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Hacienda y los abusos fiscales en el fútbol

La inspección cambió su interpretación de la norma y puso el foco en los deportistas

J. S. G.
Neymar, jugador del Barcelona, el día que compareció ante la Audiencia Nacional.
Neymar, jugador del Barcelona, el día que compareció ante la Audiencia Nacional.Luis Sevillano

Abogados y asesores observaron hace dos años que Hacienda había aumentado el control sobre los futbolistas. La interpretación de la norma había cambiado. Y las inspecciones se multiplicaban. De repente, se pusieron en duda estructuras de explotación de la imagen que habían sido aceptadas históricamente por la propia inspección y por los tribunales. Los inspectores de Hacienda echaron mano de un cambio legal de 2006 —el régimen de operaciones vinculadas, por el cual se valoran a precio de mercado las operaciones entre las partes— y dejaron sin contenido el régimen especial de los deportistas.

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Aunque la norma llevaba ya ocho años en vigor, hasta el 2014 no se había aplicado en el fútbol, que se regía por la regla 85/15, aprobada en 1996. Esta regla permitía a los futbolistas cobrar una parte vía nómina, el 85% que tributaba al tipo máximo del IRPF (un 52% de media); y otra, el 15% restante, a través de una sociedad para gestionar los derechos de imagen, por la que pagaban un impuesto de sociedades del 30%, y no del 52%. La modificación que introdujo el Gobierno en 2006 y comenzó a aplicarse hace dos años consideraba que las cantidades que cobraba el jugador a través de la empresa debía hacerlo a precios de mercado y eso, en realidad, suponía que el futbolista acabara tributando más.

Y lo que hasta ahora parecía estar bien ha empezado a ser fraude: el futbolista cedía la explotación de sus derechos de imagen a su sociedad por una cantidad simbólica; en el mejor de los casos, porque en algunos ni siquiera había un contrato de cesión. Además, algunos jugadores utilizan esta sociedad como instrumental: registran ahí sus coches y sus viviendas para pagar menos impuestos. Así, esa empresa no tiene ninguna actividad más que la meramente patrimonial. De hecho, Hacienda ha hecho tabla rasa en algunos casos y ha aplicado la misma interpretación a sociedades que sí tenían actividad y una estructura para gestionar los derechos de imagen.

La lista de futbolistas de primera fila señalados por escándalos fiscales, deudas o sociedades de dudosa utilidad ha ido creciendo en estos años. Aunque el de Messi sea el caso más sonado —no esperaba el entorno que fuera condenado y menos que la pena llegara a los 21 meses de prisión—, no ha sido el único jugador hallado culpable por fraude fiscal. También lo fue su compañero en el Barça Mascherano, que aceptó una pena de 12 meses de cárcel; o Neymar, imputado por estafa y corrupción entre particulares, delitos derivados de su fichaje por el Barcelona, cuyo coste real fue de 94,8 millones, aunque se declaró 57,1 millones.

Otros jugadores como Adriano (investigado por Hacienda), Xabi Alonso (por la fiscalía), Alves o Milito (en la lista de morosos de Hacienda) están en el punto de mira. Aunque Ransés Pérez-Boga, expresidente de los Inspectores de Hacienda (IHE), pedía distinguir los casos de Messi o Neymar, con estructuras societarias complejas radicadas en otros países.

No solo los futbolistas son observados con lupa, también los clubes. Siete de ellos han sido llamados esta semana por la Comisión Europea a devolver los 61 millones de euros de ayudas ilegales que recibieron del Estado.

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Sobre la firma

J. S. G.
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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