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La hora de los ‘cuatro meninos’

Neymar, Coutinho, Gabriel Jesús y Willian lideran el ataque de la selección brasileña, que se estrena ante Suiza

Jordi Quixano
Neymar, en un entrenamiento de esta semana.
Neymar, en un entrenamiento de esta semana.Buda Mendes (Getty Images)

Aunque para gustos los colores, casi nadie en el mundo del fútbol descarta a la Brasil de 1970 como uno de los mejores equipos que ha dado la historia del balón. Y eso que La Canarinha alcanzó México envuelto en dudas porque el técnico debía ser João Saldanha, a quien se le ocurrió discutir la titularidad de Pelé y perdió el puesto en beneficio de Mario Lobo Zagallo, según decidió el dictador Garrastazu Médici. A Zagallo le criticaron no controlar el mercado, a los jugadores que se ganaban las habichuelas en Europa. Pero le alcanzó con los cinco dieces que hacían las delicias en Brasil: Jairzinho (Botafogo), Gerson (São Paulo), Tostão (Cruzeiro), Pelé (Santos) y Rivelino (Corinthians). También las hicieron en México, campeones a la postre tras batir a Italia en la final.

Eran cinco jugadores que argumentaban los ataques de un equipo en el que todos participaban de las ofensivas como demostró el lateral Carlos Alberto al definir la final con el 4-1 definitivo. Ahora ya no son cinco sino que son cuatro los que asumen el peso del gol de la selección brasileña: Willian (Chelsea), Coutinho (Barcelona), Gabriel Jesús (Manchester City) y Neymar (PSG), cuatro meninos que no solo rebosan talento con la pelota entre los pies sino que también mezclan de maravilla e ilusionan de nuevo al país, dolido como está por la última derrota mundialista frente a Alemania (7-1) en 2014. “Conmigo en el campo no hubiéramos acabado así”, resuelve Neymar, alma de La Canarinha.

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Hace cinco días, tras un entrenamiento matutino, Neymar se acercó a la zona donde los preparadores habían dejado los contenedores repletos de botellas para hidratarse en el césped. Pero no quería beber agua sino preparar una broma. Cogió huevos, que repartió entre sus compañeros de extranjis (como a Gabriel Jesús), y harina para lanzarla y estamparla sobre Coutinho, que cumplía años y que aceptó la guasa con la sonrisa en la cara. “Cuando hay que trabajar se trabaja, pero eso no está reñido con tener buen ambiente”, señala el seleccionador Tite, que en vez de restricciones —como hacían Dunga y Scolari, por ejemplo— ha repartido un manual de recomendaciones, como no usar los móviles antes de ir a dormir, evitar la cafeína por la tarde y reducir el tiempo frente al televisor.

“No hay color entre la preparación de este equipo que llega a Rusia y el que llegó al Mundial de 2014”, resuelve Paulinho, que lleva dos años sin parar los motores tras jugar en China y luego en España, en el Barça. “En la Copa de 1970 estuvimos más de seis meses juntos para preparar el Mundial”, señaló hace unos días Pelé; “y fue la clave para el éxito”. Pero eso, con el calendario actual, es imposible. Otra cosa es que Brasil se convierta en la hexacampeona, reto que encabezarán los cuatro meninos.

Suele utilizar Tite un 4-3-3 (o 4-1-4-1 dependiendo de dónde se sitúen los extremos) o un 4-2-3-1 frente a los rivales más complicados. Un equipo con pie en la defensa (Tiago Silva, Marcelo), con mucho músculo en la medular (Paulinho y Casemiro, además de los relevos Fernandinho y Renato Augusto) y con dinamita arriba. “El jugador que marca la diferencia es Casemiro porque da equilibrio y permite que los jugadores alegres tengan mayor libertad”, aseguró el exseleccionador Scolari hace unos días. Pero los que resuelven los partidos están en el área rival.

Neymar está de vuelta

Por la banda izquierda partirá Neymar, el líder, el capitán —aunque no lleve el brazalete porque Tite se lo otorga a uno distinto en cada duelo—, el 10, el futbolista que todo lo cambia cuando está inspirado. Y aunque ha regresado tras meses en el dique seco por una rotura en quinto metatarsiano del pie, lo ha hecho en combustión porque batió en los amistosos previos a Croacia y Austria con dos goles de aúpa. En el flanco opuesto correrá Willian, que será el capitán y que ha ganado el puesto a pulso con unas actuaciones eléctricas, siempre con el dribling como saludo, el centro como accesorio y el chut lejano como castigo. Coutinho, también con un librillo de regates infinito, actuará por dentro, encargado del último pase y del disparo desde el balcón del área. Y la punta de lanza será para Gabriel Jesús, el niño (con 21 años es el más joven de la expedición) que en el pasado Mundial pintaba las calles de Jardim Peri, una de las favelas más peligrosas de São Paulo, para ganar unos reales y ayudar a su madre. Ahora, en ese barrio reina un mural de 34 metros con su cara y festejo del gol (como si llamara a su madre por teléfono). Nada raro si se atiende a que es el máximo realizador con 10 dianas en la era Tite (las mismas que Neymar).

“Estoy aquí para hacer goles, pero mi meta es ganar el título”, conviene con determinación Gabriel Jesús. “Aún no tenemos el equipo adecuado. Individualmente todos los jugadores son muy buenos, pero falta conjunto”, replicó Pelé, que a su vez sentenció: “La mejor selección brasileña de todos los tiempos fue la de 1970”. Entonces estaban los cinco dieces; ahora, piden su turno los cuatro meninos.

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