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Champions League - cuartos - jornada 1Así fue
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El Bayern asfixia al Sevilla

Los de Montella tutean al gigante germano, que venció en el primer asalto gracias a su amplutid de plantilla y dos afortunados goles con la ayuda de Navas y Escudero

Rafael Pineda
Lewandowski celebra el autogol de Navas.
Lewandowski celebra el autogol de Navas.SERGIO PEREZ (REUTERS)

Soberbio mientras tuvo fuerzas, el Sevilla tuteó a un gigante del fútbol mundial como es el Bayern. Una nueva demostración de orgullo del conjunto andaluz, que acabó hincando la rodilla debido a la desbordante fuerza física del campeón alemán y a su amplitud de plantilla. El Sevilla, mejor en la primera mitad, superó al Bayern hasta que una jugada de mala fortuna de Navas propició el empate del equipo bávaro. En la segunda parte, el Bayern se hizo con el balón, capitaneado por un gran Ribéry, dio un paso adelante y asfixió al Sevilla, que se quedó sin piernas, pasmado ante la superioridad de un Bayern que acabó dándole la vuelta al marcador en otro afortunado gol de Thiago. Escudero desvió el remate del internacional español. Pero ya el Bayern fue una apisonadora que maniató al Sevilla, que no pudo respirar salvo en los últimos 10 minutos, cuando Montella, tarde, refrescó a su equipo.

James, magnífico, y Rafinha, los cambios de Heynckes, le dieron otro aire al conjunto bávaro, que plasmó su favoritismo a pesar del encomiable esfuerzo del Sevilla, con arrestos para intentar el empate hasta el final y no encajar un resultado insuperable. El 1-2, indudablemente, obliga a una hazaña en Munich, pero la afición del conjunto andaluz se puede sentir muy orgullosa de su equipo. El Bayern metió dos goles muy afortunados y solo gozó de una clara ocasión más, bien resuelta por el debutante Soria. No fue un ciclón ni arrolló a un Sevilla siempre fiable en las grandes citas y que jamás se rinde.

“Esto es Sevilla”. Así rezaba la impresionante pancarta que en la grada del Sánchez Pizjuán saludaba la salida al césped del Sevilla y el Bayern. Sesenta años después, los cuartos de la Champions visitaban el coliseo sevillista y el club andaluz lo celebró como se merece. Su puesta en escena ante un gigante del fútbol europeo fue encomiable, así como la presión adelantada con la que Montella, que colocó a Soria por Rico en la portería, obsequió al veterano Heynckes. El Bayern, cómo no, tenía hechuras de equipo grande, agarrado a la fantasía de Thiago, pero no controlaba el encuentro. El juego, las decisiones inteligentes sobre el terreno de juego y los movimientos precisos correspondían al Sevilla, capaz de sobreponerse a la ausencia por sanción de un jugador fundamental, como Banega.

La competitividad del equipo andaluz se asentó en el dúo mágico que compusieron N'Zonzi y Vázquez, dos futbolistas que se sobrepusieron a la grandeza del rival para capitanear a un Sevilla que manejó de manera excelente los tiempos. Tanto, que el Bayern, sin salida a Ribéry y Müller, con Lewandowski aislado, se fue apagando con el paso de los minutos. Controlado el juego, llegaron las ocasiones. Nervión, siempre sublime, estuvo a punto de estallar cuando Sarabia tiró fuera lo que fue un penalti en juego. El madrileño, que tiene agallas, lo intentó de nuevo y Ulreich rechazó. A la tercera, se ganó la posición ante la inocencia de Bernat para cruzar de manera impecable y marcar un gol con mucha historia. La asombrosa competitividad del Sevilla en la Champions se imponía a los galones de un Bayern aturdido, algo perplejo frente ante la demostración de fuerza y anticipación del conjunto andaluz.

Hubo, sin embargo, un factor que ayudó de forma decisiva a los alemanes. Vidal, que salió a jugar tocado, se rompió. Y entró James, un futbolista dinámico, que nada más salir rompió al Sevilla con su juego entre líneas. Su pase a Ribéry descolocó a la defensa local. Navas desvió el centro del francés y Soria se contorsionó en balde. Entre la calidad de James y la desgracia del lateral en la acción se le esfumó al Sevilla la sonrisa de su rostro.

Otro gol de rebote

El Bayern salió en la segunda mitad con otro aire, mucho más acorde con su impresionante historia. Apagados N'Zonzi y Vázquez, el Sevilla no encontró ya salida con el balón. Los de Heynckes mostraron una evidente superioridad técnica para hacerse dueños del juego y encontrar superioridad en el campo del propio Sevilla. Soria realizó un paradón ante Javi Martínez y el Bayern, marcó, de nuevo, de rebote. Ribéry, muy activo, la puso en el área y Thiago remató de cabeza. Escudero se la puso imposible a Soria. El peso del escudo y de la historia jugaron a favor del Bayern, quien, sin embargo, no tuvo la capacidad de cerrar la eliminatoria. El Sevilla, alimentado por la frescura de Sandro y Muriel, tuvo opciones de lograr un empate que hubiera sabido a gloria. Ulreich voló en un gran disparo de Sandro y el 1-2 acabó dominando un partido donde el Sevilla perdió el partido, pero no su orgullo ni la eliminatoria. Aunque muy herido, el Sevilla sigue vivo.

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