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Wembley, El Dorado de Brasil

La ‘canarinha’ quiere saldar ante México la deuda del oro que le falta a su palmarés

Ramon Besa
Neymar, a la derecha, junto al central Thiago Silva.
Neymar, a la derecha, junto al central Thiago Silva.NIGEL RODDIS (REUTERS)

Brasil busca su identidad futbolística en Wembley. La pentacampeona del mundo está convencida de que su suerte para el Mundial que organizará en 2014 pasa por saldar una deuda histórica como es la de ganar la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, hoy ante México (16.00). El símbolo de los nuevos tiempos de la verdeamarelhaes es un chico de 20 años, ya padre de familia, y de nombre Neymar. Imposible saber ahora hasta dónde llegará la figura del Santos, a medio camino de Ronaldinho y de Beckham, mitad genio del fútbol y mitad icono de la mercadotecnia, santo y seña de un equipo igualmente indefinido, muy discontinuo en su juego, falto de elaboración, y por el contrario con una excelente pegada. 

Mano Menezes ha aceptado dirigir también el equipo olímpico, con el riesgo que supone

Neymar, Óscar y Damião han participado en el 90% de los goles de su equipo. Ninguna selección tiene la delantera de Brasil. “El problema no es de atacantes sino de centrocampistas”, repite siempre Pelé. “No tenemos a un Xavi”. Así las cosas, mientras el seleccionador le da vueltas al medio campo, no les queda más remedio a los brasileños que encomendarse a Neymar, plenamente consciente de que puede encontrar en los Juegos el torneo perfecto para su canonización en Brasil y su explosión con vistas a la próxima Copa del Mundo. “Vivo con presión desde los 13 años”, afirma con solemnidad Neymar. “Nunca se esconde”, añade el seleccionador, Mano Menezes.

Menezes se juega el cargo en Londres. Necesita confiar en Neymar y conseguir la medalla que se negó a equipos liderados por estrellas como Vavá, Gerson, Falcao, Dirceu, Rivaldo, Bebeto, Romario, Ronaldo o Ronaldinho, víctima de Messi en Pekín 2008. “Tenemos que ganar por la historia de Brasil”, proclama Neymar. La medalla de plata no vale —ya se la colgaron en 1984 y 1988—, por la misma regla de tres que tampoco se daba por buena la de bronce, alcanzada en 1996 y 2008. No hay término medio que valga. Únicamente sirve el oro como certificado de que Neymar será el nuevo rey y Brasil aspira a recuperar el trono que ahora ocupa La Roja.

Neymar, Óscar y Damião han participado en el 90% de los goles

“Hoy no somos favoritos como España o Alemania, pero podemos llegar a la Copa de 2014 en nuestro país mucho más cerca de ellas”, ha confesado Menezes a la revista inglesa FourFourTwo. “Contamos con nombres de futbolistas que generan una gran expectación y no debemos ser pesimistas”, añade cuando se le pregunta si la actual generación tiene menos fútbol que muchas de las anteriores. “Estamos progresando”, responde, “y lo más importante para los jugadores es comprender que el talento por sí solo no será suficiente para conseguir los retos. Tuvimos que revisar el equipo después del Mundial 2010”.

Menezes ha apostado por una nueva camada de jugadores, alguno de los cuales ya ha recalado en clubes europeos, como Óscar, fichado por el Chelsea, mientras el Barcelona tiene controlado a Neymar. “Juntamos a jóvenes sin experiencia y que no habían jugado juntos con anterioridad, pero era algo que teníamos que hacer para ir hacia delante”, insiste el seleccionador. “No podemos abstenernos de poner a los chicos ante misiones difíciles. Esta es la única manera de que podamos prepararlos para lo que tiene que venir: jugar un Mundial en casa, con la máxima presión. Y creo que estamos aprendiendo mucho sin grandes traumas”.

La medalla de plata no le sirve a Brasil: ya se la colgaron en 1984 y en 1988

Brasil intenta recuperar su tradición futbolística, el juego de combinación unido a la calidad individual y, al mismo tiempo, apuesta por una mejor preparación física y una nueva mentalidad. “Nos vamos acercando a nuestro objetivo”, precisa Menezes, “pero no es algo que va a pasar de la noche al día”. Ha habido muchos cambios en los últimos tiempos en un intento de mejorar la salud del fútbol con vistas al 2014. Incluso el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol es nuevo. José Maria Marin ha sustituido a Ricardo Teixeira y el seleccionador absoluto ha aceptado dirigir también el equipo olímpico con el riesgo que supone: “Nunca jugaré a defender mi cargo”, replica Menezes.

“Hay riesgos y presiones, pero no puedes obsesionarte con ser despedido”, argumenta el técnico. “Mi trabajo también es supervisar la transición generacional y sobre todo estimular el cambio de actitud en el terreno de juego. Este giro es mucho más importante que sentarme en el banquillo dentro de dos años. Hubiera sido hipócrita para mí no ser el seleccionador olímpico. Los jugadores elegibles para Londres 2012 formaran el 70% del equipo del Mundial 2014. Los Juegos de Londres son más importantes que nunca para Brasil”.

Sin Gio dos Santos, lesionado, a los mexicanos les va bien haber sido ignorados

“Va a ser un honor enorme jugar en Wembley, donde nunca actuó Pelé”, concluye Neymar. “Representamos a todos los que no pudieron ganar el oro”. Apenas se habla del rival, de México, privado por lesión del ex azulgrana Giovani dos Santos. Ya les va bien a los mexicanos, ninguneados durante el torneo frente a selecciones como la española, la uruguaya, la británica o la japonesa, y ahora finalistas en un deporte de equipo, un éxito en un país con tendencia a la individualidad en los Juegos. Ocurre que a la hora de personalizar no hay nadie capaz de competir con Neymar, un delantero que, como afirma Pelé, juega con las dos piernas “y no solo con una como Maradona o Messi”.

Wembley, definitivamente, es hoy El Dorado de Brasil.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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