Nadal se desenreda ante Bedene

El español, al que sigue costándole cerrar los partidos, se estrena en Montecarlo con una victoria ante el británico (doble 6-3, después de una hora y 20 minutos). Thiem le espera en la siguiente ronda

Nadal, durante el partido contra Bedene.Michael Steele (Getty)

Caía un agradable sol sobre Montecarlo, enclave onírico de lujo, casinos, mansiones y yates, también uno de los más hermosos marcos para jugar al tenis, a orillas de las aguas del Mediterráneo. Y, por eso del clima, del sol o del agua aturquesada, por ese conjunto de reminiscencias paisajísticas que recuerdan a su lugar de origen, a Rafael Nadal le sienta de fábula pisar la arena anaranjada del Monte-Carlo Country Club. No en vano, nadie ha ganado tantas veces (ocho) allí como él, el señor de la arena. Se estrenó el español en...

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Caía un agradable sol sobre Montecarlo, enclave onírico de lujo, casinos, mansiones y yates, también uno de los más hermosos marcos para jugar al tenis, a orillas de las aguas del Mediterráneo. Y, por eso del clima, del sol o del agua aturquesada, por ese conjunto de reminiscencias paisajísticas que recuerdan a su lugar de origen, a Rafael Nadal le sienta de fábula pisar la arena anaranjada del Monte-Carlo Country Club. No en vano, nadie ha ganado tantas veces (ocho) allí como él, el señor de la arena. Se estrenó el español en la primera cita de la gira europea sobre arcilla con un triunfo frente al británico Aljaz Bedene: doble 6-3, después de hora y 20 minutos.

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Comenzó con buen pie el torneo Nadal, enfrascado ahora en conseguir una buena puesta a punto de cara a Roland Garros, en apenas un mes (16 de mayo), pero lo cierto es que el pulso con Bedene, 60º del mundo, no ofreció mayor lectura que constatar la correcta transición a la tierra del español. Bajo el calor, a temperatura intermedia (17º) y con la humedad que envuelve el marco, el de Manacor no tuvo grandes complicaciones ante un rival que le ofreció poco ritmo, que incurrió en 31 errores no forzados y jugó con excesivo respeto, soltándose solo cuando ya se sabía prácticamente perdido.

No obstante, a Nadal sigue costándole cerrar los partidos y tuvo que salir un par de veces de su propio enredo. En el primer set (35 minutos), con 5-1 favorable, a velocidad de crucero y servicio para cerrar el parcial, su izquierda se encasquilló y el británico (de 26 años, origen esloveno) aprovechó para limar el marcador. Ocurrió lo mismo en la segunda manga, avivada de forma pasajera (se fue con 2-5), pero de nuevo resolvió el español, que jugó con unas zapatillas negras y una inscripción dorada (13-4-16) en homenaje a Kobe Bryant, estrella de la NBA que la próxima madrugada pone fin a 20 años de carrera.

Tras sacar partido a cinco de las siete bolas de break de las que dispuso, pero cometiendo 20 errores, cifra notable, Nadal afrontará en la segunda ronda un escollo de mucha más envergadura: Dominic Thiem (4-6, 6-2 y 6-0 a Taro Daniel). El austriaco, de 22 años, está siendo una de las revelaciones de esta temporada. Profesional desde 2011, este año ha levantado dos títulos (Acapulco y Buenos Aires, este último sobre tierra batida), acecha el top-10 (ahora mismo es el 14 de la ATP) y ya ha avisado: en Argentina, hace exactamente dos meses, ya derribó al propio Nadal. Ese día, 6-4, 4-6 y 7-6. Cuidado.

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