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Buenas y malas noticias en San Mamés

La bonanza económica y los resultados dan sombra al escaso juego del Athletic

Ziganda dirige un entrenamiento del Athletic.
Ziganda dirige un entrenamiento del Athletic.LUIS TEJIDO (EFE)

En San Mamés se entremezclan las buenas y las malas (o regulares) noticias. Sol y lluvia, al mismo tiempo, como en los finales del verano. El próximo 4 de octubre el Athletic presentará a la Asamblea de socios compromisarios unas cuentas impecables, envidiables para tantos clubes que caminan sobre pavesas, cuando no incendios económicos. El Athletic mostrará a los socios un superávit de 21 millones el pasado ejercicio, y una previsión de beneficios para el actual de otros 11 millones. Desde que Josu Urrutia llegó a la presidencia en 2011 ha sumado 137 millones de superávit y esta temporada, por primera vez, superará los 100 de presupuesto (102 es lo calculado). Todos son récords para un club que cifra su patrimonio en 212 millones de euros.

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Las cifras ratifican una proverbial liquidez financiera que, sin embargo, en otros tiempos tuvo sus altibajos: arcas vacías, ventas para hacer caja, retraso en los pagos y déficits envueltos en ingeniería financiera que nunca afectaron a la solvencia del club, pero sí agrietaron su solidez hasta hacer dudar sobre el equilibrio entre el incremento del gasto de la plantilla y el estancamiento de los ingresos. La televisión auxilió al Athletic, como al resto de clubes, pero ingresos y gastos tardaron un tiempo en acercar sus líneas paralelas.

Económicamente, el Athletic es hoy un club solvente que no tendría objeción alguna de ninguna agencia de calificación de riesgos. Sin embargo, en el ambiente rojiblanco, que ha vivido la decepción de ver partir a futbolistas como Javi Martínez, Ander Herrera y Fernando Llorente, se echa en falta una inversión en fichajes. Solo Raúl García ha alterado el ecosistema rojiblanco, cuando el Athletic lo fichó en 2015 del Atlético. La cantera ha hecho el resto. El póster rojiblanco varía muy poco cada año. Casi vale el mismo de un curso para otro, lo que aquilata la tesorería y afianza su política deportiva, pero siembra dudas sobre su potencia deportivo.

Faltan goles

Son buenas noticias las que llegan desde el Palacio de Ibaigane, sede del club. Desde Lezama o San Mamés, sus dos sedes deportivas, hay buenas y malas (o regulares) noticias. El Athletic ha conseguido la mitad más uno (siete) de los puntos disputados (12) en la Liga, solo ha encajado una derrota y un gol, ha superado dos eliminatorias previas europeas (que esconden muchas veces una bomba de relojería en cada sorteo) y ha arrancado con un empate en Berlín la fase de grupos de la Liga Europa. Ziganda ha utilizado a casi toda su plantilla en una suerte de alineaciones inesperadas. Muchos entrenadores, equipos, aficiones, firmarían un currículo como el rojiblanco. Pero al dar la vuelta al folio aparecen las carencias. El Athletic solo ha marcado tres goles en Liga, lleva dos partidos consecutivos sin marcar (Liga y Liga Europa), su juego no luce como solía, parece un conjunto conservador, sin juego exterior y sin remate, y Munian revuelve y Williams inquieta pero ninguno encuentra el gol que se les demanda para paliar los necesarios descansos de Aduriz.

La solvencia económica no le ha permitido al club asegurar la renovación de su portero Kepa Arrizabalaga, que finaliza contrato en junio con la agenda llena de buenos propósitos ajenos. Y entre la cara A y la cara B del disco, el Atlético este miércoles en San Mamés, una presencia que reclamará una alineación sin pruebas experimentales ni sortilegios.

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