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Argentina - Israel, un partido sin beneficios deportivos para la selección de Sampaoli

El plantel liderado por Messi nunca vio con buenos ojos un amistoso que lo obligaba a una agenda apretada a una semana del debut en Moscú

Ángel Di María , Leo Messi y Sergio Aguero (d), durante el entrenamiento del seleccionado argentino en la ciudad deportiva del FC Barcelona.
Ángel Di María , Leo Messi y Sergio Aguero (d), durante el entrenamiento del seleccionado argentino en la ciudad deportiva del FC Barcelona.EFE
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A veces el fútbol le gana a la política. La selección argentina, con Lionel Messi a la cabeza, se negó a jugar el partido en el que este sábado debía enfrentar a Israel en Jerusalén, un amistoso anunciado hace varias semanas pero que en los últimos días había quedado en el centro de la polémica. A siete días del debut de la albiceleste en el Mundial de Rusia, el partido aportaba poco a las necesidades deportivas del entrenador Jorge Sampaoli. La hinchada argentina tiene fama de influir con sus cantos, y los gritos "Don't go to Israel" y "Argentina no vayas a Israel" que los jugadores escucharon durante el último entrenamiento en Barcelona completaron un cuadro previsible. Tras varios días de ruido político, los futbolistas le plantearon al presidente de la AFA, Claudio Tapia, que no querían viajar a Israel.

Lo cierto es que el partido siempre había sido un incordio para la selección argentina, que no sólo debía viajar a Israel muy cerca del comienzo del Mundial, sino que además debía respetar otros acuerdos que suponían un dolor de cabeza. El principal reclamo palestino era que el amistoso, que pretendía poner en disputa la Copa 70º aniversario de Israel, se jugaría en Jerusalén, lo que suponía un guiño a la reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de trasladar su embajada desde Tel Aviv hacia esa ciudad en disputa.

Pero el viaje de Argentina a Israel además incluía una visita de Messi al Muro de los Lamentos, y un partido programado en un día poco favorable para la apretada agenda de Sampaoli. Como estaba previsto para el sábado, día de descanso para la religión judía, no podía empezar antes de que se pusiera el sol, a las 21.35, por lo que Messi y sus compañeros debían trasladarse de madrugada hasta Tel Aviv para tomar el avión que los llevaría a Rusia. Ya había demasiados contratiempos sumados a las amenazas de represalias palestinas, cuando dirigentes de la AFA dejaron trascender que el partido tampoco significaba un ingreso económico significativo para la Asociación. La cancelación estaba en marcha.

Las cartas ya venían mal barajadas desde el comienzo. Cuando la selección dejó Buenos Aires la semana pasada, el presidente Mauricio Macri se acercó al predio de la AFA para despedir al plantel. Según voceros de la Asociación, Macri le dijo a Tapia que, para evitar problemas, reprogramaran el partido "en Haifa". Según publicó el diario La Nación, el mismo Macri había recibido en marzo una carta de el premier Benjamín Netanyahu en la que le informaba de Jerusalén como sede del amistoso: "He instruido a las más relevantes autoridades a hacer todos los preparativos necesarios para que el partido tome lugar en Jerusalén, nuestra capital eterna". Y aunque el embajador de Palestina en Argentina, Husni Abdel Wahed, declaró que “si el partido se hubiera jugado en Haifa, no se habrían generado reclamos”, tanto ruido terminó cansando a los futbolistas, que adujeron ante Tapia que preferían no visitar una zona en conflicto. La AFA recién oficializará la cancelación del partido una vez que acuerde el resarcimiento económico con los organizadores: el cachet era de 1,4 millones de dólares.

Desde el México 86, el último Mundial que ganó Argentina, la albiceleste tiene una larga historia de amistosos jugados en Israel en las semanas previas a las Copas del Mundo. La selección de Diego Maradona ganó 7 a 2 en Tel Aviv hace 32 años, antes de coronarse en México, y dio inicio a un ritual que por cábala se repitió en 1990, 1994 y 1998. Esta vez, los intereses deportivos le ganaron a los políticos, y también los religiosos: al mediodía de este martes, la selección rechazó una invitación que el Vaticano había anunciado a través de uno de sus voceros para que los jugadores argentinos visitaran este miércoles al Papa Francisco. Ni al Muro de los Lamento ni a la Santa Sede: Argentina prefiere encomendarse a Messi.

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