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El pasaporte exprés de Neustädter

Hasta el presidente Putin intervino para que el jugador pudiera participar con Rusia durante la Eurocopa

Jordi Quixano
Neustädter salta a por el balón junto con el inglés Delle Alli.
Neustädter salta a por el balón junto con el inglés Delle Alli.Jason Cairnduff (REUTERS)

Con zapatos de corte clásico, pantalón negro y camisa blanca abrochada desde el primer botón, Roman Neustädter (Dniepropetrovsk, Ucrania; 28 años) se hizo una foto frente a la embajada de Bonn con el pasaporte ruso en la mano y una sonrisa de oreja a oreja. No era para menos. Hasta el presidente Vladímir Putin había tenido que intervenir para que le concedieran la ciudadanía. O, lo que es lo mismo, el necesitado salvoconducto para poder disputar con Rusia la Eurocopa. Titular en el empate ante Inglaterra, se presupone que seguirá en la sala de máquinas frente a Eslovaquia (hoy, 15.00 horas). “Ya ha demostrado que tiene el nivel para estar aquí”, resolvió el técnico Vladimir Slutski tras el primer duelo, parco en palabras como es. Su satisfacción va por dentro; él hizo de Neustädter un ruso más.

El primero que se interesó en el mediocentro del Schalke fue Fabio Capello en su anterior paso por el banquillo ruso. Roberto di Matteo, entrenador del equipo alemán, hizo de puente. Pero tras el adiós de Capello se cortó la comunicación. Hasta que Slutski lo pidió enérgicamente al ministro Vitali Mutko, que decidió ayudarle. Así, en enero de este año, Neustädter se reunió con miembros de la federación rusa para saber su disponibilidad para jugar la Eurocopa. “Si voy a tener la oportunidad de estar en Francia y quizá dentro de dos años en el Mundial, lo quiero aprovechar”, convino el futbolista. Tras la intervención de Putin, el 21 de mayo recibió el pasaporte. 10 días antes del anuncio del equipo oficial, donde se convirtió en el único jugador de la selección que juega fuera de Rusia; 20 días antes del comienzo del torneo.

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Roman ha escogido Rusia, pero podía ser seleccionado también por Ucrania, Alemania y Kazajistán, dado que su abuelo era Wolgadeutsche [Alemán del Volga, instalados en la región europea meridional], etnia que el gobierno soviético recolocó geográficamente tras la Segunda Guerra Mundial. La familia Neustädter fue enviada al centro de Asia, a Kara-Balta (Kirguistán). Allí nació Peter, su padre. Un jugador que hizo carrera en Rusia, Ucrania y Alemania, país en el que Roman vivió desde los cuatro años. Formado en la cantera del Mainz, debutó con el primer equipo en 2008 y al curso siguiente ya fue fichado por el Mönchengladbach, internacional entonces con la selección germana sub-20 y sub-21. En 2012, se marchó al Schalke y empezó como un tiro, hasta el punto de que el seleccionador de la absoluta, Joachim Löw, lo citó para un amistoso ante Holanda, en el que disputó x minutos. Seis meses después, volvió a enfundarse la elástica de la Mannschaft frente a Ecuador. Pero las lesiones le apartaron del equipo y nunca hizo el debut oficial con Alemania, por lo que Rusia aprovechó el momento.

Con el 5 a la espalda, Neustädter jugó el 1 de junio sus primeros 23 minutos en un amistoso ante la República Checa. Y salió de titular en el empate contra Inglaterra. Deseo cumplido del ciudadano Roman. “Mi madre es rusa, mi abuela todavía vive allí, y tengo muchos amigos y familiares. Hablo fluidamente ruso y lo sé leer y escribir”, dice con orgullo. Y Slutski lo celebra.

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