Empate y nada más entre Leganés y Villarreal

Ambos equipos se reparten los puntos y aburren a partes iguales

Sansone pelea con Timor.Fernando Alvarado (EFE)

Un Butarque a medio llenar recibía a Leganés y Villarreal. Flaco favor hizo al partido la programación del clásico justo antes, pero los parroquianos cumplieron con el paso de los minutos y acabaron dando buen aspecto al estadio pepinero. Desafortunadamente, lo que vieron poco tuvo de espectáculo.

Hay veces que un cero a cero engaña, que detrás de esa ausencia de goles se esconde un partido trepidante con múltiples ocasiones y exhibiciones de los porteros. Ayer no. Lo que se vivió en Butarque se puede calificar de muchas maneras, pero siempre utilizando un sinónimo de bodrio.

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Un Butarque a medio llenar recibía a Leganés y Villarreal. Flaco favor hizo al partido la programación del clásico justo antes, pero los parroquianos cumplieron con el paso de los minutos y acabaron dando buen aspecto al estadio pepinero. Desafortunadamente, lo que vieron poco tuvo de espectáculo.

Hay veces que un cero a cero engaña, que detrás de esa ausencia de goles se esconde un partido trepidante con múltiples ocasiones y exhibiciones de los porteros. Ayer no. Lo que se vivió en Butarque se puede calificar de muchas maneras, pero siempre utilizando un sinónimo de bodrio.

Poco que rascar del encuentro. Una ocasión de Luciano que vino precedida de una mano en el área de Víctor Ruiz, un par de buenas intervenciones de Iago Herrerín a disparos lejanos de Samu Castillejo y Santos Borré y una llegada solitaria de Unai López al segundo palo que acabó con el balón fuera del estadio.

Al margen del buen debut del portero Herrerín, que llega cedido por el Athletic, si algo hubo sobre el césped de Leganés fue lucha. Tanto pelearon y corrieron ambos equipos que se anularon por completo. El Villarreal intentó casi siempre ser pulcro con el balón, sacarlo jugado a poquitos, como le gusta a los puristas de la posesión, pero lo normal es que se estrellase consigo mismo y acabase perdiendo el balón. El Lega tiraba de su manual, con juego más directo y disputa de la segunda jugada, aunque los réditos conseguidos eran los mismos que su rival: producción ofensiva cero. Lo que no faltaron fueron tarjetas, hasta nueve mostró el árbitro en un partido para olvidar cuanto antes.

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