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El Atlético aprovecha las circunstancias ante el Alavés

Wakaso concede dos penaltis en seis minutos, uno errado por Torres y el otro aprovechado por Gameiro

Thomas y Wakaso disputan un balón aéreo.
Thomas y Wakaso disputan un balón aéreo.David Aguilar (EFE)

Siempre hay un motivo para seguir luchando, en vez de descansar tras una Liga intensa, pero resuelta con tanta anticipación que hace tiempo que dejó de ser objetivo para los de arriba y lo mismo para el Alavés, que hizo los deberes con el maestro Abelardo. El técnico sacó el curso de la permanencia con tiempo para hacer novillos si quisiera. Y aún así, Alavés y Atlético encontraron dos motivos para sostener la ilusión, a pesar de los múltiples cambios operados en ambas alineaciones.

El Atlético pensaba en la semifinal frente al Arsenal, haciendo descansar a unos (Griezmann, Oblak, Saúl, en Madrid, Godín o Gameiro en el banquillo) y canteranos al bulto. Simeone, de paso, ensayó una defensa -no inédita- con los laterales agitados: Uno que no es, en la derecha: Thomas; otro que sí es: Vrsajlko, pero en la izquierda, donde da menos de lo mucho que da en la derecha. O sea, con y sin laterales. Y Munir les pilló un par de veces que debieron hartar a Simeone, que buscó otra fórmula: colocó a Vrsaljko de tercer central por la derecha y jugó con Thomas y Vitolo de carrileros.

Todo hacía falta ser probado para la batalla del jueves con el Arsenal. Y el Cholo aprovechó el tiempo para evaluar posibilidades. El Alavés barruntaba muy de lejos la séptima plaza que da acceso a Europa; algo lejano y que exige tanto sacrificio veraniego (tres eliminatorias) que rebajan un poco el ánimo europeo. Pero el partido entró en disputa desde el principio. Abelardo dio descanso a unos y premió a otros en esta pasarela práctica de Mendizorroza. Pelea sin desmayo, pero poco peligro. Apenas la vivacidad de Munir y Sobrino en un lado, frente a la actividad de Vitolo y la irregularidad del activo Diego Costa. Mucho humo, poco fuego.

Una escapada de Munir, tras error de Lucas Hernández, pudo acabar en penalti que no observó el colegiado, quizás por la levedad del empujón con el cuerpo del defensor rojiboanco. Le devolvió la piedra Diego Costa con un disparo potente que repelió Sivera. Pero entre lo uno y lo otro había pasado media hora en la que no había pasado nada. Si pasó, en cambio, en la segunda. Siguió reordenando Simeone a sus soldaditos y se hizo con el dominio del partido. Tampoco era un acoso, solo una muestra de control, más evidente cuando Gameiro y Godín sustituyeron a Costa y Koke.

Pero fueron las circunstancias las que decidieron el partido con un damnificado muy doliente. Wakaso. Medio resbalando y sin aliento, este derribó a Vitolo mediante un penalti sin duda alguna. El destino había castigado un poco antes también al portero Sivera, del Alavés, con fractura de clavícula al chocar contra el poste (fue ingresado en un hospital para evaluar la situación). Le sustituyó el titular Pacheco y lo primero que hizo fue despejar el penalti lanzado por Torres, bien dirigido, pero flojo. Y ¡zas!, seis minutos después Wakaso otra vez repelió el balón con la mano en el área. Penalti esta vez lanzado por Gameiro engañó al portero del Alavés.

Gol y victoria del Atlético que aún así intercambió golpes con su rival. Guidetti, con un gran disparo, apuró al brasileño Werner, y Pedraza se sacó un jugadón en tres metros que acabó rozando el poste. Feliz se fue el Atlético y un poco frustrado el Alavés. Aunque para frustración la de Wakaso. A ver quien le quita esa cascabel al gato...

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