_
_
_
_
_

Fernando Santos: “Creed en mí y llegaremos a la final”

El seleccionador de Portugal ha cumplido con la promesa que realizó al equipo antes del partido clasificatorio frente a Dinamarca

Jordi Quixano
Fernando Santos, en el entrenamiento de ayer.
Fernando Santos, en el entrenamiento de ayer. REGIS DUVIGNAU (REUTERS)

Cuando el colegiado pitó el final del encuentro, los jugadores de Portugal se fundieron en abrazos, se alimentaron del jolgorio de la grada –en la que también participaba la afición de Gales que, en esta ocasión imploraba de verdad el Don’t take me home- y se retiraron al vestuario de lo más felices, conscientes de que tras la ducha y el paseíllo ante los micros y cámaras, les aguardaban sus familiares con más abrazos, felicitaciones y besos, todos ataviados con la camiseta, la bufanda o cualquier adorno verde y rojo. Para el seleccionador Fernando Manuel Santos (Lisboa; 61 años), sin embargo, no había que tirar confeti sino devolver la pelota al suelo. “Tenemos calidad para jugar mejor de lo que lo hemos hecho”, les dijo el técnico al acabar el partido, todavía en el vestuario del estadio Les Lumières de Lyon. Aunque, acorde al discurso que ha entonado en la intimidad desde hace unas cuantas semanas, añadió: “Y calidad para ganar”. Portugal ya se lo cree.

Más información
Todo sobre la Eurocopa 2016
Todo sobre la selección de Portugal

Todo empezó en el último partido de clasificación de la Eurocopa, cuando Portugal necesitaba un punto ante Dinamarca para clasificarse en el torneo. “Si creéis en mí, llegaremos a la final”, soltó Fernando Santos entonces, en el camerino del Braga. “Después de eso, nos dio muchos mensajes de confianza y fe… Y aquí estamos”, resuelve el lateral izquierdo Eliseu. “Bueno, al principio tampoco nos lo creíamos mucho después de la primera fase…”, bromea el medio João Mario; “pero ahora todo funciona”. Y se suma el portero suplente Eduardo: “También nos dijo que el que no creyera, se podía ir”. Pero nadie se bajó del barco, sino que trabajaron más duro que nunca en la reducida pretemporada de la selección, allá en los campos de Oieras, la ciudad deportiva portuguesa a las afueras de Lisboa. “Un poco sí que corrimos, sí”, recuerda entre risas el mediocentro Danilo. “Lo suficiente para llegar a la final”, completa Eliseu.

La elección de Santos, que en ese momento estaba sin trabajo por segunda vez desde que comenzara en 1987 por los banquillos del Estoril-Praia, fue de rebote porque la federación decidió destituir a Paulo Bento tras caer ante Albania en el primer encuentro de la fase de grupos. Desde entonces, el equipo no ha desplegado un fútbol magnético pero sí resolutivo. “Prefiero ser feo en Francia que guapo en mi casa”, replicó el entrenador durante el torneo. “Sabemos que debemos jugar mejor, pero preferimos estar aquí”, añade Danilo. Y todos están conformes con un entrenador que ha pasado por los tres equipos grandes de Portugal –Benfica, Oporto y Sporting-, que también hizo carrera en Grecia (AEK, Panathinaikos, PAOK además de la selección) y que no ha variado su discurso desde el primer día. “Nos dice que debemos ser respetuosos con todos los rivales, sean peores o más fáciles”, revela Ricardo Carvalho. Justo lo que les repitió antes de medirse a Gales por una plaza para la final.

También nos dijo que el que no creyera, se podía ir Eduardo, portero de la selección portuguesa

“Con él hemos jugado todos y el grupo se siente reconfortado”, expone João Mario. “Es un entrenador que prepara muy bien los partidos, que sabe cómo juegan los rivales y que nos advierte de lo que nos vamos a encontrar. En ese sentido no hemos tenido sorpresas en el campo”, explica el lateral derecho Cedric. “Es un gran técnico con un carácter fuerte que ha sabido demostrar su fuerte mentalidad para liderarnos hasta aquí”, agrega Bruno Alves. Aunque también destila mal humor, al menos en las ruedas de prensa cuando una pregunta se desvía de lo que es la selección de Portugal. “No tiene mala leche, es como todos”, dice Eduardo. “¡Qué va!”, interviene Danilo; “parece que está enfadado, pero no es así”. Habla Eliseu: “Es reservado”. Y remata Bruno Alves: “Es su forma de ser. Ha hecho un equipo y ha conseguidos sus objetivos que es lo más importante”.

El objetivo, la promesa, era llegar de pie el día 10 de julio en el Stade de France. Y ya lo han conseguido. “Es un entrenador muy experimentado que nos ha dado la confianza desde el principio y hemos respondido”, expone Eduardo. “A mí me la ha dado y se lo agradezco muchísimo”, aclara Renato, la figura emergente lusa. “Pero no solo confianza, sino que también nos ha transmitido su enorme ambición. Nos ha demostrado que podemos ganar a cualquiera y todos tenemos esa mentalidad”, apostilla Danilo. Y concluye João Mario: “Siempre nos ha dicho que no hay nada imposible y que llegaríamos a la final por méritos propios”. Portugal ya reposa en Marcoussis, a las afueras de París. Pero como predijo el mister, esto todavía no se ha acabado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_