Las dudas de Nadal para la Copa de Maestros
El número uno decidirá el sábado en Londres si compite en el Masters
Sobre la pista siempre busca una bola más, pero fuera de ella ahora tiene que meditar si quiere una menos. Ya está otra vez ahí, a la vuelta de la esquina, el Masters de Londres (del 12 al 19 de noviembre), el gran trofeo que falta en la vitrina de Rafa Nadal, y otra vez llega en el peor momento. Es el final en alto que el balear nunca ha podido coronar, el torneo que mide el desgaste de todo un año. Como otras veces, Nadal depende ahora de su rodilla derecha, la que le obligó el viernes a renunciar a los cuartos del Masters de París por una carga de estrés en el tendón rotuliano.
No es para nada una película nueva para Nadal. De las 13 veces que ha logrado la clasificación para el torneo que reúne a los ocho mejores tenistas del mundo, cinco veces ha tenido que renunciar por lesión: en 2005, en 2008, en 2012, en 2014 y la última el año pasado.
De momento, lo único que tiene claro es que el miércoles viajará a Londres, día que se sortearán los dos grupos, con solo una certeza: Nadal y Federer, como cabezas de serie, no pueden coincidir. La presencia del balear en el 02 Arena está asegurada, ya que allí recibirá el trofeo que le corresponde por haber acabado el año como número uno. El sábado, a las puertas del inicio, decidirá si compite.
Será el momento de elegir un camino: darlo todo para coronar un año triunfal, con seis títulos, dos grandes (Roland Garros y US Open) y el número uno; o usar la cabeza y mirar el medio y largo plazo, mensaje predominante en sus últimas comparecencias públicas.
A sus 31 años, Nadal sabe que cada decisión de este calibre puede traducirse en más esperanza de vida para su carrera. Y este año ya ha alcanzado cotas de partidos que rozan la alerta roja: ha jugado 77 duelos y si suma pleno en Londres se irá a 82, una cifra que solo ha superado en cuatro temporadas: 2005 (89), 2007 (85), 2008 (93) y 2011 (84). Los dos años que fue finalista en la Copa de Maestros, en 2010 y en 2013, acumuló 81 y 82 partidos respectivamente.
A Nadal le cuesta la vida deshacerse de ese Nadal ambicioso que quiere jugarlo todo. Ese que, según contó Guy Forget, director del Masters 1.000 de París, pidió hasta 10 veces perdón por darse de baja antes de disputar los cuartos, “como si fuese un niño que había hecho una travesura”. Ese que se alistó en este mismo torneo para fijar el número uno hasta final de año, algo que hizo con su victoria en segunda ronda frente a Chung.
Las dudas están ahí. El propio Forget lo desveló cuando valoró la baja de Nadal, aunque lo hizo antes de que las pruebas médicas a las que se ha sometido el jugador no desvelaran ninguna otra complicación o agravamiento. Es la misma dolencia que le ha dado la lata todo el año, sobre todo desde Shanghái, la segunda semana de octubre. Allí ya tuvo que jugar con un vendaje y tras perder la final contra Federer decidió darse un respiro renunciando al torneo de Basilea.
No quiso perderse, sin embargo, el Masters de París, pero en el partido de octavos frente al uruguayo Pablo Cuevas, tras ceder el segundo set en el tie-break, tuvo que pedir asistencia médica para que le volvieran a colocar la sujeción en la rodilla derecha.
“No se trata de Londres, se trata del largo plazo”, reconoció el balear cuando anunció su retirada; “he exigido a mi cuerpo”. Con eso en mente seguirá un tratamiento para alejar el dolor. Si no le duele, competirá. Y al rotundo 2017 de Nadal le quedará todavía un nuevo capítulo por escribir.
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