De Rossi, el último bastión de Roma

“Lo intenté con el surf, pero prefería jugar a las cartas con los viejos”. Daniele De Rossi (Roma, 34 años) pasaba los veranos de adolescente en Ostia, una localidad costera a unos 30 kilómetros de la capital de Italia. Pero a diferencia de sus amigos, ni escuchaba a los Red Hot Chili Peppers o a Rage Against the Machine, ni le tiraba eso de estar subido encima de una tabla. Era más de pasar el tiempo en una carpa de la playa propiedad de su familia intentando que no le hicieran trampas señores de 70 años.

A pesar de que la vida del surfero típico de la zona no era para él, vivir cerca de la arena le resulta imprescindible. “No puedo alejarme durante mucho tiempo de Ostia. Echo demasiado de menos el mar”, reconoce el icono de la Roma, el único jugador giallorosso al que no le quema el brazalete que dejó libre Totti tras su retirada. “Cuando llegué al vestuario del primer equipo no le hablaba. Ni a él ni a Batistuta, hasta que empezaron a dirigirse a mí”, reconoció recientemente. Hoy, esa admiración la sienten todos aquellos que llegan a una caseta en la que nada se mueve sin el consentimiento del Capitán Futuro (su apodo hasta el adiós del 10 la temporada pasada).

Con 587 partidos a sus espaldas, solo Totti (786) ha sudado más veces una camiseta de la que no se ha despegado en sus 17 temporadas como profesional, y eso que ofertas no le han faltado. Hijo y sobrino de jugadores de la Roma, el amor por la ciudad y el club siempre se han impuesto en la balanza. Solo en verano de 2013 estuvo a punto de abandonar la Roma rumbo al Manchester United, tras una temporada complicada con el técnico checo Zdenek Zeman. La oferta inglesa llegó tarde y la salida quedó anulada. “Por mi mente ha pasado y me he preguntado cómo sería jugar en el extranjero, pero para ser honesto, Roma es todo para mí: es mi vida”, reconoció poco después.

Curiosamente, De Rossi es seguidor desde niño de Boca Juniors, y compañeros de vestuario como el argentino Perotti se ven a menudo consultados por los horarios del equipo xeneize. “Es un fantástico jugador y un fantástico líder que lleva muchos años en la Roma. Tiene mucha experiencia y les vendrá muy bien a su juego”, señaló Henderson, su reflejo en el Liverpool. “En el campo, mi posición y mi función exigen el choque físico, el contacto constante con mi oponente. Si con eso me califican de duro, entonces es correcto”, se sinceró en una entrevista para la FIFA.

Carácter volcánico

En el gemelo de su pierna derecha luce un tatuaje llamativo. En lo que parece una señal de advertencia, un monigote se lanza al tobillo de otro sobre un fondo amarillo. Viene a señalar algo que le define, su facilidad para el tackle (entrada a ras de hierba). Pero el problema de esa jugada radica en la intensidad, y a De Rossi las revoluciones le han jugado malas pasadas.

Ha sido expulsado en 12 ocasiones con la Roma y dos veces con Italia, la última ante Estados Unidos en el Mundial de 2006, en el que se proclamaría campeón. Lippi le dejó fuera hasta la final ante Francia. Encargado de lanzar el tercer penalti en la tanda decisiva, batió a Barthez con un disparo a la escuadra. “Mò tirace i guanti” [Ni tirando los guantes], le dijo entre dientes. En marzo de 2016, Pedro Lombardi, Spazzolino, histórico miembro del staff de la selección italiana, falleció a los 92 años. De Rossi acudió a su funeral en Florencia e introdujo en un bolsillo del traje de Lombardi la medalla de campeón del mundo.

En la vuelta de la repesca mundialista ante Suecia se negó a entrar al campo en los últimos minutos. “¿Qué coño hago yo ahí dentro? ¡Este partido hay que ganarlo, no empatarlo!”, le soltó a Ventura. Retirado de la selección tras perder el billete a Rusia y renovado con la Roma hasta 2019, a De Rossi le queda todavía una batalla más que librar. Y no es de los que las rehúye.

“Venimos aquí a imponer nuestro estilo”

Eusebio Di Francesco, técnico de la Roma, aseguró en rueda de prensa que su equipo tratará de marcar el pulso del partido de esta noche, a pesar del ambiente de Anfield. “El Liverpool es un equipo de calidad Champions, pero estamos aquí para hacer nuestro fútbol e imponer nuestro estilo”, declaró. A pesar de esto, Di Francesco quiso hacer un reconocimiento al recinto de su rival. “Anfield es increíble. La belleza de los estadios ingleses es increíble. En Italia no estamos acostumbrados a tener a los aficionados tan cerca”, comentó el técnico de Pescara.