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Neymar ignora las indicaciones de la directiva del PSG

El brasileño se resiste a declarar su lealtad al club de París, como le piden los dirigentes, que estudian reclamar 370 millones por rescindir su contrato antes de septiembre

Diego Torres
Neymar en la gala de la Ligue 1.
Neymar en la gala de la Ligue 1.FRANCK FIFE (AFP)

Cuenta un letrado que asistió al procedimiento seguido en la Audiencia Nacional en febrero de 2016 por un presunto caso de estafa, que cuando el juez José de la Mata requirió a Neymar Júnior para que declarase, el investigado sentó sus bases con aire somnoliento: “Yo solo quiero que me dejen en paz”.

A falta de pronunciamiento verbal, se trata de la misma actitud que Neymar demuestra en París desde que aterrizó procedente de Brasil, el pasado 4 de mayo, envuelto en una nube de rumores que le sitúan la próxima temporada en el Real Madrid. “Neymar se ha hecho el loco”, dice un empleado del Paris Saint-Germain, para explicar la conducta evasiva del muchacho ante las repetidas solicitudes de la directiva, que con el pretexto de la ansiedad de la hinchada le pide que manifieste públicamente su adhesión al club, al menos en las redes sociales.

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Neymar ignora el reclamo. Tampoco ha hecho nada por prepararse para disputar los últimos dos partidos oficiales del PSG esta temporada. Los médicos del PSG, en concordancia con los preparadores físicos, explicaron al presidente Nasser al-Khelaifi, que si Neymar hubiera hecho una rehabilitación rápida habría podido acabar el curso jugando con la camiseta del club que le asegura el cobro de 47 millones de euros netos por año. Estos especialistas señalaron que la fractura que sufrió en el pie derecho el 25 de febrero no tenía por qué invalidarle durante tres meses. Subrayaron que de haber comenzado a trabajar en el gimnasio a mediados de abril habría podido jugar unos minutos de la final de Copa de Francia este martes 15 y la última jornada de Liga, en Caen, el próximo 19 de mayo.

El PSG recordó a Neymar la importancia que para el club tenía su reaparición antes del Mundial. Pero el futbolista prefirió reservarse. Ante la desesperación de los directivos, en marzo y abril todo lo que hizo fue dilatar los plazos, descansar y hacer tratamiento fisioterapéutico en camilla. La clase de curación que desaconsejaron los médicos del PSG pero que sí aprobó el traumatólogo de la selección brasileña, el doctor Rodrigo Lesmar. Como dice un empleado del PSG: “Neymar ha dado exactamente los pasos que tiene que dar pensando en una pretemporada de seis semanas para estar a punto el día del debut de Brasil en el Mundial”. Ese día es el 17 de junio en Rostov, contra Suiza.

“Cada vez que aquí le han pedido que haga alguna manifestación para tranquilizar a los aficionados, al menos, diciendo cosas como que el año que viene espera ganar la Champions con el PSG, ha respondido de la misma manera”, se alarma este testigo que asegura que el jugador de 26 años no ha dicho ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Su única contribución a la calma institucional ha sido un guiño a Nike, su gran patrocinador, antes que al club. Consistió en colgar un mensaje escrito en inglés en Twitter con una foto de la futura equipación del PSG: "Orgulloso de usar la nueva camiseta y continuar dando alegría a todos".

Los responsables del PSG se sintieron decepcionados. Necesitan algo más explícito. Hasta en tres oportunidades le han sugerido que haga alguna declaración más amplia en las redes sociales, en una entrevista, o en un vídeo para el canal privado del club. Neymar, por toda respuesta, ha lucido su famosa media sonrisa. La misma expresión de placentera ausencia conque miró al presidente Al-Khelaifi y a su séquito cuando le visitaron en su casa de Brasil, hace un par de meses, y le animaron a que se pronunciara públicamente reafirmando su lealtad al PSG “para acallar los rumores”.

El silencio desanimó a toda la excursión. Antero Henrique, el director deportivo, Jean-Martial Ribes, el director de comunicación, Maxwell Scherrer, adjunto a la dirección deportiva, y el propio Al-Khelaifi, sintieron que el hombre que representa la práctica totalidad del proyecto amenazaba con dejarles en la estacada. El frío de la recepción fue tal que pensaron que a Neymar no le agradaba la presencia de la comitiva en Brasil, a donde supuestamente acudieron para preocuparse por su salud tras la operación. Allí intentaron persuadirle de que retornase a París cuanto antes con el argumento de que la primavera es la estación más dulce. Neymar, sin embargo, postergó su regreso tres semanas sobre la fecha que previeron.

Al-Khelaifi y su entorno son pesimistas. Según fuentes del club, el empresario catarí cree que antes de que se cierre el mercado de verano sonará el teléfono y será un agente del brasileño, o su padre, para anunciarle que quieren una salida negociada. Los directivos estiman que si Neymar contemplase seguir en París habría hecho algún esfuerzo por influir en la composición de la plantilla para la próxima temporada, o se habría preocupado por señalar la contratación del entrenador, y no lo ha hecho. Neymar parece desinteresado. En todos los sentidos. Hasta este fin de semana, nadie había llamado al PSG para pedir la ruptura de su contrato.

Atormentados por su sentido de anticipación y decididos a agotar todos sus recursos antes de resignarse a dejarle marchar, los ejecutivos del PSG tratan a Neymar con una cautela rayana en el miedo. Sin embargo, en las oficinas se preparan para el conflicto. Una persona vinculada a la administración del club asegura que si Neymar se empeña en marcharse antes del próximo 1 de septiembre, el precio de salida para iniciar la negociación podría alzanzar los 370 millones de euros. La cantidad, indican, permitiría a los propietarios cataríes salvar el honor con una plusvalía de 150 millones respecto al traspaso pagado hace un año al Barcelona.

Ajeno al ruido, Neymar volvió a tocar el balón este domingo en el campo de entrenamientos del PSG, en Saint Germain-en-Laye. El doctor Lesmar, que acudió a Paris, convalidó los tardos tiempos de su puesta a punto: “El objetivo es que esté al 100% para el inicio de los entrenamientos con Brasil [el 21 de mayo en Teresópolis]”.

Neymar Júnior tocó la pelota y celebró haciéndose la permanente, tiñéndose los rizos de oro, y enfundándose un traje de Balmain negro con apliques de dragones brocados en hilo dorado. Así de esplendoroso acudió el domingo a la gala de la Ligue 1, en donde recibió el premio al mejor jugador de la temporada y, lejos de consentir a los directivos del PSG, se fijó una meta distante: “Hoy mi objetivo es la Copa del Mundo de Rusia, no hablar de traspasos. Si no, me pasaría la vida hablando de ese tema. Hablar de traspasos ya me aburre”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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