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Ramos, capitán de la crisis de España

El central afronta su primer Mundial como capitán de España atrapado entre los dos fuegos de la crisis que enfrenta al Madrid y a la federación por el fichaje y el despido de Lopetegui

Sergio Ramos durante la conferencia en Sochi.Foto: atlas | Vídeo: STUART FRANKLIN - FIFA (FIFA VIA GETTY IMAGES) | ATLAS
Diego Torres

Sergio Ramos desembarcó en el confín oriental del Mar Negro como Jasón, al frente de una nave cargada de héroes persiguiendo un trofeo de oro. La selección de España replica el ciclo de los Argonautas acometiendo una prueba que parece igual de imposible. Lo hace bajo el liderazgo de un jugador singular, progresivamente cubierto de músculos, cicatrices y tatuajes que, a diferencia del guerrero mítico, siente que ya está de vuelta.

"Yo no tengo nada que demostrar; yo soy como soy", dijo, en la sala abarrotada del estadio de Sochi. "Quien tenga dudas que mire el currículum. Si encuentra un título que me quede por ganar que me lo diga".

Ramos ha conquistado un Mundial, dos Eurocopas y cuatro Champions, entre otros títulos. Eso es mucho más de lo que han logrado algunos de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Pero esta vez, su empresa entraña dificultades mayores. El que probablemente sea el defensa más competitivo del siglo acomete su cuarto Mundial, pero es el primero que le obliga como capitán. Con 32 años asume la responsabilidad de liderar a la plantilla en uno de los trances más críticos de la historia del equipo nacional. Debutando contra Portugal, el campeón de Europa, dos días después del descabezamiento del equipo.

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“Hay que pasar página cuanto antes”, dijo. “Esto no ha sido para nada agradable. Julen ha sido parte de este Mundial, pero aparte de las valoraciones personales, España debe estar por encima de los nombres propios. No hay mejor persona que Fernando Hierro para cubrir el hueco. Está con nosotros desde hace mucho tiempo, nos conoce a la perfección, y es de los más idóneos para hacerse cargo de este rol en una selección que sigue con la misma ilusión”.

La negociación secreta y el fichaje repentino del seleccionador Julen Lopetegui por el Madrid, el pasado martes, preludio de su destitución, amenazaron con deshacer la unión del vestuario. Ramos se vio arrastrado al remolino. Como capitán del Madrid y capitán de España, los directivos de ambas instituciones le reclamaron para desenredar un lío sin precedentes. Primero porque Florentino Pérez, el presidente madridista, le llamó para consultarle sobre la idoneidad del técnico y debió conocer que negociaba con su club a espaldas de sus propios compañeros en La Roja. Después, porque cuando estalló la crisis se sintió moralmente obligado a defender al técnico ante la ira del presidente de la federación, Luis Rubiales, que se consideró traicionado por el entrenador.

“Obviamente”, dijo el sevillano, “cuando eres capitán te toca saber un poco más de la cuenta. Tú puedes hacer tu interpretación, puedes dar tu opinión, pero son las instituciones las que deben decidir”.

Uno de los hombres más veteranos de la selección explicó desde el anonimato que el papel de Ramos fue difícil. Quizás, como apuntó esta fuente, lo embargó la culpa por haber puesto inconscientemente a Lopetegui en una encrucijada, y eso le llevó a preocuparse con exceso por su despido. Ramos defendió la continuidad de Lopetegui hasta el final. Sus discursos no variaron el énfasis: ni ante Rubiales ni ante sus compañeros reticentes, que fueron la mayoría.

A este respecto, asegura un jugador del Barça que la discusión discurrió por cauces de moderación y compañerismo. Ramos se vio solo ante la mayoría que se negó a pronunciarse cuando se reunieron con Rubiales, y mucho menos a defender ante el presidente federativo a un entrenador al que, en privado, señalaron por comportarse de forma inadecuada. En el curso de los debates Ramos nunca resultó agresivo. Iniesta, Alba, Busquets valoraron su honestidad y su comprensión ante quienes no opinaron igual.

“Aquí no hay ninguna grieta”

“No hay ninguna grieta”, dijo Ramos en la sala de conferencias de Sochi, preguntado por un presunto enfrentamiento entre colegas. “Cada uno somos de nuestra madre y evidentemente pensamos distinto. Pero independientemente de todo eso, aquí todos queremos pelear por el Mundial. Eso no lo va a cambiar nadie ni nada. En lo personal fue un momento muy delicado. A unos les dará más o menos pena, pero esto es una oportunidad para crecer. Esto nos hará más fuerte, nos unirá más, y nos hará valorar más el enorme privilegio que supone estar en un Mundial. Tenemos que aprovechar este momento ahora. Mañana será tarde”.

Ramos sonrió al admitir que el desafío le estimula. “Cuando vas cogiendo experiencia y vas madurando cada vez te encuentras más a gusto en situaciones límite”, dijo. “En el fútbol aprendes sobre todo de los momentos malos. Cuando hay un problema también hay una oportunidad para crecer. Lo que ha ocurrido nos sirve para estar más unidos”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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