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Zverev: “Soy fuego, a veces me tienen que parar”

El número tres del mundo (Hamburgo, 21 años) es joven, guapo y rico, y asume con naturalidad el papel para el que está predestinado: ser el nuevo rey de la raqueta cuando los gigantes den el paso a un lado

Alejandro Ciriza
Alexander Zverev, durante un partido reciente en Múnich.
Alexander Zverev, durante un partido reciente en Múnich.Matthias Schrader (AP)

En clave de un futuro no muy lejano, todos los focos apuntan a Alexander Zverev (Hamburgo, 21 años), el tenista que, se dice y se augura, será la próxima superestrella de su deporte. Acaba de aterrizar en la Caja Mágica del Mutua Madrid Open, después de ganar otro trofeo en Múnich, e irrumpe en la sala que enmarca la entrevista con una camiseta blanca de la marca que le esponsoriza y su interminable 1,98. Es joven, guapo y rico, y asume con naturalidad el papel para el que está predestinado: ser el nuevo rey de la raqueta cuando los gigantes den el paso a un lado.

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Pregunta. Con dos profesores en casa, ¿era obligatorio ser tenista?

Respuesta. Obligatorio no, nunca. De hecho, mis padres querían que practicara diferentes deportes y no tener que entrenarme a mí. Ellos siempre quisieron que jugara al fútbol, al hockey, lo que fuera... Mi padre siempre me dijo que eso le hubiera facilitado la vida.

P. ¿Era buen jugador de fútbol?

R. Lo era, pero ahora ya no: soy demasiado alto.

P. Su padre ha sido siempre su entrenador pero, ¿cuál ha sido el papel de su madre?

R. Ella fue muy importante para construir mi técnica, sobre todo cuando era más joven y mi padre estaba peleándose con mi hermano [Mischa, el 54 del mundo]. Hasta que cumplí los 15 años, ella fue la que me entrenaba porque mi padre estaba con mi hermano. Toda mi técnica y mi revés desde el fondo de la pista vienen por ella. Después fue mi padre el que se volcó conmigo.

P. Usted nació en Alemania, pero su apellido y sus padres son rusos. ¿Se siente más alemán o ruso?

R. Alemán, al cien por cien. No hay nada ruso en mí… Siempre me he sentido alemán: fui a una escuela alemana, mis amigos son alemanes y nunca he socializado demasiado con rusos. Para mí todo es alemán.

P. Pero su actitud muchas veces parece más bien rusa…

R. Mi comportamiento es internacional.

Quiero ganar, sin que me importe nada más. Quiero ganar siempre en todo lo que hago

P. Sí, porque vive ahora en Montecarlo, pero aprendió también en Estados Unidos. ¿Le ha hecho crecer con una mente más abierta esa multiculturalidad?

R. Más abierta y también un poco más rápido de lo normal. He tenido que ser más disciplinado desde que era muy pequeño, hacer las cosas correctamente. Y ahora la gente de mi edad está todavía estudiando y tratando de descubrir qué quieren hacer con sus vidas. En ese sentido, yo tengo un plan preparado, que es jugar al tenis, y no me planteo otra opción. Me encanta lo que hago, me encanta cada minuto que juego. Obviamente eso es por lo que la vida de los tenistas es genial para cualquier niño.

P. ¿Cómo se describiría a sí mismo?

R. Dentro de la pista soy ‘fuego’ (I'm fire), como se ha podido ver. Quiero ganar, sin que me importe nada más. Quiero ganar en todo lo que hago, dentro de la pista y fuera de la pista. Fuera soy bastante sociable, me llevo bien con gente nueva, así que… Me gusta estar con mis amigos y hacer cosas normales. Pero dentro de la pista soy muy profesional. Cuando estoy entrenando siempre estoy buscando cosas para mejorar y a veces la gente me tiene que parar un poco para calmarme, porque quiero ser el mejor en todo lo que hago.

P. ¿Y está mejorando en eso?

R. No, nunca voy ser una persona calmada… Y creo que eso es algo bueno.

P. Ya ha dejado atrás a eso que se le llama la nueva generación, ya es presente y futuro. ¿Se siente así?

R. Por supuesto. Si pregunta a otros jugadores te lo pueden decir. Me estoy tomando las cosas de forma mucho más seria que el año pasado. Llega un momento en el que tienes que dejar de hablar de la Next Gen y darte cuenta de que algunos de ellos estamos aquí ya. Hay un grupo genial de jugadores que están llegando, potenciales campeones de Grand Slam dentro de ese grupo. Veremos en el futuro quiénes de ellos continúan arriba.

Zverev celebra una victoria en un torneo reciente.
Zverev celebra una victoria en un torneo reciente.MICHAEL DALDER (REUTERS)

P. Tiene solo 21 años. ¿Cómo maneja la fama?

R. Soy una persona normal. Vivo en Mónaco y probablemente soy la persona menos famosa allí, así que eso no me importa. Mis vecinos son Novak Djokovic y Caroline Wozniacki, y este tipo de personas… Es una cosa normal tener que lidiar con la fama. Si tú llegas y eres muy bueno en tenis, es algo que debes manejar. Tengo una familia que siempre está ahí, un hermano que me pone los pies en la tierra diciéndome que es mejor que yo en todas las cosas que hacemos, así que para mí no es nada especial.

P. ¿Todavía compite mucho con su hermano?

R. ¿Con mi hermano? ¡En todo lo que hacemos! Da igual que sea tenis, FIFA, cartas, en todo...

P. ¿Se enfada por ser mejor que él?

R. En tenis no. Se enfada cuando le gano en baloncesto o algo así, pero en tenis no.

P. ¿Qué diferencia a un buen jugador de un número uno?

R. La consistencia, creo. Ellos siempre juegan el mejor tenis en los peores momentos, en los peores partidos. Rafa Nadal y Roger Federer están ahí porque en eso son imbatibles, y Djokovic y Murray también son jugadores increíbles... Novak tuvo un periodo en el que no perdía ningún partido en ninguna superficie y Andy tampoco perdió ningún encuentro durante buena parte de 2016. Así es como llegas a ser el número uno.

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P. ¿Quiere retirar ya a Nadal o Federer?

R. ¿Retirarlos? [risas] No, no quiero retirarlos. Quiero probar y buscar la manera de ser mejor que ellos, pero eso es algo normal.

P. ¿Cuántas veces le preguntan sobre el número uno?

R. Lo hacen todo el rato, pero yo intento no escuchar. Sé qué tengo que hacer para estar allí, cuánto trabajo tengo que dedicarle, así que hasta que no esté allí arriba, no hay razón para hablar de ello.

P. ¿Obviamente es un objetivo?

R. Sí, bueno, por supuesto. Para llegar hasta ahí hay que ganar los mejores torneos del mundo.

P. ¿Siente excesiva presión de que se lo repitan tanto?

R. Ahora mismo no, porque ahora mismo no soy el número uno. Hay dos jugadores más por encima de mí en el ranking y además son dos jugadores que suelen ganar los Grand Slams, así que… Para mí es prioritario encontrar la manera de ser mejor que ellos.

P. Ahora ya compite de tú a tú con ellos pero, ¿se sintió más nervioso de lo normal cuando jugó contra Nadal o Federer por primera vez?

R. La primera vez, por supuesto. La primera vez contra Roger perdí en Roma y la primera vez contra Rafa perdí después de haber tenido un match point, desafortundamente… La primera vez que estás con ellos, por supuesto que estás nervioso.

P. ¿Qué siente uno cuando juega contra Nadal en tierra? ¿Es algo así como un huracán?

R. No, no. Antes sí, sentía que él era imbatible, pero ahora lo veo de otra forma.

Me preguntan por el número uno, pero no escucho. Sé qué debo hacer para lograrlo

P.¿Y qué ha hecho para desarrollarse físicamente?

R. He trabajando con Jez Green durante los últimos cinco años. Ha sido un camino largo. Ahora me siento muy bien, creo que soy uno de los jugadores más fuertes del circuito; incluso aunque no lo parezca cuando me ves, porque soy muy alto y así no se puede ver mucho. Pero me siento con mucha confianza en partidos largos, a cinco sets.

P. De no haber sido tenista, ¿a qué se hubiera dedicado?

R. Creo que sería un deportista profesional, a lo mejor en el baloncesto. Me encantan los Miami Heat. Ahora ellos necesitan buenos jugadores, así que…

P. Boris Becker, Steffi Graf… ¿Qué significa ser tenista en Alemania?

R. Expectativas, muchas expectativas y muchos grandes momentos. Los alemanes no están satisfechos con alguien que es el cinco del mundo, o el 10... Ellos quieren campeones en hierba y números uno, y eso es lo único que les vale.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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