se habla con ella, Juga proyecta una imagen presidida por la dulzura, la sensibilidad y cierto romanticismo no exento de lógica. Por ejemplo: “Ojalá algún día los ejércitos sean las selecciones olímpicas de ajedrez. Ese día, las combinaciones bellas producirán reacciones parecidas a lo que ocurre hoy cuando los grandes equipos de fútbol meten un gol”. Pero de vez en cuando pone los pies en el suelo y cambia de tono: “El ajedrez y el arte (por ejemplo, salir al escenario en un teatro lleno de gente) requieren muchos cojones”. De momento, su videoclip en YouTube tenía 26.300 visitas en el momento de publicar este artículo.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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