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El eterno dilema de Román

Riquelme, “vacío”, duda a los 34 años sobre cuál será su futuro tras una carrera siempre en el disparadero

Riquelme se lamenta durante la final de la Copa Libertadores
Riquelme se lamenta durante la final de la Copa LibertadoresALEJANDRO PAGNI (AFP)

Por una cosa u otra, la paz suele durarle poco a Juan Román Riquelme. El diez de Boca Juniors, figura indiscutible del club, anunció su marcha del equipo el pasado miércoles, hora y media después de perder la final de la Copa Libertadores contra el Corinthians de Sao Paulo, y sus enfrentamientos con la directiva del club ‘xeneize’ dominan estos días la actualidad del fútbol argentino. Se especula con que Román, ídolo para millones de aficionados, podría irse a China, Catar, México, regresar al Villarreal, volver a su primer club (Argentinos Juniors), mudarse al Club Atlético Tigre o incluso terminar quedándose en Boca. Maestro en el arte de atraer los focos y cautivar a la hinchada, Riquelme, de 34 años recién cumplidos, solo ha dicho que necesita hablarlo con su familia. Mientras, simpatizantes de Boca se autoconvocan en su estadio, La Bombonera, para realizar un ‘banderazo’ a favor de la continuidad del jugador en el club.

“Me siento vacío”, explicó Román la noche del miércoles en Sao Paulo, después de una final cuya victoria quizá habría servido para mantener el equilibrio frágil en una plantilla dividida hace años y que mantenía, además, diferencias con el entrenador, Julio César Falcioni, y el presidente, Daniel Angelici. La influencia de Riquelme en la final contra Corinthians fue nula. Horas antes del partido le había informado de su decisión a Angelici, que ayer, en medio del revuelo, afirmó que “algunos de los jugadores lo sabían, y quizá eso influyó”. 

Riquelme tiene aún dos años de contrato con Boca, lo que encarecerá cualquier fichaje en unos dos millones de dólares. Su última renovación, de nuevo resuelta tras un folletín de dimes y diretes en agosto de 2010, vino precedida de una polémica con Angelici por la rentabilidad de un jugador caro con tendencia a lesionarse. Desde el inicio de la convivencia chocó con Falcioni, en una temporada en la que todavía compartía el liderazgo del equipo con su íntimo enemigo Martín Palermo.Esta temporada, ya sin Palermo, Riquelme ha conducido al equipo a la puerta de la llamada Triple Corona. Pero a Boca se le acabó la gasolina tres semanas antes: terceros en la Liga y finalistas en la Libertadores, solo les queda el consuelo menor de conquistar la primera edición de la nueva Copa Argentina, cuya final (contra Racing Club) se celebrará el próximo 8 de agosto.

“Me siento vacío”, explicó Román la noche del miércoles en Sao Paulo

Sin embargo, el origen del conflicto no es deportivo: Riquelme estaría decepcionado con la actitud de los dirigentes, que siempre han mostrado su apoyo al entrenador. Un relato que recuerda al triste final de su por otra parte memorable etapa en el Villarreal, donde su presidente y otrora padre adoptivo en España, Fernando Roig, le apartó del equipo en 2007 por faltas de disciplina y le acusó de “haberse creído que estaba por encima del equipo”.

El cansancio y la defección de Román pueden haber cancelado finalmente el largo debate sobre si el mediapunta xeneize, máximo símbolo de la pausa rioplatense, debería integrar la selección que irá a recuperar la gloria argentina en el próximo Mundial de Brasil. Su figura es, desde hace años, foco de un apasionado debate entre la legión de admiradores que le consideran la expresión del talento creativo y el dominio de la pelota, por un lado, y los que critican su juego lento y carácter antipático, que exige el sometimiento de sus compañeros y del esquema del entrenador a su dirección de orquesta, más andante moderato que allegro.

La genialidad de Riquelme ha mantenido, a pesar de su edad, los comentarios y rumores sobre su eventual regreso al equipo nacional, tras perderse el Mundial 2010 por desavenencias con Diego Armando Maradona. “Riquelme, si está bien, se convoca solo”, solían decir sus compañeros. Pero el seleccionador actual, Alejandro Sabella, dijo hace unas semanas que “hay que ir acostumbrándose a un equipo sin enganche”, lo que prácticamente descarta las posibilidades del diez.

El miércoles, poco antes de la medianoche, Román salió del campo del estadio Pacaembú con su característico andar cansino, la mirada fija en la hierba. Varias veces había dicho que su anhelo “es retirarse con la camiseta de Boca Juniors”. Pero los conflictos personales vuelven a deslucir su trayectoria en el club de sus amores, en cuyo museo hay una estatua de 2,20 metros que lo homenajea. Tras firmar una buena temporada,Riquelme se va por tercera vez de Boca, un club con el que ha ganado 10 títulos, entre ellos 3 Copas Libertadores.

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