_
_
_
_
_

Un oro que añora otro balonmano

La Liga Asobal, superada su grave crisis, se ha estabilizado como una competición con un potencial más modesto, que no puede retener a los mejores españoles y un Barça, a años luz del resto

Los campeones de Europa, a su llegada a Madrid.Foto: atlas | Vídeo: KIKE PARA
Robert Álvarez

La selección y el Barcelona son dos puntos y aparte en el balonmano español. El resonante e inédito éxito del combinado dirigido por Jordi Ribera, campeón de Europa por primera vez en su historia, se inscribe en el microclima de un deporte regido por unos parámetros muy particulares en España. La Liga Asobal es el Barcelona por una parte, y el resto de clubes, a años luz, por la otra. Tras una época de opulencia en que el Ciudad Real fue capaz de ganar tres de las cinco finales de la Champions que disputó, la última en 2009, el mismo año en que el Valladolid se adjudicó la Recopa, se sufrió una crisis tremebunda. Ambos clubes desaparecieron, como el Portland San Antonio o el Teka Santander, que habían llegado a ser también campeones de Europa en 2001 en 1994. Y en 2016 también desapareció el Balonmano Aragón.

Poco importó que la selección española consiguiera en un Palau Sant Jordi de Barcelona llenó hasta la bandera su segundo título mundial en 2013. La crisis se dejó notar en la Asobal. Los clubes tuvieron que poner los pies en el suelo, rebajar sus presupuestos, los sueldos de sus jugadores y dejar de fichar a los mejores o resignarse a perderlos. El Ademar León y el Granollers se salvaron de la quema y superaron sendos concursos de acreedores.

Más información
Un oro que marca época en el balonmano español
Jordi Ribera: “Las adversidades nos han fortalecido”

La tormenta ha amainado durante los últimos dos o tres años. “Sí. Pasamos por momentos muy complicados, pero ahora estamos bien. El balonmano había crecido muchísimo años atrás gracias al apoyo de instituciones, cajas de ahorro y constructoras. Hasta que llegó la crisis, la que vivió todo el país, todas las empresas. Pero ahora los clubes se han estabilizado, cumplen sus compromisos económicos, no hay deudas. Somos más humildes, pero nos hemos ajustado a la realidad del mercado”, explica Joan Marín, el gerente de la Asobal.

La competición está absolutamente monopolizada por el Barcelona, que no pierde un partido en la Liga desde el 18 de mayo de 2013. Es el único que puede fichar a grandes figuras. Los mejores y también muchos entrenadores han tenido que emigrar. La hemorragia no se detiene. Ya se sabe que Viran Morros y Ángel Fernández, dos de los 19 jugadores con los que ha contado Jordi Ribera para la consecución del Europeo, jugarán la próxima temporada en el PSG francés y en el Kielce polaco. Solo siete de esos 19 jugadores juegan en clubes españoles: cinco en el Barcelona (Morros, Ariño, Pérez de Vargas, Valero Rivera y Raúl Entrerríos), uno en el Granollers (Adrià Figueras) y uno en el Logroño La Rioja (Ángel Fernández). Los clubes, Barça aparte, cuentan con presupuestos que rondan una media de 600.000 euros, cantidad insuficiente para retener a los mejores. Hasta Daniel Dujshebaev, de 20 años, tras su etapa en el Atlético Valladolid, emigró al Celje esloveno, donde juega cedido por el Kielce.

Joan Cañellas, de 31 años, ahora en el Vardar macedonio y uno de los veteranos de la selección, es el paradigma de los jugadores que han tenido que emigrar. Creció en el Granollers, no triunfó en el Barcelona, y de un día para otro se quedó sin equipo porque desapareció el Ciudad Real. “Nos quedamos con el culo al aire. Yo, viendo que el proyecto no iba a ir a más y había problemas, ya había firmado por el Hamburgo”. Cañellas considera que la Bundesliga supera por completo a la Asobal, tanto a nivel de medios, como de marketing e infraestructuras, y que de haber invertido más en las épocas buenas, todo hubiera ido mejor. “Lo que tenemos nos lo hemos ganado”, sentencia.

Rentabilizar el éxito

Zupo Equisoain, técnico del Benidorm y ganador de la Champions con el Portland San Antonio en 2001, espera que se rentabilice el éxito en el Europeo. “Nunca lo hemos aprovechado para hacer crecer la competición. Ni con el efecto Urdangarin ni cuando ganamos los dos mundiales. Espero que este oro ayude a cambiar la dinámica”, comentó el preparador navarro. Joan Marín es escéptico. “No hay un antes y un después. Necesitamos frenar la emigración de tantos jugadores e incrementar los presupuestos. Pero cuesta mucho”. El próximo objetivo es renovar el contrato televisivo con Movistar + que expira esta temporada.

Cañellas reivindica: “Nosotros hemos vuelto a cumplir con nuestra parte. Ahora, que nos sigan un poco más. Que los medios hablen más de nosotros a lo largo de toda la temporada y que la gente acuda a los pabellones. Sería bonito pensar que los logros de esta generación han servido para relanzar un poco el balonmano”. Un éxito precedido, además, por el oro en el Mundial junior obtenido en julio de 2017 por la generación de Aleix Gómez, Xoan Ledo y Dani Dujshebaev. Es el futuro.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_