San Paolo frente a San Mamés

El 9 de diciembre de 1998, el Athletic se despedía en San Mamés, con un triunfo inocuo frente al Galatasaray turco, en el que Hagi daba su último paseo como rey mago del fútbol. El Athletic, como segundo de la Liga española (solo dos participaban en la Copa de Europa entonces), tuvo que disputar una dura eliminatoria contra el Dinamo de Tblisi, a priori un rival soñado, en una Georgia aún asolada por las guerras de secesión y una tribuna ocupada al completo por fuerzas del ejército: no en vano, el entonces presidente Shevardnadze había sufrido ya cinco intentos de atentado, todos fallidos. En aquel estadio, típicamente soviético, no se pudo salir al váter hasta el descanso y al final del partido, dirigentes de ambos equipos incluidos. El rival soñado fue una pesadilla. El Athletic perdió 2-1 (gol de Imaz) y ganó 1-0, de forma agónica en San Mamés (gol de Joseba Etxeberria). El tópico de que no hay rival pequeño cumplió su enésima misión.

Quince años y pico después, el Athletic vuelve a disputar una previa de la Liga de Campeones sin el tópico del enemigo pequeño. Ahora todos son enemigos grandes. El Nápoles no es el Dinamo de Tblisi y el diálogo florentino se impone en esta suerte de elogios al rival y autoafirmaciones de rigor, a sabiendas de que napolitanos y vizcaínos son huesos duros de roer, aunque los inicios de temporada proponen siempre nubosidad variable. A Rafa Benítez, el técnico español del Nápoles, el Athletic le parece “el rival más difícil del grupo de posibles enemigos” porque “practica un buen fútbol y tiene un gran apoyo de su afición”. A Josu Urrutia, presidente del Athletic (que disputó como jugador aquella Liga de Campeones de 1998/99), el Nápoles le parece “un equipo que ha recuperado las esencias del pasado” y reconoce que le agrada la suerte de jugar el partido de vuelta en San Mamés “aunque eso no es garantía de nada”. Hechas las presentaciones de los invitados, cada cual ratificó su autoestima. Benítez aspira a “ganar la Liga de Campeones” y Urrutia está convencido de que su equipo está capacitado para “competir al máximo nivel”. El pasado de ambos es grande y la influencia de la afición no es menor. Un duelo de santuarios: San Paolo frente a San Mamés.

Hace 15 años que los rojiblancos no se acercan a la máxima competición europea. La vuelta se jugará el 27

El Athletic de Valverde ha perdido una pieza importante de su sistema electrónico: la marcha de Ander Herrera al Manchester United afecta a su sistema de navegación de medio campo hacia adelante, tarea que bien podría desempeñar ahora Beñat, el fichaje frustrante de la pasada temporada. A cambio ha incluido a un nuevo delantero, Viguera, ex del Alavés y que tuvo un magnífico rendimiento goleador en Segunda División. Retoques de un equipo que año a año ha ido perdiendo a sus futbolistas emblemáticos (Javi Martínez, Llorente, Herrera) pero que ha mantenido un nivel máximo desde que Valverde se ha hecho cargo del equipo. Su pretemporada ha dejado muchas luces y apenas alguna sombra, ofreciendo frente al Benfica y el Werder Bremen quizás su mejor versión.

El Nápoles de Callejón, Albiol, Higuaín o el cedido por el Swansea, Michu, será su piedra de toque. El primer partido de disputará en San Paolo el 19 de agosto, el mismo día que el Real Madrid y el Atlético juegan la ida de la Supercopa de España, y la vuelta en San Mamés el 27 del mismo mes, ambos a las 20.45. Quien sea eliminado caerá a la Liga Europa, con un punto de decepción, más que de fracaso, según Josu Urrutia.

En la Liga Europa, el play-off de acceso a la fase de grupos enfrentará al Villarreal con el Astaná de Kazajistán y a la Real Sociedad con el Krasnodar, ruso. Los partidos se disputarán el 21 y el 28 de agosto.