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Un Barcelona con dos caras doblega al Athletic

El equipo azulgrana completa una excelente primera parte, culminada con los goles de Alcácer y Messi, para después relajarse ante un desbravado rival

Messi dispara ante la oposición de Íñigo Martínez. En vídeo, declaraciones de Ernesto Vlaverde, entrenador del FC Barcelona.Foto: atlas | Vídeo: Albert Gea
Ramon Besa

Ha salido el sol en el Camp Nou. La hinchada regresó al estadio y el equipo rompió a jugar un buen rato cuando ha empezado la cuenta atrás en la Liga. Los azulgrana completaron una excelente primera parte y holgazanearon en la segunda, cuando se fue la luz, ante un rival que llevaba la zamarra del Athletic. No pareció el Athletic de toda la vida, al menos hasta el descanso, sino que fue un equipo desbravado, sin pulso, solo sostenido por una ración de orgullo consentida por el Barcelona después de encajar el 2-0. Muy serio y formal, dispuesta la defensa titular, el Barça se divirtió, en ataque y en defensa, sobrado de recursos, a veces vertiginoso y en ocasiones tranquilo, más coral que nunca y como siempre entregado a Messi.

El Barça salió muy tranquilo a la cancha, como si el partido fuera una cuestión de mirar y tocar pacientemente, hasta enganchar con Messi, abatido por San José. Los azulgrana dejaron que el Athletic jugara la pelota un par de minutos, se asomara con una presión alta hasta el área de Ter Stegen y Rakitic se mostrara como un tercer central, un libre a la antigua usanza que tiraba la línea de pase para que el equipo se desplegara alrededor del 10. El rosarino entró en juego a los tres minutos y cuatro después ya pintó la jugada del gol de Alcácer. Messi profundizó para Jordi Alba y el centro del lateral fue rematado sin parar por el sustituto del sancionado Luis Suárez.

El Barcelona se relamió tanto durante un cuarto de hora con su fútbol soberbio que solo admitió la réplica de Kepa Arrizabalaga. Dembélé corría y se embalaba también la hinchada, Coutinho fintaba y chutaba y se estremecía la afición y Messi se divertía y babeaba el Camp Nou. El encuentro se puso tan estupendo y fácil para los azulgrana que perdonaron la goleada, excesivos en el regate, víctimas de un ataque de virtuosismo, poco concretos, desconcentrados por la calidez de la tarde y la amabilidad del Athletic. No se jugaba un partido de fútbol sino que parecía una merienda campestre en el coloreado Camp Nou.

El momento Dembélé

Hubo que aguardar a Messi para marcar las diferencias después de una jugada de Dembéle. El extremo pasó el balón franco y limpio hacia el balcón del área para la llegada del 10. La pelota entró ajustada al poste izquierdo de Kepa y Messi se tiró a los brazos de Dembélé. El rosario se monta como un niño sobre el francés cada vez que cantan un gol en el Camp Nou. La gent blaugrana quiere ver una relación especial entre Messi y Dembélé, como si el 10 fuera el padrino del 11, los dos muy desequilibrantes contra el Athletic. Hay pocos extremos que pongan tan bien el balón como Dembélé. Alcanzado el descanso, el Barça había chutado una docena de veces al portal del Athletic.

Atacaban los barcelonistas por tierra, mar y aire y achicaba como podía el Athletic, recompuesto con la salida de Iturraspe, más viril, atrevido y agresivo, dolido por la tunda del Barcelona. Hubo hasta tres llegadas de los muchachos de Ziganda, dispuestos al cuerpo a cuerpo en todo el campo, mientras se alargaba el descanso por parte del Barça. No hay encuentro sin una ración defensiva y la sensación es que lo pasa peor el público que el equipo de Valverde. El único que no desfallecía era Paulinho mientras caracoleaba Coutinho. Valverde pintó entonces un nuevo partido con la entrada de Iniesta por Dembélé mientras el Athletic se estiraba a ritmo con el velocista Williams y el martillo Aduriz.

A falta de sol, a medida que se apagaba el día, el partido perdió alegría por el carácter gestor y especulador del Barça, más espectador que protagonista, muy pendiente del área del poderoso Ter Stegen. Aunque no se contaban ocasiones y la zaga se mostraba firme y serena, muy sólida la pelota apenas salía de la cancha azulgrana, nunca llegaba hasta Messi. Nadie se acaba de acostumbrar a la versión cicatera azulgrana y, ante la falta de noticias ofensivas, a los espectadores les dio por hacer la ola, seguramente la peor manera de combatir el aburrimiento en el fútbol y especialmente en un estadio presidido por la Grada d'Animació.

Al interés del Athletic, sin embargo, no le acompañó la fe ni la pegada, bien controlado por el Barcelona. Valverde descifró muy bien los secretos de su exequipo y cada vez conoce mejor lo que le conviene al Barcelona.

El misterio del Athletic

No se sabe muy bien qué puede dar ni qué se le puede pedir hoy al Athletic mientras que del Barça siempre se puede esperar una jugada de Messi y una ovación de última hora para André Gomes. Ausentes Busquets y Luis Suárez, Valverde rotó el once y permitió constatar el sentido de equipo de Rakitic, reconvertido en medio centro; la calidad de Coutinho, especialmente brillante en el cuarto de campo en el que se despliega cuando recibe la pelota; la consistencia del incansable Paulinho y el olfato de Alcácer.

El excelente fútbol de ataque del inicio, plagado de ocasiones, de tiros a los palos y de dos excelentes goles, contrastó al final con la solvencia en defensa, cuando en la sombra Piqué montó un rondo en el área de Ter Stegen. Futbolista con alma de delantero, el central disfruta en la contención y en la elaboración desde la cueva azulgrana, convertido en un líder y desde hoy de nuevo en el foco de la selección de Lopetegui. Nada mejor que afrontar el descanso liguero que una relajante victoria que da para mirar cómo les va la vida a los demás después de certificar a nueve jornadas para el final el liderato de la Liga con más 11 después de la derrota del Atlético ante el Villarreal.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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